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Use Your Illusion: La Ópera Hard-Rock

Este 17 de septiembre se cumplen 25 años desde que salieron al público los discos “Use Your Illusion” de la banda norteamericana Guns N’ Roses. La apuesta por editar discos dobles fue arriesgada, sin embargo, tremendamente exitosa en lo artístico y comercial. Los Guns seguían siendo esos furiosos sujetos de las calles de Los Ángeles, pero esta vez tenían mucho más que decir en la avalancha de sensaciones que transmiten estos álbumes.

Las famosas portadas de los Illusion fueron diseñadas por el artista Mark Kostabi, quien tomó una escena del famoso cuadro de Rafael, “La Escuela de Atenas” y les superpuso colores cálidos para el Volumen 1 (qué es más rockero) y colores fríos para el Volumen 2 (que de pronto tiene temas más lentos). El incluir ese toque clásico a la imagen de GNR era sin duda novedoso para un público acostumbrado a verlos con cruces, esqueletos y demás símbolos de aparente rudeza y calle. Hacía advertir que el producto musical también era bastante más sofisticado.

school of athens

Los Illusion fueron la tercera publicación en estudio de Guns N’ Roses. Durante aquellos días, la alineación de la banda había sufrido algunas modificaciones con la salida de Steven Adler y la incorporación de Matt Sorum a la batería, también sumándose Dizzy Reed para teclados, percusión y demás requerimientos en vivo. Así mismo, el guitarrista rítimico Izzy Stradlin formó parte de la composición de las placas, pero se retiró de la banda poco después que estas se publicaron. En la gira de promoción, su reemplazante sería Gilby Clarke.

La banda encontró en Sorum un baterista con mayores variantes a la hora de llevar el ritmo de la banda que estaba buscando nuevos horizontes componiendo en piano y extendiendo algunos temas que llegaron a durar 8, 9 y 10 minutos como November Rain, Estranged y Coma. Algo poco común y difícil de trabajar comercialmente dado los saturados espacios de radio y más aún de televisión si lo que se buscaba era difusión, la cual de todas formas fue pomposa, pues a esas alturas lo que menos le faltaba a los Guns era dinero.

Guns N’ Roses buscó adentrarse a las raíces del Rock and Roll con varios temas con un notable toque country y blues como: “Dust N’ Bones”, “You Ain’t The First”, “Bad Obsession”, “Dead Horse” o “Breakdown”. También incursionó en ritmos de otras latitudes con ese solo en estilo flamenco de “Double Talkin’ Jive” o las cítaras asiáticas del inicio de “Pretty Tied Up”. Incluyó covers de leyendas como “Live and Let Die” (Paul Mc Cartney & Wings) o «Knockin’ On Heaven’s Door” (Bob Dylan). También tuvieron invitados de lujo como Alice Cooper, quien canto algunas estrofas en “The Garden”.

Como se dijo anteriormente, la promoción de estos discos fue multimillonaria y espectacular. Inició algunos meses antes del lanzamiento del álbum con la inclusión de “You Could Be Mine” en la banda sonora de la película “Terminator 2: Judgment Day”. Su videoclip incluye insertos de la mencionada película que fue un gran suceso de taquilla de los años 90 y a la vez, el tema se convertiría en uno de los clásicos de la banda, con la habitual agresividad de las guitarras de Slash y Stradlin, más el punzante bajo de Duff.

Los Illusion contienen varias de las “Power Ballads” más importantes de la banda y tal vez, de la historia del rock and roll. La trilogía “Don’t Cry”, “November Rain” y “Estranged”, son obras maestras en la que los violentos cambios de sensaciones y emociones, marcados por los tiempos, el volumen e inclusión de los instrumentos pueden llegar a desbordar a quien las escucha. November Rain y Estranged son temas ensamblados de varios segmentos, muy al estilo de las composiciones clásicas – académicas. La oportuna intervención de los solos de Slash en cada uno de los mismos aporta más con la sensación desgarradora de estas canciones que hablan de amor, desamor y sobretodo desengaño. Recordemos que Don’t Cry está basado en los tormentosos últimos días de la relación de Axl Rose con Erin Everly a quien había dedicado Sweet Child Of Mine años atrás.

Dicha trilogía fue promocionada con tres espectaculares videoclips inspirados narrativamente en el cuento “Without You” de Del James. Inicia la misma con “Don’t Cry”. Una conflictiva historia de amor y la insinuación de misticismo y tiempo circular, con vida, muerte, renacimiento y escenas de lo que puede sugerirse como “vidas pasadas”. También disimuladamente buscan a Izzy, quien tenía poco tiempo de haber abandonado la banda tras la publicación de este clip. Una “power ballad” por excelencia.

Sigue “November Rain”, con la trágica historia de una boda que termina en funeral. La producción fue escandalosamente costosa con más de un millón de dólares que incluyeron entre otras cosas fastuosas: la construcción de la capilla del matrimonio o el vestido de bodas de diseñador que usó Stephanie Seymour, quien para ese entonces (1992) era novia de Axl Rose y a su vez, afamada modelo. Todo eso matizado con una impresionante presentación en vivo que incluye músicos académicos. Himno indiscutible de los Guns.

Finalmente con “Estranged” se cierra este ciclo explicando aquella sensación que incluso en el videoclip se describe con definición de diccionario: cuando hay mutua enemistad o indiferencia donde alguna vez hubo amor, afecto o amistad… con la consecuencia obvia de la separación. Un poderoso tema de más de 9 minutos que brindan intensas emociones y a pesar de su duración, es imposible pensar que pueda aburrir.

Como se había dicho anteriormente, los Illusion parecieran tener una diferencia entre un álbum más agresivo y otro más lento, aunque los miembros de la banda aseveran que esa no era la intención. El “Illusion I” inicia con un lúgubre riff de bajo tal como Duff McKagan y su técnica con púa pueden lograrlo en “Right Next Door’s To Hell”, tema dedicado a una conflictiva vecina. Temas muy rockeros como “Back Off Bitch”, “Double Talkin’ Jive” o “Garden Of Eden” hacen sacudir la cabeza, mientras que el final del disco con “Coma” tiene una magnífica conducción hacia la angustia nuevamente dirigida por el bajo de McKagan y apoyado incluso con un desfibrilador.

En el “Illusion II”, un inicio brillante nos adentra a una experiencia “opera rock” con la espectacular “Civil War”, que con un inicio lento y acelerando progresivamente, inyecta más de 7 minutos de adrenalina progresiva. Temas como “Yesterdays” exponen las mejores épocas de la voz de Axl Rose quien con poderosas exclamaciones señala que el ayer no tiene nada para él. Otro buen y sentido tema lento es “So Fine”, mientras que Locomotive son otros 7 minutos lentos pero intensos. El disco finaliza  con la desconcertante “My World”, un pesudo rap que con gemidos y sampleos cierra los discos dejando muchas incógnitas en menos de 2 minutos.

En cuanto a logros artísticos y comerciales, ambos discos certificaron 7 discos de platino, habiéndose vendido más de medio millón tras solo 2 horas de haber salido al mercado. Claro, hay que decir que la “campaña expectativa” del disco fue enorme. “Illusion II” fue número uno, acompañado de “Illusion I” de la lista de “Billboard 200” de los Estados Unidos en las 2 primeras semanas de octubre, ambos discos llegaron a estar en el número uno de las listas de países como: Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelandia y Canadá. Su tumultuosa gira promocional, “Use Your Illusion Tour”, tomó 2 años en dar la vuelta a Norte, Sudamérica, Europa, Asia y Oceanía entre 1991 y 1993, donde remataría en Argentina. Ahí ocurrió el último show con mayoría de miembros originales de Guns N’ Roses hasta su reciente reunión en 2016.

Los Guns N’ Roses con los discos “Use Your Illusion” llegaron a ser uno de los más importantes, sino el más importante acto de rock and roll de inicios de los noventa y estaban llamados a ser leyenda. Tal vez sí lo sean, pero los conflictos alrededor del grupo acabaron pronto una formación que tendría muchos híbridos en los años posteriores y que no trascendió en la música como tal vez se esperaba con los miembros originales. La madurez en composición y ejecución que alcanzaron con estas placas regalaron piezas clásicas e inolvidables a la historia del género.

Use Your Illusion I – Geffen Records – 1991

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Right Next Door To Hell 2:58
Dust N’ Bones 4:55
Live And Let Die 2:59
Don’t Cry (Original) 4:42
Perfect Crime 2:22
You Ain’t The First 2:32
Bad Obsession 5:26
Back Off Bitch 5:01
Double Talkin’ Jive 3:19
November Rain 8:53
The Garden 5:17
Garden Of Eden 2:36
Don’t Damn Me 5:15
Bad Apples 4:25
Dead Horse 4:17
Coma 10:08

 

Use Your Illusion II – Geffen Records – 1991  

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Civil War 7:36
14 Years 4:17
Yesterdays 3:13
Knockin’ On Heaven’s Door 5:36
Get In The Ring 5:29
Shotgun Blues 3:23
Breakdown 6:58
Pretty Tied Up 4:46
Locomotive (Complicity) 8:42
So Fine 4:09
Estranged 9:20
You Could Be Mine 5:48
Don’t Cry (Alt. Lyrics) 4:42
My World 1:22

Grandes Rivalidades: Sampras – Agassi

Estilos y personalidades distintas. Parecían destinados a ser eternos opuestos mientras la vida y el mundo de los deportes los puso uno frente a otro, dominando el circuito profesional de tenis de los años 90. A fines de siglo XX, los enfrentamientos entre Pete Sampras y Andre Agassi fueron un gran golpe mediático y comercial cuyos beneficiados fueron millones de aficionados. Dentro de poco, se revivirá este nostálgico duelo en las canchas.

Se podría rastrear el origen de esta rivalidad en el tercer enfrentamiento que sostuvieron estas leyendas a nivel profesional. En el US Open de 1990 disputaron la gran final, bordeando los 20 años de edad y finalmente el título fue para Sampras, pero era el inicio de una grandiosa época para la afición. Aquellos jóvenes iban pronto a dejar atrás  a los Lendl, Edberg, Becker y demás figuras de la década anterior, para que se concentre la atención en aquel duelo netamente norteamericano.

sampras agassi 2

Andre Agassi, nacido en 1970 en Las Vegas, ya era una figura del tenis mundial para 1990, Ecuador lo recuerda como el rival de Andrés Gómez en la final del Roland Garros que finalmente consagró como campeón al “zurdo de oro” y tenía ya varios años en el circuito profesional. Sampras, un año menor que él (1971, Washington D.C.) era una figura emergente, Andrés Gómez lo sufrió al caer frente a Pete en la final del ATP de Filadelfia, también en 1990. En el año en que estas leyendas surgían, el crédito ecuatoriano de hecho ya caminaba hacia el retiro y sus posiciones en el ranking ATP fueron cuarta para Agassi y quinta para Sampras.

 En los años 1990 y 1991 se enfrentaron en las finales del ATP Tour con una victoria cada uno. En 1993 se concretaría uno de los notables encuentros entre los norteamericanos. En la final de Wimbledon, Sampras se impuso a 5 sets ganando el primero de los 7 torneos que consiguió en su carrera en el césped londinense. Hacia el final de dicho año, ya Pete era el número 1 y por ahí Agassi tuvo un mal remate (24 en ranking ATP).

Llegó la mitad de la década e indiscutiblemente Sampras era el número uno y Agassi el dos del ranking, en tanto que las comparaciones surgían. Pete tenía un demoledor saque, mientras que Andre una fenomenal contestación, Pete privilegiaba el juego de red, Agassi los golpes profundos. Estas diferencias de juego apasionaron a los especialistas, pero a nivel de medios había que dar el golpe de gracia. Estéticamente, representaban dos mundos distintos. Sampras, el clásico y conservador, guardando los lineamientos del deporte blanco. Agassi era el excéntrico del tenis: peinados modernos, colores modernos, relaciones mediáticas como su sonado matrimonio con Brooke Shields. Una dualidad que había que explotarla a como de lugar. Un ejemplo es este comercial:

1995 sería un año crucial en esta rivalidad, pues se encontraron 5 veces en las finales de distintos torneos que incluyeron: el Australian Open (triunfo de Agassi), Indian Wells (triunfo de Sampras), Miami (Agassi), Montreal (Agassi) y el US Open (Sampras). Además que ambos integraron el equipo de Estados Unidos que ganó la Copa Davis dicho año.

 Iniciando la segunda mitad de los años 90, esta rivalidad se toma un paréntesis debido al punto bajo en la carrera de Agassi que incluyó lesiones y problemas personales. En 1996, el “Kid de Las Vegas” ganó la medalla olímpica, siendo lo más rescatable de su carrera por aquellos días, mientras que Sampras ganaba casi todo Grand Slam que se le cruzaba, salvo su eterna deuda, el Roland Garros. Afortunadamente, Agassi pudo volver a la cima y en mejor forma que nunca, para volver a poner a este enfrentamiento de moda en los años 1998 – 1999.

Agassi tuvo un magnífico 1999 en el que terminó por primera vez como el mejor del mundo. Ganó Roland Garros, lo que le permitió ser uno de los pocos tenistas en hacer “Golden Grand Slam” (ganar los 4 títulos de esta clase más los Olímpicos) y el US Open, aunque perdió Wimbledon con su “clásico rival”, acotando que Sampras es el rey de este torneo junto a Federer con 7 títulos para cada uno. A final de temporada, con Agassi en la cima de su rendimiento y Sampras ya no en su mejor forma, compartieron grupo en las finales del ATP Tour junto a Nicolás Lapentti (ambos derrotaron al ecuatoriano) y en la fase de grupos, la victoria fue para Agassi, en tanto que la final se la acreditó Sampras.

En el Siglo XXI, Agassi y Sampras se enfrentaron 6 veces más con 3 victorias para cada uno. Sin embargo, fueron legendarias sus últimas disputas en los US Open de los años 2001 y 2002. En el primero, un impresionante partido a 4 sets, en los que todos los sets se definieron con tie break, el primero a favor de Agassi y los restantes a favor de Sampras. El de 2002, sería en la final, con la que Pete lograría su Grand Slam número 14, igualando a Jimmy Connors. Dicho torneo sería el último que ganaría Sampras y marcó su retiro del tenis profesional que se anunciaría el año siguiente.

Acá, el juego completo del 2001. ¡Bestial!

Oficialmente las estadísticas fueron favorables a Pete Sampras con 20 victorias sobre 14 de Agassi, siendo superior en todas las superficies excepto arcilla, en la que Andre vence 3-2.  Sampras permaneció durante 286 semanas como el mejor del mundo en el ranking ATP, mientras que Agassi lo hizo durante 101 semanas. Este 28 de mayo jugarán en Monterrey como exhibición, recordando viejos tiempos.

¿Todo Tiempo Pasado fue Mejor?

Que “todo tiempo pasado fue mejor” es una frase que hoy es una válida estrategia de marketing ante la moda de lo “retro”. Con ese bombardeo publicitario, quienes vivimos al menos la infancia en el siglo XX asentimos afirmativamente, más aún cuando gracias a las redes sociales, podemos acceder a fotografías y videos que gente memoriosa expone para hacer revivir nuestros más atesorados recuerdos que incluyen pasiones o aficiones y entre las principales, siempre está el deporte.

Entonces, te pones a comparar y decir que la televisión de antes era mejor, que las películas eran mejores, que la música era mucho mejor y obviamente lo que pasaba en el fútbol era mejor. Aunque estés lejos de tener achaques de ancianidad, te pones a repasar como mayorcito temático a los grandes cracks de los últimos años del siglo pasado y los enalteces, argumentas que ni punto de comparación con los de la actualidad, aunque una persona más joven te los ningunee. Los más listos, demostrándolo con cifras.

Por ejemplo, a mí me parece que la generación de los 90 de la Selección Colombia: Valderrama, Rincón, Asprilla y demás, es superior en fútbol a la moderna de los James Rodríguez, Jackson Martínez, Carlos Bacca, Cuadrado y demás figuras. Para hacer una comparación sencilla, basta recordar que en el 2014, Colombia alcanzó los cuartos de final de la Copa del Mundo, siendo la mejor actuación de una selección de su país. La maravillosa generación gestada por Pacho Maturana y compañía apenas rascó unos octavos de final en 1990 y tuvo decepcionantes participaciones en 1994 y 1998 (ya dirigida por Hernán Darío Gómez).

Si esto se adiciona al hecho de que ahora hay muchos colombianos triunfando en las ligas más importantes, fácilmente se puede argumentar que efectivamente el fútbol colombiano actual es superior al noventero. Pero para quienes pudimos observar a Valderrama y compañía, su mayor calidad es casi incuestionable, era un fútbol mágico y elegante, a pesar de los pobres resultados en los mundiales y discretos pasos por el fútbol europeo con excepción de Asprilla, quien triunfó en Italia e Inglaterra.

Vamos con otro país sudamericano. Hoy por hoy, se admira el buen suceso de futbolistas chilenos como Arturo Vidal y Alexis Sánchez en la alta competencia europea, pero alguien criado en los noventa va argumentar que Marcelo Salas e Iván Zamorano eran mejores. Antes que la discusión se desvíe por el lado de que “no son los mismos puestos”, hay que resaltar los méritos de la generación noventera de Chile y la actual. Empezando por los últimos, matarían la tertulia con el hecho que fueron parte de la primera conquista de la Copa América para la selección de la casaca roja. No habría lugar a más argumentos por ser un hito indiscutible.

Pero también habría que sacar en cara los logros de los arietes noventeros chilenos. Zamorano por ejemplo, fue el “Pichichi” de la temporada 1994-95 defendiendo al Real Madrid. Con la camiseta merengue hizo 137 goles y con la del Inter de Milán 101. Unos números impresionantes que resaltan si reflexionamos en el renombre de los equipos en los que los consiguió. El paso de Marcelo Salas por Europa tal vez no fue tan notable (97 goles entre la Lazio y la Juventus), pero sus 4 goles en la Copa del Mundo de 1998 lo pusieron en la órbita mundial. Tal vez así, podríamos quedar a mano.

Este tema también lo vas a vivir con generación “papás” que ya está cayendo en “abuelos”. Aquellos para los que no habrá cosa mejor que el Brasil del 70, Holanda del 74 o te van a hablar maravillas de la selección peruana de esas épocas. El caso es que normalmente, los jugadores que viste en tu infancia y adolescencia, serán los mejores a tu criterio por haberlos precisamente visto en esos tiempos de descubrimiento del mundo, el cual era más asombroso y repleto de experiencias nuevas. Además, ¿quién no suspira con los recuerdos bonitos de años pasados?

Discutir si el fútbol de antes o el actual puede ser muy entretenido, cuando se añade también factores como: la preparación física, las modificaciones al reglamento, las tácticas que aparentemente son cada vez más defensivas, el negocio y mercadeo, en fin. Cada época puede ser muy disfrutable sin necesidad de ser comparada con otra, sino fíjese usted, que esté tal vez en sus 40, 50 o más años y seguramente ha batido palmas viendo las piruetas con el balón de Lionel Messi.

Foto principal tomada de Pinterest

Un Spin-Off Totalmente Imperfecto

En pocas líneas, y serán pocas por qué no merece más, me permito hacer una breve crítica de la nueva serie estrenada por Netflix: “Fuller House”, y es que hace rato una serie que creaba tanta expectativa no nos lanzaba al abismo del sinsentido, pues pocos serán los valientes que logren terminar la primera y la que debería ser, última temporada.

Para una generación, incluso dos, a quienes el acceso a la televisión por cable nos era más bien limitado, en la que nos veíamos obligados a jugar en el patio y no “ensotarnos” frente al televisor, “Full House” era parte importante de nuestra vida, pues, no había mucho más de donde escoger (eran los Tanners, Will Smith cantando rap, los Súper Campeones y la novela de la abuelita). Las locuras del Tío Jesse, el orden de Danny Tanner, la irresponsabilidad de Joey, la sensualidad apta para todo público de Becky, y la ternura de todo el elenco infantil, brillando todas las niñas cada una en su momento, nos llevan a un feliz lugar, a un pasado que sin duda fue mejor. Es por esta razón que un spin-off (proyecto televisivo nacido de un proyecto anterior) de esta serie, nos llenó de esperanzas y esperábamos volver a vivir las risas que en nuestra inocencia, teníamos de niños.

¡Qué decepción! El primer episodio de esta nueva temporada te lleva a un lugar donde no puedes reconocer nada: Encuentras a los adultos bastante acabados (incluso cuando Jesse dice que se ve bien y aún tiene cabello ves que debe tener más de 50 años y eso te hace sentir anciano a ti), simplemente no puedes terminar de conjugar que aquellas niñas ahora son madres, y que la vida siguió para todos, incluso para los actores de televisión, quienes, valga recalcar, parece que nunca hubiesen sabido actuar, y te das cuenta de lo fingido que resulta ese cariño empalagoso y todos esos abrazos, abrazos todo el tiempo.

Y es que una serie en la que una niña de 8 años es capaz de meter el auto nuevo de su tío en la cocina, para solucionarlo todo mediante un abrazo y un “lo siento” con cara de cordero degollado, con el pasar de los años, no debe seguir con el mismo argumento; menos aún, cuando esa misma niña ahora es una DJ famosa (por cierto, posiblemente el mejor chiste de esta nueva temporada es la discusión por el nombre “DJ Tanner” entre Donna Joe y Stephanie), y explota en cada capítulo su sexualidad a un nivel que te lleva a pensar que estás viendo una película española independiente y no un sitcom infantil, una sexualidad que raya en lo vulgar y que sin necesidad de hacer uso de obscenidades te hace pensar mal varias veces por episodio, no apto para niños.

Los “adultos” desaparecen tras el primer capítulo, y la serie se enfoca exclusivamente en las desdichas de las nuevas adultas; DJ, Stephanie y Kimmy Gibbler (!), quien finalmente llega a ser LA protagonista de esta serie, contra todo pronóstico (muy similar a cuando a Ashton Kutcher le queda gigante el papel de Charlie Harper y es el idiota Alan quien termina moviendo la serie en “Two and a Half Men”: DESASTRE). Gibbler es quizás, la única que no ha cambiado su esencia y eso no es necesariamente bueno, y te recuerda a toda luz un capítulo de “Sixteen and Pregnant”, pues termina casándose con un latino que la engaña cada vez que puede, y es más, la sigue engañando aun cuando Gibbler es una diosa sexual (?): no me queda más que pensar que toda esa locura reprimida se manifiesta en la cama, y ahora madre de una niña que no conoce límites y que seguramente, va a seguir los pasos de su madre con el hijo de DJ, que tampoco es una perita en dulce.

Y eso nos lleva a la actuación de los niños: Jackson, el hijo mayor en un papel para nada destacable, sin embargo no desentona con el dulce empalagoso que se desprende de toda la serie; Max es de largo lo mejor de la serie, pues nos recuerda ese personaje infantil que fue ocupado en un principio por Stephanie y luego por Michelle (recordemos nada más que las gemelas Olsen no participan, acertadamente, de esta comparsa), y aunque a ratos sobreactúa un poco se le perdona por el mismo hecho que se perdonó toda la serie pasada, y es que es el único que trata de tener un personaje limpio. Ni siquiera nombraremos al niño hijo menor, no ha tenido ninguna trascendencia en los capítulos que he podido ver.

DJ Fuller (ya no Tanner) es quizás la más perjudicada en todo este embrollo, pues no logra asentar su papel como madre soltera cuyo esposo acaba de morir, y que se encuentra a cargo de una casa con tres niños propios, su hermana menor que puede tocar en Coachella llegando de improviso (¿DJ Tanner debe ser más grande que Tiesto, no?), una amiga que tampoco acabó de crecer nunca e intenta ser la mejor amiga de su hija adolescente, y por último, de un infaltable nuevo cachorro llamado “Cosmo”.

Esa es una pequeña reseña-crítica de “Fuller House”, una serie que falla estrepitosamente en continuar una historia que debió quedarse quieta hace 15 años. Lastimosamente, la vida sigue, los amigos crecen, se casan y tienen hijos, la gente muere, pero no todo se soluciona con un abrazo.

Grandes Rivalidades: Prost vs Senna

La Fórmula 1, máxima categoría del automovilismo, llegó a su apogeo comercial en los años 80, cuando varios de los pilotos hoy considerados leyendas, se disputaban con furia cada centímetro, los circuitos programados para aquellas temporadas. En primera línea Mansell, Piquet, otros algo menos protagonistas como Patrese, Berger, Nannini, Boutsen, pero poco a poco se iba erigiendo un duelo de titanes que marcaría el fin de dicha década y comienzos de los 90. La lucha por la supremacía entre Alain Prost y Ayrton Senna.

Era el año de 1984. Prost ya tenía algunos años en la categoría y era la flamante contratación de la poderosa McLaren, como estrella emergente. Mientras tanto, Senna debutaba en Fórmula uno a bordo de la en ese entonces modesta Toleman. El año fue muy distinto para ambos, mientras Alain el francés perdió por medio punto el título ante el veterano Niki Lauda del que era coequipero, la temporada de Ayrton el brasileño tuvo poco para recordar, salvo la carrera de Mónaco. Bajo una fuerte lluvia pasó por un lado lo esperado: el profesor Prost conservó la pole position y se llevó el triunfo, pero el joven Senna desde el décimo tercer puesto y con las condiciones desfavorables descritas, llegó al segundo puesto. Se podría decir que ahí inició todo.

Los años 85 y 86 fueron de Prost, consiguiendo un bicampeonato para su palmarés y para el prestigio de McLaren, mientras que Senna en 1985 había sido contratado por Lotus y sus siguientes temporadas con la escudería inglesa fueron muy interesantes, siendo el único piloto que “hacía calor” a las dominantes McLaren y Williams. A continuación llegan los cambios: en 1987, Williams se apodera de la competición con Nelson Piquet ganando la temporada, seguido de su compañero de equipo Nigel Mansell. Senna finalizó tercero con su “modesto” Lotus, mientras los McLaren no tienen una temporada brillante, con Prost y el sueco Johansson por debajo de las expectativas. Para el siguiente año habría aún mayor renovación.

Los-cuatro-fantásticos

Senna, Prost, Mansell y Piquet. Qué foto hermosa, ¿diga?

En 1988, McLaren hace fuertes apuestas para monopolizar la categoría proveyéndose de los motores Honda que tuvieron tan buenos resultados en la temporada pasada en Williams y Lotus, pero sobretodo, contratando a la estrella emergente del automovilismo: Ayrton Senna. Junto con el bicampeón Prost, arrasaron con la temporada ganando 15 de los 16 Grandes Premios disputados, para hacerse con el título de constructores, prácticamente triplicando a quien quedó segundo (Ferrari) con 199 a 65.

La temporada de 1988 finalizó con el primer título de campeón mundial de Ayrton, quien lo consiguió por el sistema de “11 mejores resultados” y por sus ocho victorias (récord en ese momento), superaba a su compañero Prost, aunque este realmente cosechó más puntos. Hacia fin de año, Prost, quien había sido de la idea de llevar a Senna a McLaren, comenzó a sospechar que la casa Honda daba trato preferencial al brasileño, lo cual fue confirmado. Para el siguiente año, la relación se enfriaría dramáticamente.

FILE - In this Oct. 22, 1989 file photo, French McLaren-Honda driver Alain Prost is chased by Brazilian teammate Ayrton Senna during the Japanese Formula One Grand Prix at Suzuka Circuit in Suzuka, central Japan. Japanese car manufacturer Honda is returning to Formula One in 2015 as an engine supplier to the automaker's former partner McLaren of Britain, Honda President Takanobu Ito announced the decision at a press conference in Tokyo on Thursday, May 16, 2013. (AP Photo/Tsugufumi Matsumoto, File)

FILE – In this Oct. 22, 1989 file photo, French McLaren-Honda driver Alain Prost is chased by Brazilian teammate Ayrton Senna during the Japanese Formula One Grand Prix at Suzuka Circuit in Suzuka, central Japan. Japanese car manufacturer Honda is returning to Formula One in 2015 as an engine supplier to the automaker’s former partner McLaren of Britain, Honda President Takanobu Ito announced the decision at a press conference in Tokyo on Thursday, May 16, 2013. (AP Photo/Tsugufumi Matsumoto, File)

En 1989 hubo algo que no varió: el monopolio de McLaren con triunfos en la mayoría de carreras. En 3 en las que vencieron los Ferrari de Mansell y Berger y también tuvieron su oportunidad Boutsen y Nannini. En cambio, había una relación rota, los compañeros de equipo, Alain Prost y Ayrton Senna se habían vuelto agrios rivales y sus comunicaciones en dicha temporada fueron gélidas.

 Entre 1988 y 1989 se marcó una tendencia con Ayrton y fue la de arrasar con las pole position, lo que años más tarde le permitió ostentar el récord de las mismas. Sin embargo, en la temporada 1989 Senna tuvo varios extremos: ganó varias carreras, pero también tuvo muchos abandonos. Prost lo acusó reiteradamente de “conducir peligrosamente”, mientras cosechaba puntos meticulosamente, fiel a su estilo. En la penúltima carrera, en Suzuka – Japón, la batalla por el título fue ardua: Senna con la pole, Prost sobrepasándolo y ambos en inclemente lucha por el primer lugar. Faltando 7 vueltas, esta lucha determinó que los autos de ambos se enganchen, produciendo el abandono de Prost. Senna volvió a competencia y ganó la carrera, pero fue descalificado al haber evadido la chicane luego del incidente con Prost. Con dicha descalificación, quedó vía libre para que el francés obtenga su tercer título en la categoría, mientras Senna hablaba de conspiración de FIA. Este fue el último año en que ambos colosos del volante corrieron para la misma escudería.

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En 1990 Ferrari fichó a Prost quien junto con Nigel Mansell prometían formar un gran equipo, mientras que McLaren llevó al austríaco Gerhard Berger siendo un gran escudero y además, el McLaren Honda seguía siendo superior al Ferrari. A esa lucha de marcas se unió Williams que comenzó a usar motores Renault, dando protagonismo a sus pilotos, Patrese y Boutsen. La lucha por el título volvió a centrarse en Senna y Prost. Ayrton había logrado 6 victorias, mientras que Alain 5, antes de llegar a la competencia del Gran Premio de Japón que para ese entonces, se había vuelto escenario de la polémica. Debido a la orientación del circuito, Senna se quejaba del sitio de salida, pues la pole position en realidad tenía desventaja. El arranque fue furioso y solo un par de metros después, los autos de Senna (que estaba en la pole) y Prost (arrancaba segundo) se engancharon, quedando ambos fuera de competencia. Con ello, el título se decidió a favor del brasileño, siendo por segunda vez, campeón del mundo.

1991 coronó de nuevo a Senna como campeón del mundo, igualando a Prost en aquel momento en títulos y sumándose a otras leyendas del automovilismo en proclamarse “tricampeón”, como Jack Brabham, Jackie Stewart, Niki Lauda y Nelson Piquet. En esta temporada, el gran rival de Senna ya no fue Prost, sino Mansell, quien a bordo de un Williams muy adelantado tecnológicamente, le dio buena pelea al piloto paulista hasta que una vez más, el título se decidió en Suzuka en el cual, con gran trabajo de equipo junto a su compañero Berger, Senna pudo asegurar lo que a la postre sería el último título de su carrera.

Prost había sido despedido de Ferrari y el avance tecnológico de Williams había sido monstruoso, con lo que en 1992, Mansell ganó paseándose, estableciendo un nuevo récord de victorias (nueve) mientras Senna tuvo una temporada relativamente opaca. Mansell se retiró de la categoría, mientras que en 1993, Williams auspició el retorno de Prost quien también se coronó campeón con autoridad faltando dos Grandes Premios por correr. Ayrton Senna en su McLaren con motor Ford se ubicó segundo tras ganar los últimos circuitos de Japón y Australia, que serían los últimos triunfos de su vida. Prost anunció su retiro definitivo en esta temporada y vale la pena decir que su relación personal con Senna volvió a ser buena. El francés alcanzó los 4 títulos mundiales, cosa que pudo ser igualada y superada en el siglo XXI.

Williams apuntaba a seguir arrasando con los títulos y tras el retiro de Prost, contrató a Ayrton, aunque para 1994 la FIA había prohibido varias ayudas tecnológicas que hacían que el auto Williams sea “más terrícola”. Lastimosamente, Senna perdió la vida ese año en el circuito de San Marino, mientras que en ese año comenzó a erigirse otra leyenda: Michael Schumacher. La rivalidad entre Prost y Senna acabó de forma trágica, pero llena de honores. En uno de los gestos más inigualables del mundo del deporte, Alain Prost, el gran rival de Ayrton Senna fue uno de los encargados de llevar su féretro hasta su destino final, acaso una de las formas más sublimes de irse de este mundo: llevado por tu gran adversario de forma respetuosa.

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Ronaldo Nazario como héroe noventero

En el último mundial que hicimos a punta de encuestas en nuestra cuenta de Twitter, @_FyA_, hablamos sobre las grandes figuras mundiales del balompié noventero. El gran ganador fue Ronaldo Luiz Nazário de Lima, conocido como “el fenómeno”, “el gordo” o “Ronie”. Un futbolista que aparte de sus credenciales y logros que lo ponen en un altísimo lugar en la historia del fútbol, debe ser uno de los más queridos. Muy difícil encontrar alguien que cuestione su carrera.

Debutó como profesional en el Cruzeiro y cuando aún no cumplía los 18 años, se lo llevaron para Europa a jugar en el PSV Eindhoven. En los tiempos en los que no teníamos la oferta de juegos por televisión que ahora, poco podíamos saber de este “niño genio”, que algo suponíamos, debía tener, cuando se lo observaba en la banca de suplentes de la selección brasileña campeona del mundo de 1994. Claro, a esas alturas sacarle el puesto a Romario o Bebeto era prácticamente imposible.

 Cuando su traspaso al F.C. Barcelona por alrededor de 20 millones de dólares fue un verdadero escándalo, nos hacíamos a la idea que veríamos a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y una muestra de ello, lo dio en los juegos Olímpicos de Atlanta. Su potencia para acarrear el balón y su poder de definición excepcional fueron evidentes a pesar que el Equipo Olímpico de Brasil fue eliminado por Nigeria. Como en los noventa todavía daba fútbol europeo “de a gratis”, pudimos ver como en el “Barça” hacía cosas como estas

 El bueno de Ronaldo duró apenas una temporada en el club catalán y se concretó su traspaso al Inter de Milán en otra cifra récord (27.5 millones de dólares) para hacer una genial dupla con Iván Zamorano. Durante los años 1996 y 1997 ganó el premio al jugador del año de la FIFA (premio cuyo lugar fue tomado por el Ballon D’Or). Con 34 goles en España y 25 en Italia, era el jugador que generaba la mayor expectativa al aproximarse el Mundial de Francia 1998 al cual la selección brasileña arribaba como favorita.

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Sin embargo, el Mundial de Ronaldo no fue el esperado: un gol ante Marruecos, 2 ante Chile y quizás el más decisivo que fue en la semifinales contra Holanda, pero fue conocida su crisis de salud previa a la final contra los anfitriones franceses, que motivó a que su rendimiento fuera sumamente opaco en dicho juego. Se iba la primera gran oportunidad de la consagración del “fenómeno”, aunque con menos de 22 años, todavía tenía mucha carrera por delante.

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Ronaldo pudo consagrarse campeón de América con su selección en Bolivia 1997 y Paraguay 1999 anotando 5 goles en cada una de las ediciones del torneo continental. En el torneo boliviano formó una temible y entrañable dupla junto al gran Romario, quien no fue tomado en cuenta para el mundial. En 1999 en cambio, hizo un espectacular tándem con Rivaldo y los acompañó un emergente Ronaldinho Gaúcho.

La década de los 90 cerró muy mal para Ronie, una terrible lesión en la rodilla lo alejó de las canchas por más de 6 meses y cuando regresó, recrudeció su lesión, lo que puso en peligro su carrera incluso. Su glorioso retorno y reivindicación total la tuvo en el Mundial de Japón y Corea en el 2002 cuando obtuvo el título mundial con una selección brasileña que no contaba con una condición de favorita y además, se consagró goleador del torneo con 8 tantos.

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Ronaldo después pudo batir el récord de goles en mundiales de fútbol con 15, el cual fue tristemente superado para nosotros, los “ronaldistas”, por Miroslav Klose en el mundial pasado. Ha sido considerado “jugador del año” en 3 ocasiones y su carrera en los años 2000 se debatió entre el Real Madrid de los galácticos, el A.C. Milán y el Corinthians donde culimnó su carrera. Coleccionó novias que llamaban la atención por su belleza y siempre dio que hablar con su vida privada, pero de lo que queríamos hablar era de su ascenso al olimpo de los dioses del fútbol, el que se produjo en los noventa y por el que fue el más votado en nuestras encuestas.

Friends vs HIMYM: ¿Cuál Gana?

Dos series ambientadas en New York, que relatan la vida de jóvenes adultos y su estrecha relación con sus mejores amigos en lo que podría considerarse como una vida “ideal”. Más allá que dicho estilo de vida se plantea en un escenario tanto o más fantasioso que el de Batman o Ironman, ambas series, de extensa duración (casi una década), son de las más icónicas de los últimos 20 años, ambas tienen casi la misma fanaticada, la cual se pregunta qué serie fue mejor o al menos, más trascendental.

A priori podríamos decir que Friends, simplemente por tema de antigüedad. Esta serie comenzó a ser rodada y emitida en 1994 y atravesó tremendos hitos generacionales como el cambio de milenio o la caída de las Torres Gemelas (que nunca fue directamente abordado de todas formas). How I Met Your Mother comenzó a emitirse un año después del último capítulo de Friends, en 2005, con en teoría un argumento ya antes visto: mejores amigos jugando a ser personas grandes en la ciudad de New York.

Si vamos por calidad de actores, nuevamente la serie noventera es la que tiene ventaja. El elenco de “Friends” es sólido y magnífico con actores que ganaron mucho reconocimiento con la serie, aparte de un montón de dinero. Jennifer Aniston por ejemplo, ganó Emmy y Golden Globe gracias a su papel de “Rachel”. Se podría decir que todos los personajes de la entrañable “Friends” son clásicos para la T.V.: Rachel, Ross, Phoebe, Joey, Monica, Chandler tienen características inconfundibles con las que cualquier televidente pudo reconocerlos e identificarse, yo por ejemplo, me considero un Chandler. Ese rasgo tal vez no es identificable en “How I Met Your Mother” salvo quizás, el personaje “Barney Stinson” de Neil Patrick Harris y un poco, el protagónico “Ted Mosby”.

Ahora, si vamos por el lado del guión y calidad narrativa, “How I Met Your Mother” le hace un paseo a “Friends” y personalmente, hace que la serie termine considerándola entre mis favoritas de todos los tiempos, bastante más que la entrañable “Friends”. “HIMYM” fue diseñada para que a todos nos intrigue su final y que a medida que pasen sus capítulos, cada televidente vaya angustiándose y cavilando con las posibilidades de quién podría ser la madre de los hijos de Ted. Además, los recursos narrativos usados en la serie son magníficos: yuxtaposiciones, flash backs, flash forwards, etc. Narrar una teleserie cómica al más puro estilo de “Run Lola Run” o “Memento” fue atrevido y el resultado genial. En cuanto a cómo contar una simple “sitcom”, «How I Met Your Mother” marcó un hito y una revolución.

La discusión entre ambas series es muy común en que se centre en este punto específico: cómo acabaron ambas series. Por un lado, está «Friends» con el final complaciente y que todos esperaban: que Ross y Rachel se queden juntos y felices por siempre, con el detalle no menor que Rachel renuncia a la vida que siempre soñó: trabajo en París relacionado a la moda. Por otro lado “How I Met Your Mother” tuvo un final impactante: el televidente navegó por 8 temporadas para conocer a una madre a la que recién le empezaba a tomar cariño y resulta que la larga historia que Ted cuenta a sus hijos se motiva en que en ese futuro hipotético en el que la está repasando, la madre ha fallecido. Aunque finalmente es complaciente porque Ted sale a buscar al “verdadero amor de su vida”, que siempre fue la bella Robin Scherbatsky. Personalmente, prefiero el final de HIMYM y el que Ted haya intentado de nuevo con Robin, estuvo demás.

Es así como se ha expuesto los puntos en los que la una serie neoyorkina se impone a la otra y le queda a quien los lea, el afirmarlos o contradecirlos. Como señalé en el primer párrafo, el principal defecto que encuentro es esa vida en la que el grupo de panas vive un junto a otro, son como una familia unida y tienen estilos de vida demasiado cómodos que distan mucho de la plusvalía que tienen las viviendas de la gran manzana y de la disponibilidad de tiempo de cualquier grupo de amigos a medida que se hacen adultos. Bueno, tampoco, es para ponerse amargado o paladín de la realidad socio económica. No deja de ser ficción nada de esto y para lo que está es simplemente para divertir.

La era “romántica” de Internet

El fenómeno del Internet y su influencia en la sociedad que vivimos es bastante paradójico. Por un lado, su presencia es sumamente reciente en relación a toda la historia de la humanidad, sin embargo hoy es prácticamente el aire que respiramos, aunque los estudios indiquen que la gran parte de la población planetaria no está conectada y demás teorías que da pereza exponer en este instante. La verdad es que la diferencia es enorme entre quienes están conectados y quienes no, pasando a ser el segundo grupo, los marginados.

Internet y su función comercial y social como la conocemos debe tener algo más de 20 años y debe ser un eje fundamental de la vida de todos quienes estén leyendo este artículo, sin embargo, existimos de esos “pioneros” (?) de la “era romántica” del Internet. ¿A qué defino yo arbitrariamente como “era romántica del Internet”? Pues a los tiempos de la exasperantemente lenta conexión con módem telefónico. Disfrutemos un momento, de esa sinfonía de chillidos y pitidos cuasi orgásmicos para el internauta nerd de aquellos días.

Acá en Ecuador, recuerdo que los primeros conectados a Internet, nobles y reyes desde luego, lo fueron por los años 1995 y 1996. Al pueblo le tocaba un poco más difícil y fue así como en los años 1998 y 1999, jovencitos de clase media a subterránea descubrieron la manera clandestina de proveer de Internet a sus casas, conectando el módem de la gigantesca PC familiar a la normalmente única línea telefónica de la casa, para el resto de la magia, hacía falta entrar en el mercado negro de las contraseñas que se requería para iniciar sesión en Internet con esta tecnología. El intercambio de productos y favores todo lo podía. Para los menores de 20 años, todo esto que se cuenta debe haber pasado en los tiempos de Cristóbal Colón.

Esta conexión clandestina a Internet abrió un enorme mundo de posibilidades a los adolescentes noventeros dependiendo mucho de sus intereses, el primero de ellos, lógicamente desnudos y pornografía. Pero más allá de la avidez por el cuerpo, cada uno buscaba lo suyo: música, videojuegos y deportes eran la predilección. Pocos utilizaban este recurso para cuestiones académicas, como ahora que es de uso extendido.

Internet fue un maravilloso paso para la recopilación de música. Gracias a la magia del Internet, empezó a quedar atrás la romería de ir con un cassette en mano, de casa en casa de los panas, grabando una o dos canciones de un CD que él tenga y que tú no o no te daba la gana de comprar o era muy caro (ya para 1999 valían como 150 mil sucres ¡y vaya que era plata!) Entonces la posibilidad de descargar alguna canción se hizo realidad. Primero, era una tediosa tarea buscando de sitio en sitio web, la dichosa canción, lo cual era especialmente difícil si se trataba de clásicos por ejemplo, más una vez arribado Napster a nuestras vidas, todo fue maravilloso.

Con ese concepto de computadoras en todo el mundo conectadas haciendo un servidor gigantesco, Napster permitía encontrar LO QUE SEA en cuanto a música. Con ello, la creciente demanda musical de esa generación crecida con el MTV gratis se veía satisfecha. Ahora, con la modesta conexión de módem telefónico de 33.6 kbps de promedio, había que armarse de paciencia, pues la descarga de una sola canción tardaba aproximadamente media hora. Después, con la venida de la banda ancha, supimos lo que era descargarse álbumes enteros en ese mismo lapso de tiempo.

Hablando del entrañable módem telefónico, quien no debe tenerle mucha gratitud al mismo, son todos aquellos padres de familia de adolescentes noventeros, hoy venerables abuelitos en su gran parte. Pagar esas escandalosas cuentas telefónicas debe haber sido tremenda tortura. Recordemos que al permanecer conectado por teléfono a Internet en esa era, aparte del precio del servicio (que uno de cada 10 pagaba por la floreciente piratería descrita párrafos atrás), el precio de una llamada local. Por lo bajo, se permanecía conectado 2 horas al día y eso equivalía a “visita telefónica”. Sin internet, una familia no pagaba más allá de 100 mil sucres por servicio de telefonía, cuando a alguno de sus vástagos se le ocurría “conectar a la familia”, esas cuentas podían fácilmente llegar al medio millón de sucres. Devastador para aquellas economías en crisis, de cuentas congeladas y bancos quebrados.

En cuanto a interacción social, esta era la otra gastadera de tiempo. Una de las principales formas de interactuar era el recordado “latinchat” (no puedo creer que aún exista), donde en una plataforma de novedosísimo java, uno podía conversar con gente al menos de todo el continente, sobre determinados temas o simplemente por conversar. Como ni soñábamos en teléfonos inteligentes hace “escasos” 17 o 18 años, una señal de triunfo era sacarle el “ICQ” a la persona con quien chateaste. Tampoco puedo creer que aún exista esa brujería y de mi número si me acuerdo: 39585736. Básicamente, bajo este método la comunicación era vía texto y muy escasamente con escuetos mensajes de voz.

Un poco más tarde se popularizó el mIRC, que tenía la dinámica del latinchat, con canales de temáticas específicas, mas se necesitaba descargar un software para entrar al mismo. Para el año 2000 y ya dolarizados, estaba popularizado el dichoso servidor y los quiteños más enfermitos con el ciberespacio tenían su canal #quito para contactarse. Yo personalmente recuerdo que los capos eran “Rocky Balboa” y “Aeromoza”… capaz esos manes sean ahora tuiteros influyentes. Yo, las pocas veces que entré a ese canal lo hacía como “Macphisto”, de ahí más me interesaban los de música y deportes.

Los inicios de Internet traían consigo formas hoy primitivas de hacer grupos con los foros de discusión o las listas de correo, estas últimas, auspiciadas por el desaparecido Geocities y actual Yahoo. Servidores de correo favoritos: Hotmail, Latinmail, Yahoo. Todas y todos deben tener su dirección vergonzante, rezagos de esos tiempos del tipo: rubiasexy@hotmail.com o tumarido@yahoo.com y la vida profesional nos obligó a enseriarnos. Recién golpe de 2000 Google pateó el tablero de los buscadores, antes era Yahoo, Altavista, Lycos y demás opciones las que se usaban para buscar porno el contenido requerido.

Si tienes más vivencias de la “era romántica del Internet”, no dudes en comentar. Siempre es bueno no hablar nomás de fútbol, para eso mismo creamos este espacio.

Equipos Memorables: Chicago Bulls 90s

La última década del Siglo XX nos traía en cuanto a tecnología de la información un adelanto a la locura de nuestros días y con dicha facilidad, la posibilidad de globalizar cualquier producto o espectáculo y uno de esos fue la liga profesional de baloncesto estadounidense, más bien dicho, la NBA (National Basketball Asociation), la cual se pudo apoyar en sobretodo un equipo espectacular del cual, todo niño noventero fue “hincha”: Los Bulls de Chicago.

El 12 de junio de 1991 se marcaba el fin de una era y el inicio de otra. En el antiguo Forum de Inglewood y tras una sensacional racha de puntos de John Paxson, los Bulls derrotaban 108 – 101 a los Lakers de Los Ángeles. El cuadro de Chicago ganó la final de la temporada por 4 juegos a 1, marcando el ocaso del equipo angelino que no vería una final en mucho tiempo y empezando una notable hegemonía en la década de los 90.

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En 1991 y por primera vez en la historia de la franquicia, los Bulls finalizaron en primer lugar en la Conferencia del Este, con un notable 61 victorias y 21 derrotas que solo fue superado en dicha temporada por los Blazers de Portland (63 – 19). Pero el paso del equipo de Chicago en los Playoffs sería señorial: 3-0 sobre los Knicks, 4-1 sobre los Sixers y 4-0 sobre los Pistons de Isaiah Thomas, cobrando una dulce venganza del año pasado, cuando los muchachos de Detroit los dejaron sin final nacional tras una dramática serie.

Los Chicago Bulls tenían un cuadrazo, liderado por dicho por muchos, el mejor basquetbolista de la historia: Michael Jordan, quien tenía a su vez un extraordinario escudero como Scottie Pippen, un espectacular triplista que era John Paxson y los tremendos jugadores: Horace Grant, B. J. Armstrong, Bill Cartwright, Cliff Levingston, entre otros que escalofriantemente se coronaron campeones de la temporada 1990 – 1991 perdiendo apenas 2 partidos en los playoffs. Este gran grupo era dirigido a la vez, por un maestro multi ganador de títulos y toda una leyenda de la estrategia basquetera: Phil Jackson.

En la final de 1991 habían iniciado la gran final con tropezón en el Chicago Stadium, cayendo por un apretado 93 – 91 frente a los Lakers de Magic Johnson, Worthy y Sam Perkins, pero fue el único triunfo que se le permitió al equipo de Los Ángeles, todo lo demás fue victoria de los Bulls que casi siempre contaron como su mayor encestador a Michael Jordan, a su vez, “su majestad del aire” se proclamó como el mejor jugador de dicha serie final, iniciando su indiscutible reinado de los años 90.

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Para 1992 y tras la caída de los Lakers, los Trailblazers de Portland comandados por Clyde Drexler se erigían como los nuevos rivales del superlativo cuadro de Chicago. Los Bulls en dicha temporada regular alcanzaron un escalofriante 67 – 15 para ser el mejor equipo y ganador una vez más de la conferencia del Este. En los playoffs batieron fácilmente 3-0 a Miami, pero en semifinales tendrían una durísima serie con los Knicks de Patrick Ewing, serie que se convertiría en un clásico dichos años, al final 4-3 para Chicago y en la final de conferencia, 4-2 frente a los Cavaliers de Mark Price.

La gran final, como se preveía, fue contra los Blazers y en un momento llegó a estar bastante complicada e igualada 2-2, sin embargo en el quinto juego de la serie se marcó la diferencia con una monstruosa actuación de Jordan que anotó 46 puntos. En el juego final, tuvieron un último cuarto de película con 33 puntos y finalmente se impusieron 97 – 93, para conseguir su segundo anillo consecutivo. De nuevo con Jordan como el más valioso de la serie, con Pippen como líder de asistencias y Grant generalmente el mejor reboteador.

Chicago Bulls Michael Jordan and Phoenix Suns Charles Barkley during the 1993 NBA Finals in Chicago. Photo by Rob Schumacher/The Arizona Republic

Chicago Bulls Michael Jordan and Phoenix Suns Charles Barkley during the 1993 NBA Finals in Chicago. Photo by Rob Schumacher/The Arizona Republic

Para la temporada 1992 – 1993, sus rivales habían crecido notoriamente. Es así como los Knicks de Nueva York le arrebataron a los Bulls el primer lugar de la Conferencia del Este y los llevaría a enfrentarse en la final de Conferencia, pero antes, a Chicago le tocó enfrentarse a los Hawks de Atlanta y a los Cleveland Cavaliers, blanqueándolos 3-0 y 4-0 respectivamente y así llegar al enfrentamiento con New York. Los 2 primeros juegos celebrados en al Madison Square Garden fueron favorables a los Knicks y los perfilaba a acabar con el reinado de Jordan y compañía, pero los Bulls lograron recuperarse y ganar todos sus juegos de local, además de una más en la famosa cancha de los Knicks, quedando una vez más como campeones de la Conferencia del Este por 4 juegos a 2.

Sin embargo, los grandes rivales de dicha temporada eran los Suns de Phoenix, liderados por su reciente incorporación, el carismático Charles Barkley. Los Suns tuvieron la mejor marca de la temporada con 62 – 20, pero habían tenido duras batallas contra Houston y Seattle para acceder a unas finales en las que Chicago tal vez estaba más fresco y de hecho, los Bulls ganaron los 2 primeros juegos de las finales como visitante, iniciando con autoridad la serie, Phoenix reaccionó y ganó en Chicago, pero en el cuarto partido, un nuevo juego inolvidable para Jordan con 55 puntos, le dejaron a los Bulls al borde del tricampeonato que se daría en el sexto juego en Arizona de forma dramática, pues los Suns estuvieron al frente en casi todo el juego, pero en los últimos segundo, un triple de Paxson hizo que el juego terminara 99 – 98. Los Bulls eran los reyes de la década.

Sin embargo, un significativo quiebre se da a esta historia cuando en octubre de 1993, Jordan anunció su retiro del básquet profesional, aduciendo haber perdido interés en el juego. Se sabía que esta desilusión estaba fuertemente influenciada en la tragedia que significó el asesinato de su padre en el verano de dicho año y debido a su cercanía, aquel fue un golpe devastador.

Las temporadas 1994 y 1995 tuvieron tristes finales con eliminaciones en semifinales de conferencia a manos de los Knicks y el Orlando Magic de Shaquille O’Neal. Para mediados de la temporada 1995, Jordan anunció su celebrado retorno, pero aún no con la forma de antes y usando la camiseta 45 en lugar de su célebre 23. La ayuda de Jordan no fue suficiente y aquellos años fueron gobernados por el “Rey Africano” Hakeem Olajuwon y sus Houston Rockets.

CHICAGO - JUNE 7: Michael Jordan #23 of the Chicago Bulls exchanges words with Gary Payton #20 of the Seattle SuperSonics during Game Two of the 1996 NBA Finals at the United Center on June 7, 1996 in Chicago, Illinois. The Bulls won 92-88. NOTE TO USER: User expressly acknowledges that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License agreement. Mandatory Copyright Notice: Copyright 1996 NBAE (Photo by Andrew Bernstein/NBAE via Getty Images)

CHICAGO – JUNE 7: Michael Jordan #23 of the Chicago Bulls exchanges words with Gary Payton #20 of the Seattle SuperSonics during Game Two of the 1996 NBA Finals at the United Center on June 7, 1996 in Chicago, Illinois. The Bulls won 92-88. NOTE TO USER: User expressly acknowledges that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License agreement. Mandatory Copyright Notice: Copyright 1996 NBAE (Photo by Andrew Bernstein/NBAE via Getty Images)

El retorno del “23” en serio fue avasallante en la temporada 1996. Chicago Bulls de nuevo con Jordan, Pippen, Phil Jackson desde el banquillo y un nuevo cuadro de jugadores entre los que destacó el excéntrico Dennis Rodman, magnífico reboteador y el croata Toni Kukoc, especialista en tiros de 3 puntos. A partir de 1994 habían movido su sede a una nueva Arena: el United Center, que sería más inexpugnable que nunca y en aquella temporada regular alcanzaron una escandalosa marca de 72 victorias y 10 derrotas. Récord en la historia de la NBA.

Antes de instalarse en las finales de dicho año, Chicago barrió 3-0 con Miami para después cobrar venganza con los Knicks y derrotarlos 4-1 y aplastar al Orlando Magic 4-0. En la gran final, enfrentaron a los Seattle Supersonics de Shawn Kemp y Gary Payton. La serie parecía definirse fácilmente ya que Jordan y los muchachos ganaban 3-0, luego de la reacción de los Sonics, llegaron a estar 3-2, pero el sexto juego en el United Center fue para los Bulls que consiguieron el cuarto título de la década y de la historia de la franquicia.

CHICAGO - JUNE 7: Michael Jordan #23 of the Chicago Bulls matches up against Karl Malone #32 of the Utah Jazz in Game Three of the 1998 NBA Finals at the United Center on June 5, 1998 in Chicago, Illinois. The Bulls won 96-54. NOTE TO USER: User expressly acknowledges that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License agreement. Mandatory Copyright Notice: Copyright 1998 NBAE (Photo by Andrew D. Bernstein/NBAE via Getty Images)

CHICAGO – JUNE 7: Michael Jordan #23 of the Chicago Bulls matches up against Karl Malone #32 of the Utah Jazz in Game Three of the 1998 NBA Finals at the United Center on June 5, 1998 in Chicago, Illinois. The Bulls won 96-54. NOTE TO USER: User expressly acknowledges that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License agreement. Mandatory Copyright Notice: Copyright 1998 NBAE (Photo by Andrew D. Bernstein/NBAE via Getty Images)

En los años 1997 y 1998 surgiría el último gran rival de Chicago: el Utah Jazz de Karl Malone y John Stockton. En 1997, de nuevo los Bulls fueron los mejores de la temporada regular con 69 – 13, el segundo mejor registro de temporada regular de todos los tiempos teniendo al mejor anotador de la temporada regular que fue Jordan y el mejor reboteador: Dennis Rodman. Despachó en playoffs con facilidad a Washington (3-0), Atlanta (4-1) y Miami (4-1).

El primer juego de la final 1997 frente a Utah fue bastante complicado y lo estuvo perdiendo casi todo el tiempo, pero en los segundos finales una jugada magistral terminó en las manos de Jordan que no perdonó y encestó para un dramático 84 – 82 en el United Center. Cada equipo se hizo fuerte en su casa, y en el quinto partido, disputado en el Delta Center de Salt Lake City, Jordan, a pesar de haber estado enfermo la noche anterior, con 38 puntos lideró las anotaciones con las que los Bulls superaron por un estrecho 90 – 88 a su rival, para dejar la coronación para la casa y en el sexto juego (90 – 86) alzaron su quinto título.

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En 1998, tanto Chicago como Utah terminaron la temporada regular con 62 – 20, pero la ventaja de jugar más partidos en casa era para los de Malone. Mientras en finales de conferencia, los Jazz barrieron 4-0 a los Lakers, Chicago tuvo que sufrir mucho para derrotar 4-3 a los Indiana Pacers de Reggie Miller. En el primer juego, Utah tomó la ventaja y en el 2 Chicago ganó como visitante. Parecía que los 3 siguientes juegos en el United Center serían favorables para los de Jordan, pero en el quinto juego, con 39 puntos de Malone, Utah venció y de nuevo, trasladaba la tensión a su cancha. El sexto juego tuvo a Utah al frente durante casi todo el tiempo, para un nuevo sensacional último cuarto de los Bulls y en los segundos finales un robo de Jordan a Malone terminó en 3 puntos de “su majestad del aire” y con marcador final de 87 – 86, los Bulls se coronaron campeones por sexta vez.

En 1999 el equipo se desmembró. Phil Jackson y Dennis Rodman partieron hacia Los Ángeles, mientras que Scottie Pippen se fue a jugar a Houston, Jordan anunció su retiro en enero de 1999 y los Bulls jamás volvieron ni por lejos a ser los de antes. Quedó para la afición de Chicago: una década legendaria y el amor por irrepetibles gestas y jugadores que juntos parecían imbatibles y capaces de superar los momentos más complicados. En cuanto al marketing, fue la difusión del básquet norteamericano hasta los últimos confines de la tierra.

El cielo rocker tiene un nuevo vecino

Tarde en la noche del 3 de diciembre, al menos de este lado del charco, nos íbamos enterando de la lamentable noticia del fallecimiento de Scott Weiland, uno de los cantantes símbolo de lo que fue el sonido de los 90, aquello que se llamaba “rock alternativo” que de todas formas, en esos años terminó siendo el “mainstream”. Un talento inconfundible pero a la vez, un desenlace que se podía esperar para esta estrella.

Scott Richard Kline, su nombre original, nacido en California, saltó a la fama como vocalista de Stone Temple Pilots, quienes debutaron en la escena con el sensacional álbum “Core” de 1992. Weiland se caracterizó por una poderosa voz que imprimía su particular sello en temas como “Plush”, “Sex Type Thing” o “Crackerman”. Eran los tiempos del rock de los gruñidos que marcaban el dramático cambio en las preferencias de los jóvenes que hizo dar a la historia del género un dramático giro a inicios de los noventa. Aunque los STP supieron distinguirse y evolucionar en cuanto a su música para transitar una senda distinta de lo que se denominó “grunge”.

Weiland no solo era un magnífico cantante, sino un “frontman” incomparable. Como alguna vez dijo el periodista chileno, Alfredo Lewin, Scott era “el mejor bailarín del rock alternativo”. Con un ritmo sorprendentemente hipnótico, era un foco indudable de atención y un adicional a las presentaciones de las bandas que conformó. En el modesto video de “Big Bang Baby” del año 1996, su incesante baile opaca la escasa producción del mismo, tal vez la intención era esa.

 

Un “rock star” por excelencia y con una vida tumultuosa. Conocido por su abuso de drogas, aunque el mismo en una entrevista pocos meses antes de su muerte supo decir que no las consumía desde hace 13 años. Arrestos por posesión de drogas y por violencia doméstica hicieron de Weiland un cliente fijo de la justicia y el escándalo. Algo de sus problemas sin duda quedan expresados en el video de “Fall To Pieces”, la power ballad del primer disco de Velvet Revolver: Contraband

 

El trabajo de Scott ha sido principalmente reconocido con Stone Temple Pilots. Su banda primigenia con la que siempre tuvo idas y retornos, romances y conflictos. También la “super banda” Velvet Revolver, que lo juntó con estrellas como los ex Guns N’ Roses Slash, Duff McKagan y Matt Sorum, aunque dicho por el mismo, las razones fueron más comerciales que artísticas. Además hizo trabajos en solitario y se vinculó con actos como “The Magnificent Bastards”, “Art of Anarchy” y los “Wildabaouts” con los que se encontraba de gira hasta el momento de su deceso.

Escandaloso e imán de atención. Nos dejó un perfecto estereotipo del rock and roll, de esos a los que se les celebra cada metida de pata y se paga por ver sus shows en vivo. Quienes disfrutamos de la música de los noventa y de inicios de Siglo XXI nos quedamos con una colección de sensacionales temas para sentirlos, revivirlos, pasar buenos momentos y soportar los amargos.

 

Well I’m Half The Man I Used To Be …