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Equipos Memorables: A C Milan 1989 – 1990

Eran los tiempos en el que los la Liga Italiana era la cumbre del fútbol mundial: el Napoli de Maradona y Carnevale, la Sampdoria de Vialli y Mancini, la Roma de Völler y Giannini, la Juventus con un sorprendente Schillaci, el “Inter de los alemanes” y el “Milan de los holandeses”, entre otros.

En 1989, “i rossoneri”  completó el afamado tridente naranja con la incorporación del volante Frank Rijkaard a sus filas. Previamente, desde 1987, había llevado a Ruud Gullit y Marco Van Basten a una pléyade de estrellas italianas que marcarían una época en el fútbol europeo y mundial, a pesar que en la liga local no precisamente culminaron con el mayor de los éxitos.

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El A. C. Milan atravesó por tiempos difíciles durante los años 80 que incluyeron un descenso, pero en 1986, el magnate de las comunicaciones, Silvio Berlusconi, se hizo cargo de las golpeadas finanzas del club y le cambió notablemente la cara. Con la llegada en 1987 de Roberto Donadoni, Daniele Massaro, el portero Giovanni Galli, entre otros, sumado a la experiencia en la defensa de Franco Baresi y la juventud de Paolo Maldini, irían formando un equipo altamente competitivo al que el toque de fantasía le darían los holandeses.

El Milan fue campeón de la liga italiana en 1988 ya contando con un poderoso plantel base de las selecciones italiana y holandesa, pero ese sería solo el comienzo de una saga exitosa. La Copa de Campeones de Europa (lo que hoy conocemos como Champions League) para el equipo milanés tuvo algunos sustos y varios puntos altos en la temporada 1988 – 1989. En primera ronda eliminó al Vitosha (hoy Levski Sofía) con relativa facilidad, para en segunda fase tener una difícil llave ante el en ese entonces poderoso Estrella Roja de Belgrado. Un empate en Milán y otro en la ex Yugoslavia cuando previamente se suspendió el juego por neblina. Los penales darían el triunfo a los pupilos de Arrigo Sacchi, quien también arribó al club lombardo desde el 87.

1989 era frustrante por un lado, pues la poderosa escuadra rossonera no podía revalidar su título de liga, relegado al tercer lugar, mientras se alzaban con el scudetto sus rivales de patio: el Internazionale de Matthäus, Brehme y Klinsmann. Por otra parte, en la Copa de Campeones enfrentó en cuartos de final al Werder Bremen al que superó en una apretada llave 1-0 de local y 0-0 de visita en la que un penal de Van Basten hizo la diferencia.

Las semifinales prometían fuego cruzado. Al Milan le precedía la fama de sus astros neerlandeses que habían sido campeones continentales con su selección, pero del otro lado estaba el Real Madrid de la “quinta del buitre”. Butragueño, Míchel, Hugo Sánchez, Bernd Schuster y otros, constituían un rival intimidante, al que la escuadra lombarda le arrancó un empate 1-1 en el Santiago Bernabeu, mientras que en San Siro los chicos de Sacchi darían un brutal espectáculo, goleando 5-0 a los merengues con goles de Ancelotti, Rijkaard, Gullit, Van Basten y Donadoni.

 

En la final celebrada en el Camp Nou de Barcelona, el Milan se midió al Steaua de Bucarest. Para las jóvenes generaciones resultará extraño ver a un equipo rumano en dichas instancias, pero este formidable cuadro contaba con lo mejor de su país y hay que recordar que ya había sido campeón europeo en 1986. Nombres como Gheorghe Hagi, Marius Lacatus, Gavril Balint, Victor Piturca, Dan Petrescu y más, seguirían dando que hablar en años posteriores con su selección, sin embargo fueron arrollados por la avasalladora presión y precisión milanista. 4-0 el triunfo para el título de la escuadra italiana con 2 goles de Gullit y otros 2 de Van Basten.

La clásica alineación del Milan en estos tiempos era en portería con Giovanni Galli, una firme, inexpugnable y a la vez elegante muralla defensiva compuesta por Mauro Tassotti, Franco Baresi, Alessandro Costacurta y Paolo Maldini. Un dinámico y preciso mediocampo con Angelo Colombo, Frank Rijkaard, Carlo Ancelotti y Roberto Donadoni, para dejar en el ataque a la potencia de Ruud Gullit y a la magia de Marco Van Basten. Así se alzaron con el título europeo de 1989. También ganaría la Copa Intercontinental de dicho año en un cerradísimo duelo ante el Nacional de Medellín que se decidió en el minuto 119 con un gol de tiro libre de Alberigo Evani. También venció en la SuperCopa al FC Barcelona.

En 1990 la suerte volvió a ser esquiva en el torneo local. Mientras i rossoneri veían como el título se iba para Nápoles, armaban una nueva campaña para defender el título europeo. En las primeras fases superó fácilmente al HJK Helsinki y nuevamente dio cuenta del Real Madrid. En cuartos de final tuvo más de un problema para imponerse al Mechelen belga, en ambos juegos no hubo goles hasta el fin del tiempo reglamentario. En los suplementarios, la escuadra milanesa se impuso con tantos de Van Basten y Marco Simone.

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 Una dura semifinal se le presento a los de rojo y negro teniendo como rival al Bayern München de Olaf Thon, Jürgen Kohler, Stefan Reuter y Klaus Augenthaler. En casa fue un apretado 1-0 con gol de penal de Van Basten, mientras que en tierras alemanas el marcador fue favorable al local al término de los 90 minutos por 1-0. Nuevamente se instaló el drama de los tiempos suplementarios, en los que llegó de la banca el gol salvador para la escuadra lombarda, obra de Stefano Borgonovo, el cual haría inútil al tanto de McInally para los bávaros. Los milanistas volvían a la final europea.

El último juego de la temporada europea fue disputado en Viena ante el Benfica de los brasileños Ricardo Gomes, Aldair y Valdo. Con solitario tanto de Rijkaard previa combinación de Costacurta y Van Basten lograron una nueva corona europea, era la cuarta de su palmarés. Más tarde, en ese mismo año, lograrían la Supercopa europea al superar a la Sampdoria, mientras que en la Copa Intercontinental se impuso fácilmente 3-0 al Olimpia de Paraguay.

Durante esta prodigiosa etapa, el Milan consiguió 6 títulos internacionales. En la temporada 1990 – 1991 se cortó esta brillante racha al caer eliminado en segunda ronda ante el Olympique marsellés de Papin, Cantona y Stojkovic. De todas maneras, el aliento de esta brillante generación le alcanzó para otro título europeo en 1994, a esas alturas destacaban Christian Panucci, Demetrio Albertini, Daniele Massaro, Zvonimir Boban, Dejan Savicevic, entre otros.

La generación que vivió el último gran giro político y estético de la historia humana a finales de los 80 e inicios de los 90, sin duda se crió en el gusto por el fútbol tomando a esta fabulosa escuadra como uno de sus máximos referentes, tal vez el mayor. Quizás uno de los mejores equipos de todos los tiempos.

Ronaldo Nazario como héroe noventero

En el último mundial que hicimos a punta de encuestas en nuestra cuenta de Twitter, @_FyA_, hablamos sobre las grandes figuras mundiales del balompié noventero. El gran ganador fue Ronaldo Luiz Nazário de Lima, conocido como “el fenómeno”, “el gordo” o “Ronie”. Un futbolista que aparte de sus credenciales y logros que lo ponen en un altísimo lugar en la historia del fútbol, debe ser uno de los más queridos. Muy difícil encontrar alguien que cuestione su carrera.

Debutó como profesional en el Cruzeiro y cuando aún no cumplía los 18 años, se lo llevaron para Europa a jugar en el PSV Eindhoven. En los tiempos en los que no teníamos la oferta de juegos por televisión que ahora, poco podíamos saber de este “niño genio”, que algo suponíamos, debía tener, cuando se lo observaba en la banca de suplentes de la selección brasileña campeona del mundo de 1994. Claro, a esas alturas sacarle el puesto a Romario o Bebeto era prácticamente imposible.

 Cuando su traspaso al F.C. Barcelona por alrededor de 20 millones de dólares fue un verdadero escándalo, nos hacíamos a la idea que veríamos a uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y una muestra de ello, lo dio en los juegos Olímpicos de Atlanta. Su potencia para acarrear el balón y su poder de definición excepcional fueron evidentes a pesar que el Equipo Olímpico de Brasil fue eliminado por Nigeria. Como en los noventa todavía daba fútbol europeo “de a gratis”, pudimos ver como en el “Barça” hacía cosas como estas

 El bueno de Ronaldo duró apenas una temporada en el club catalán y se concretó su traspaso al Inter de Milán en otra cifra récord (27.5 millones de dólares) para hacer una genial dupla con Iván Zamorano. Durante los años 1996 y 1997 ganó el premio al jugador del año de la FIFA (premio cuyo lugar fue tomado por el Ballon D’Or). Con 34 goles en España y 25 en Italia, era el jugador que generaba la mayor expectativa al aproximarse el Mundial de Francia 1998 al cual la selección brasileña arribaba como favorita.

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Sin embargo, el Mundial de Ronaldo no fue el esperado: un gol ante Marruecos, 2 ante Chile y quizás el más decisivo que fue en la semifinales contra Holanda, pero fue conocida su crisis de salud previa a la final contra los anfitriones franceses, que motivó a que su rendimiento fuera sumamente opaco en dicho juego. Se iba la primera gran oportunidad de la consagración del “fenómeno”, aunque con menos de 22 años, todavía tenía mucha carrera por delante.

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Ronaldo pudo consagrarse campeón de América con su selección en Bolivia 1997 y Paraguay 1999 anotando 5 goles en cada una de las ediciones del torneo continental. En el torneo boliviano formó una temible y entrañable dupla junto al gran Romario, quien no fue tomado en cuenta para el mundial. En 1999 en cambio, hizo un espectacular tándem con Rivaldo y los acompañó un emergente Ronaldinho Gaúcho.

La década de los 90 cerró muy mal para Ronie, una terrible lesión en la rodilla lo alejó de las canchas por más de 6 meses y cuando regresó, recrudeció su lesión, lo que puso en peligro su carrera incluso. Su glorioso retorno y reivindicación total la tuvo en el Mundial de Japón y Corea en el 2002 cuando obtuvo el título mundial con una selección brasileña que no contaba con una condición de favorita y además, se consagró goleador del torneo con 8 tantos.

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Ronaldo después pudo batir el récord de goles en mundiales de fútbol con 15, el cual fue tristemente superado para nosotros, los “ronaldistas”, por Miroslav Klose en el mundial pasado. Ha sido considerado “jugador del año” en 3 ocasiones y su carrera en los años 2000 se debatió entre el Real Madrid de los galácticos, el A.C. Milán y el Corinthians donde culimnó su carrera. Coleccionó novias que llamaban la atención por su belleza y siempre dio que hablar con su vida privada, pero de lo que queríamos hablar era de su ascenso al olimpo de los dioses del fútbol, el que se produjo en los noventa y por el que fue el más votado en nuestras encuestas.

Mi actitud “Catenaccio” con la vida

Cuando se habla de “catenaccio”, a cualquiera que algo entienda o guste de fútbol se le viene a la mente Italia. Efectivamente, esa es una palabra italiana que se traduce algo así como “cerrojo”. Pero aparte de remitirnos a la nación europea, aquella palabra a los futboleros nos quiere decir “fútbol defensivo” e impregnado en lo defensivo se llega a la valoración subjetiva de que es “feo” o “anti estético”.

Pues bien, grande es la sorpresa al saber que el catenaccio no fue inventado en Italia, sino que el DT austríaco Karl Rappan fue el primero en poner en práctica el “cerrojo” (Riegel en alemán) al mando de la selección Suiza y con la cual, derrotó a la Alemania del Tercer Reich en el Mundial de Francia en 1938, cuando se le ocurrió la brillante idea de ubicar uno de los volantes de la en ese entonces popular figura táctica “WM” por detrás de la línea de tres defensores y así es como se le atribuye el invento de este sistema.

Pero este artículo no se va a esforzar en hablar mucho de táctica, sino de aplicarla en el mundo real. La historia cuenta que el catenaccio comienza a imponerse a finales de los años 50 que fue nefasta a los equipos italianos en cuanto a resultados. Nereo Rocco, uno de los ilustres DT de esta filosofía, asumió la dirección técnica de Italia en los Juegos Olímpicos de 1960 y la ubico en un razonable cuarto puesto, Rocco se hizo famoso llevando al modesto Padova a estar cerca del Scudetto con un juego impresionantemente defensivo donde la idea era impedir que el rival desarrolle alguna jugada de ataque.

¿Por qué aplicar esta filosofía? Gianni Brera, periodista quien acuñó los términos “catenaccio” y “líbero”, además de creyente a muerte de los conceptos defensivos, sostenía que por factores derivados de la guerra, en Italia no se habían formado los grandes atletas que requería la alta competencia. Es decir, no se estaba a la par física de otros países, por lo que disputarles un juego o competición “de igual a igual” era una locura. Era necesario agazaparse, esperar y con mucho oportunismo, dar el golpe de gracia.

Fue así como en los sesenta el AC Milan y el Internazionale dominaron el fútbol europeo, con Rocco y el DT argentino Helenio Herrera, como sus gurús. La selección italiana ganó la Eurocopa de 1968 y en el Mundial iba todo bien hasta que se topó con el Brasil de Pelé y constelación de estrellas con las que no hubo recaudos que basten para controlarlos.

Después de toda esta aburrida lección de historia del fútbol, debo desarrollar el punto que involucra a mí mismo. Pues sí, yo crecí con esa sensación de pocas habilidades para sobrevivir: miope, tímido, de torpe andar. Lo que, al igual que Brera, me hizo ya desde muy joven reflexionar con un: “no puedo jugarle de igual a igual a la vida, me va a pasar por encima”. Por suerte, a este sujeto tímido tampoco es que le guste perder. Es así como me hice al adepto al catenaccio.

Darse cuenta de ello es fácil. Si juego fútbol, no me voy a poner al ataque, mi torpeza acabaría con las jugadas del equipo, mi posición siempre será volante 5 o back centro, donde puedo destruir el juego rival por las buenas o por las malas. Alguna vez que me invitaron a un campo de Paintball, pasé en las trincheras lo más que se puede, pues el campo visual con esos cascos se me reduce notablemente y era totalmente insano correr por ahí en esa condición. Me fue relativamente bien agazapado y disparando lo justo y necesario. Jugando cartas, prefiero que todos hablen y jueguen toda su mano, mientras yo callo, me hago el cojudo desentendido y arraso con la mesa en la jugada final.

Si salgo a la calle, me aseguraré de llamar poco la atención y caminar rapidísimo, enfrentarme frente a frente a un delincuente me parece irresponsable. Si estoy en una discoteca o similar, jamás sacaré a bailar algún ritmo complicado, cualquier monótona melodía anglosajona la usaré en mi beneficio y cuando pongan Salsa y demás bailes científicos, fingiré esguince. No me puedo dar el lujo de competir y quedar en ridículo frente a los trompos que están a mi lado. Desde luego, a los bares de temática tropical me he autoimpuesto una veda.

Para el que usa el catenaccio como regla de vida, el arte de la seducción se remite a hablar poco y ser ágil para el esporádico chiste, eso de ser el centro de atención está bueno para los Barney Stinson de la vida, pero no para uno. En el trabajo, buscar primero que nadie las tareas agradables y fáciles y hacerse el loco con las difíciles es catenaccio. El sentarse en los puestos de atrás en las aulas escolares, colegiales y universitarias es catenaccio crudo y duro, así, hay menos posibilidades que el profesor ponga a prueba tu mediocridad. Claro está, si por un milagro de Diosito, sabes la respuesta, no dudes en contestar anticipando al nerd del curso y sin levantar la mano si es posible. Todo esto, lo ha aplicado con suceso su servidor.

Muchos de esos “capos de la vida”, expertos en coaching, management, auto ayuda, motivación, liderazgo y toda esa sarta de babosadas que se han inventado en estos tiempos, etc., dirán que es una táctica mediocre. Pues sí, la es. Aunque pensándolo bien, no puedes decir mediocre a algo que busca ganar, el catenaccio más bien es el reconocimiento de todas tus debilidades y evitar a toda costa que se expongan y potenciar lo poco bueno que tengas, como los economistas dirían: “maximizar beneficios, minimizar costos”. Es saberte: turro, malo, torpe; pero aún así, buscar la gloria. Es muy difícil hacer la de Sócrates o Zico, si no naciste iluminado, es mejor buscar ser Paolo Rossi.

Y tú, ¿en qué cosas aplicas el catenaccio en tu vida?, ¿compras cosas lindas en outlets?, ¿conduces el automóvil como abuelita? Puedes expresarte acá. ¿Qué gane el mejor? Como dijo el gran Nereo Rocco: “¡esperemos que no!”.

Me ilustré bastante para ahcer este artículo, leyendo: http://www.jotdown.es/2014/02/el-hombre-que-invento-el-catenaccio/

¡Ya arrancó el Calcio! Altas y bajas

El fútbol italiano no vive la más gloriosa de sus épocas, y más allá de la gran campaña europea de la Juventus el curso pasado, han tenido más desastres que éxitos en el último lustro. Con los clubes de Milán en media tabla y la Roma y el Napoli intentando hacer frente a una Juventus muy superior, el interés y atractivo por el calcio ha decaído mucho.

Por eso este año los clubes lombardos han hecho un esfuerzo, aunque a primera vista puede que no sea suficiente, para hacer frente y volver a puestos europeos, y porque no, alzarse con el “Scudetto”.

A continuación, analizaremos las alzas y bajas en los equipos más importantes del torneo italiano:

Juventus:

Altas: Stefano Sturaro, Sami Khedira, Mario Mandzukic, Juan Cuadrado.
Bajas: Andrea Pirlo, Carlos Tevez, Arturo Vidal, Fernando Llorente.

Allegri tendrá una dura tarea esta temporada, recomponer todo el ataque que lo llevo a la final de la Champions League la temporada anterior. Perdiendo a más de la mitad de sus jugadores de la mitad para adelante, habrá que ver si puede hacer frente en Europa y mantener la supremacía completa en la península Itálica.

AC Milán:

Altas: Carlos Bacca, Luiz Adriano, Mario Balotelli.
Bajas: Michael Essien, Stephen El Sharaawy, Gianpaolo Pazzini.

Siniša Mihajlović busca hacerse un nombre como DT de grandes equipos en esta aventura en el club Lombardo, que de la mano de Silvio Berlusconi, y con el fichaje del goleador de la Europa League y el regreso del Mario Balotelli intentarán pelear otra vez por los primeros lugares del calcio.

Inter de Milán:

Altas: Jeison Murillo, Miranda, Stevan Jovetic, Geoffrey Kondongbia.
Bajas: Mateo Kovacic, Xherdan Shaquiri, Ricky Álvarez, Joel Obi.

Vuelve Roberto Mancini a buscar enrumbar al otro equipo de Milán, si bien en el mercado de fichajes solo consiguieron un gran nombre (Miranda), buscarán volver al menos a puestos de Champions League.

Roma:

Altas: Victor Ibarbo, Wojciech Szczesny, Mohamed Salah, Edin Dzeko.
Bajas: Mattia Destro, José Holebas.

Con varios fichajes en las distintas líneas quiere dejar de ser el segundo de Italia este año para dar el salto y volver a lo más alto del calcio tras casi quince años.

Lazio:

Altas: Ravel Morrison, Maurício, Ricardo Kishna.
Bajas: Brayan Perea, Diego Novaretti, Vinicius.

Apostando por la continuidad, y manteniendo gran parte de la plantilla que consiguió el tercer lugar en la temporada pasada, el equipo de Stefano Pioli busca mejorar su rendimiento y pelear por el título.

Napoli:

Altas: Pepe Reina, Allan, Vlad Chiriches, Jacopo Dezi
Bajas: Goran Pandev, Duvan Zapata, Blerim Dzemaili, Eduardo Vargas, Gokhan Inler.

Los años altos del Napoli parecen acabarse sin haber conseguido el Scudetto que sueñan los porteños desde que Maradona se fue del equipo. Sin grandes nombres adicionados a la plantilla, y la salida del DT Rafa Benítez, es difícil que los Napolitanos puedan luchar por cosas grandes esta nueva temporada.

Fiorentina:

Altas: Mario Suárez, Gilberto, Nikola Kalinic.
Bajas: Alberto Aquilani, Micah Richards, Mario Gomez, Juan Manuel Vargas.

Esta temporada la Fiorentina quiere dejar puestos de Europa League y retornar tras largos años a la máxima competencia europea, y porque no, aspirar a un Scudetto.