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Equipos Memorables: Rumania 1994

Eran tiempos en el que la afición se aprestaba a ver un mundial diferente, escenificado en una tierra ajena al fútbol y que hasta le llama distinto al amado deporte. Tiempos en los que había una mayor integración mundial tras la caída de los gobiernos comunistas de Europa del Este. Tiempos en los que la tecnología había ya acelerado en la vertiginosa carrera que nos tiene tan agitados en estos días. Tiempos de vernos y conocernos todos.

Durante el Mundial de Estados Unidos 1994 se pudo ver el auge y caída de varias leyendas deportivas, pero sobretodo, el espectáculo desempeñado por selecciones poco acostumbradas al protagonismo mundial: Nigeria, Arabia Saudita, Bulgaria o Rumania. De esta última nos ocuparemos hoy.

Difícilmente el combinado de los Cárpatos tenía un ligero reconocimiento en el fútbol, con participaciones poco relevantes en las Copas del Mundo y la última de ellas registrada en 1970 hasta arribar a la década de los 90, considerada como la década dorada para el balompié de este país europeo. Rumania había clasificado al Mundial de Italia 1990 con la base del Steaua Bucarest, recordando que este club fue el primero de Europa del Este en ser campeón de Europa en 1986, para después ser finalista en 1989. En dicha Copa del Mundo Rumania superó la Fase de Grupos y fue eliminada en Octavos de Final por Irlanda en los penales.

El elenco rumano repitió clasificación al Mundial en 1994 y fue sembrado en un grupo que lucía interesante junto al anfitrión Estados Unidos, la eficiente Suiza y la sorprendente Colombia que había ganado un sitio entre los favoritos con su espectacular campaña en eliminatorias y amistosos previos. Se configuró entonces el juego entre un conjunto sudamericano aparentemente poderoso y otro que era una aparente incógnita.

Si alguien había dado qué hablar antes de la campaña 1994 era Gheorghe Hagi, a quien le bautizaron como el “Maradona de los Cárpatos” y quien por su depurada técnica deslumbró en el mundial italiano y posteriormente llevado a jugar al Real Madrid. Hagi se erigió como capitán y líder de la generación dorada siendo un 10 clásico, elegante y preciso. Un emblema y orgullo para los rumanos que el 18 de junio de 1994 debutaban en Los Ángeles ante  Colombia, sorprendiendo con una emocionante precisión en velocidad que abrumó a su contraparte acostumbrada a jugar con mayor parsimonia. En algo más de media hora Rumania estaba 2-0 arriba en el marcador con tantos de Florin Raducioiu, veloz atacante que militaba en ese tiempo en el Milan y otro del fenomenal Hagi desde unos 30 metros.

Adolfo Valencia había descontado para los cafeteros, pero cerca del final, otro golpe asestado por Raducioiu decretó el 3-1 final con el que Rumania arrancaba con pie firme en el mundial norteamericano. Es bueno hablar del conjunto en sí. El arco era custodiado por Florin Prunea, aunque Bogdan Stelea atajó los 2 primeros juegos. La derecha la marcaba el incansable Dan Petrescu, recios zagueros como Daniel Prodan y Miodrag Belodedici, completando la línea con Gheorghe Mihali. Por izquierda se movía Dorinel Munteanu, en el mediocampo estaban un par de todo terrenos como Ioan Lupescu y Gheorghe Popescu que con sacrificio e inteligencia quitaban balones y se asociaban con el maravilloso Hagi. En la ofensiva un par muy rápido mental y físicamente: Illie Dumitrescu y Florin Raducioiu. Alternativas recurrentes eran el zurdo Tibor Selymes, el volante Constantin Galca, entre otros.

Rumania se vio inexplicablemente sorprendida por Suiza en Detroit. Tras irse al descanso igualados a un tanto, el segundo tiempo fue desastroso para los dirigidos por Anghel Iordanescu y cayeron por 4-1 en una sensacional faena de Adrian Knup, Alain Sutter y Stephane Chapuisat. Los de los Cárpatos se recuperaron ante Estados Unidos y derrotaron en Los Ángeles al local por 1-0 con gol de Dan Petrescu. Con 2 victorias Rumania ganó el Grupo A y enfrentaría en Octavos de Final a otro sudamericano poderoso como Argentina.

El 3 de julio de 1994 en Los Ángeles se escenificó uno de los partidos más espectaculares del mundial americano. La albiceleste llegaba golpeada por la sanción por doping a Maradona y la lesión de Caniggia, mas contaba con un potencial enorme. Una vez más, la precisión y velocidad de los rumanos sorprenden e Illie Dumitrescu abrió el marcador. No pasó mucho para que Gabriel Batistuta iguale de penal, pero una nueva inspiración colectiva dejó que Dumitrescu anote de nuevo y en menos de 20 minutos el 2-1 pronosticaba fuertes emociones. En el segundo tiempo otro golazo de Hagi parecía sentenciar la historia y poco pudo hacer el descuento de Abel Balbo. Con 3-2 Rumania despachaba a otro sudamericano y llegaba por primera vez a cuartos de final.

El 10 de julio enfrentó en San Francisco a Suecia. Duelo cerradísimo entre sensaciones europeasque se abría recién en el último cuarto de hora con una jugada de pizarrón finalizada por Tomas Brolin para los nórdicos. Cerca del final llegó Raducioiu al rescate para igualar y llevar a tiempos extra al juego en el que nuevamente Raducioiu anotó, más Kennet Andersson empató de vuelta y llevó el juego a los penales tras finalizar 2-2 en tiempo reglamentario. Petrescu y Belodedici fallaron sus lanzamientos, lo que no le permitió seguir avanzando pues perdieron la tanda por 6-5 . La generación maravillosa dio lo mejor de sí en Estados Unidos.

Luego empezó el ocaso, en la Euro 96 perdieron todos sus partidos, jugaron nuevamente un Mundial en Francia 1998, donde nuevamente superaron la Fase de Grupos y cayendo en Octavos de Final ante Croacia. Para ese entonces ya sus grandes figuras estaban entradas en años en el fútbol profesional y Rumania nunca más disputó una Copa del Mundo. A pesar que Rumania en el Siglo XXI sacó aisladamente algunas figuras para el fútbol mundial, nunca cohesionó un equipo tan interesante como en los años 90 y su presencia internacional a nivel de selecciones es opaca. Siempre se recordará sin embargo a Hagi y compañía.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
milan 1990

Equipos Memorables: A C Milan 1989 – 1990

Eran los tiempos en el que los la Liga Italiana era la cumbre del fútbol mundial: el Napoli de Maradona y Carnevale, la Sampdoria de Vialli y Mancini, la Roma de Völler y Giannini, la Juventus con un sorprendente Schillaci, el “Inter de los alemanes” y el “Milan de los holandeses”, entre otros.

En 1989, “i rossoneri”  completó el afamado tridente naranja con la incorporación del volante Frank Rijkaard a sus filas. Previamente, desde 1987, había llevado a Ruud Gullit y Marco Van Basten a una pléyade de estrellas italianas que marcarían una época en el fútbol europeo y mundial, a pesar que en la liga local no precisamente culminaron con el mayor de los éxitos.

MIlan netherlands

El A. C. Milan atravesó por tiempos difíciles durante los años 80 que incluyeron un descenso, pero en 1986, el magnate de las comunicaciones, Silvio Berlusconi, se hizo cargo de las golpeadas finanzas del club y le cambió notablemente la cara. Con la llegada en 1987 de Roberto Donadoni, Daniele Massaro, el portero Giovanni Galli, entre otros, sumado a la experiencia en la defensa de Franco Baresi y la juventud de Paolo Maldini, irían formando un equipo altamente competitivo al que el toque de fantasía le darían los holandeses.

El Milan fue campeón de la liga italiana en 1988 ya contando con un poderoso plantel base de las selecciones italiana y holandesa, pero ese sería solo el comienzo de una saga exitosa. La Copa de Campeones de Europa (lo que hoy conocemos como Champions League) para el equipo milanés tuvo algunos sustos y varios puntos altos en la temporada 1988 – 1989. En primera ronda eliminó al Vitosha (hoy Levski Sofía) con relativa facilidad, para en segunda fase tener una difícil llave ante el en ese entonces poderoso Estrella Roja de Belgrado. Un empate en Milán y otro en la ex Yugoslavia cuando previamente se suspendió el juego por neblina. Los penales darían el triunfo a los pupilos de Arrigo Sacchi, quien también arribó al club lombardo desde el 87.

1989 era frustrante por un lado, pues la poderosa escuadra rossonera no podía revalidar su título de liga, relegado al tercer lugar, mientras se alzaban con el scudetto sus rivales de patio: el Internazionale de Matthäus, Brehme y Klinsmann. Por otra parte, en la Copa de Campeones enfrentó en cuartos de final al Werder Bremen al que superó en una apretada llave 1-0 de local y 0-0 de visita en la que un penal de Van Basten hizo la diferencia.

Las semifinales prometían fuego cruzado. Al Milan le precedía la fama de sus astros neerlandeses que habían sido campeones continentales con su selección, pero del otro lado estaba el Real Madrid de la “quinta del buitre”. Butragueño, Míchel, Hugo Sánchez, Bernd Schuster y otros, constituían un rival intimidante, al que la escuadra lombarda le arrancó un empate 1-1 en el Santiago Bernabeu, mientras que en San Siro los chicos de Sacchi darían un brutal espectáculo, goleando 5-0 a los merengues con goles de Ancelotti, Rijkaard, Gullit, Van Basten y Donadoni.

En la final celebrada en el Camp Nou de Barcelona, el Milan se midió al Steaua de Bucarest. Para las jóvenes generaciones resultará extraño ver a un equipo rumano en dichas instancias, pero este formidable cuadro contaba con lo mejor de su país y hay que recordar que ya había sido campeón europeo en 1986. Nombres como Gheorghe Hagi, Marius Lacatus, Gavril Balint, Victor Piturca, Dan Petrescu y más, seguirían dando que hablar en años posteriores con su selección, sin embargo fueron arrollados por la avasalladora presión y precisión milanista. 4-0 el triunfo para el título de la escuadra italiana con 2 goles de Gullit y otros 2 de Van Basten.

La clásica alineación del Milan en estos tiempos era en portería con Giovanni Galli, una firme, inexpugnable y a la vez elegante muralla defensiva compuesta por Mauro Tassotti, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Paolo Maldini. Un dinámico y preciso mediocampo con Angelo Colombo, Frank Rijkaard, Carlo Ancelotti y Roberto Donadoni, para dejar en el ataque a la potencia de Ruud Gullit y a la magia de Marco Van Basten. Así se alzaron con el título europeo de 1989. También ganaría la Copa Intercontinental de dicho año en un cerradísimo duelo ante el Nacional de Medellín que se decidió en el minuto 119 con un gol de tiro libre de Alberigo Evani. También venció en la SuperCopa al FC Barcelona.

En 1990 la suerte volvió a ser esquiva en el torneo local. Mientras i rossoneri veían como el título se iba para Nápoles, armaban una nueva campaña para defender el título europeo. En las primeras fases superó fácilmente al HJK Helsinki y nuevamente dio cuenta del Real Madrid. En cuartos de final tuvo más de un problema para imponerse al Mechelen belga, en ambos juegos no hubo goles hasta el fin del tiempo reglamentario. En los suplementarios, la escuadra milanesa se impuso con tantos de Van Basten y Marco Simone.

milan 1990 fi

 Una dura semifinal se le presento a los de rojo y negro teniendo como rival al Bayern München de Olaf Thon, Jürgen Kohler, Stefan Reuter y Klaus Augenthaler. En casa fue un apretado 1-0 con gol de penal de Van Basten, mientras que en tierras alemanas el marcador fue favorable al local al término de los 90 minutos por 1-0. Nuevamente se instaló el drama de los tiempos suplementarios, en los que llegó de la banca el gol salvador para la escuadra lombarda, obra de Stefano Borgonovo, el cual haría inútil al tanto de McInally para los bávaros. Los milanistas volvían a la final europea.

El último juego de la temporada europea fue disputado en Viena ante el Benfica de los brasileños Ricardo Gomes, Aldair y Valdo. Con solitario tanto de Rijkaard previa combinación de Costacurta y Van Basten lograron una nueva corona europea, era la cuarta de su palmarés. Más tarde, en ese mismo año, lograrían la Supercopa europea al superar a la Sampdoria, mientras que en la Copa Intercontinental se impuso fácilmente 3-0 al Olimpia de Paraguay.

Durante esta prodigiosa etapa, el Milan consiguió 6 títulos internacionales. En la temporada 1990 – 1991 se cortó esta brillante racha al caer eliminado en segunda ronda ante el Olympique marsellés de Papin, Cantona y Stojkovic. De todas maneras, el aliento de esta brillante generación le alcanzó para otro título europeo en 1994, a esas alturas destacaban Christian Panucci, Demetrio Albertini, Daniele Massaro, Zvonimir Boban, Dejan Savicevic, entre otros.

La generación que vivió el último gran giro político y estético de la historia humana a finales de los 80 e inicios de los 90, sin duda se crió en el gusto por el fútbol tomando a esta fabulosa escuadra como uno de sus máximos referentes, tal vez el mayor. Quizás uno de los mejores equipos de todos los tiempos.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol