De la Magia al Desengaño
La emisión de la serie biográfica de Chespirito rebasó el éxito esperado y es una de las producciones más vistas y comentadas del año. Eso sí, mucho de su éxito no solo se debió a la obvia nostalgia, sino a la polémica que fue levantando su desarrollo. Cada capítulo fue un viaje al fin de la inocencia.
“Chespirito: Sin Querer Queriendo” se la encuentra en la plataforma HBO Max y constó de 8 capítulos (suponemos, este número “con querer queriendo”). Recorrió la vida del prolífico escritor y productor mediático Roberto Gómez Bolaños, especialmente en los momentos más especiales de su carrera, los cuales tuvieron un trasfondo más conflictivo de lo que los millones de fanáticos de la obra de Chespirito hubieran creído o quizás sí, de acuerdo a los desencuentros que se han ido ventilando dentro del elenco con el auge de las redes sociales.
Los primeros capítulos son inspiracionales, pues vemos a un Chespirito rebelde, que siempre buscó lo que realmente quería de su vida dejando de lado opciones más seguras en la misma, que se enfrentaba a los poderes de turno, que bregó por la construcción de un hogar a lado de quien se supone, era el amor de su vida. Una etapa de la serie cargada de optimismo.
En los siguientes episodios los espectadores fuimos testigos de cómo Gómez Bolaños o Chespirito (vimos el porqué del apodo) fue creando los entrañables personajes que marcaron la infancia de millones de latinoamericanos. Este proceso tuvo mucho de calidez de hogar, de vivencias infantiles, de una magia muy latinoamericana. Todos estos momentos seguramente emocionaron a más de uno.
Y como en toda historia de éxito, tuvo que llegar la época oscura. Es así que en la serie se emitieron los momentos de tensión en el elenco de Chespirito como las discusiones, celos profesionales y problemas familiares. Somos como somos y estos deben haber sido los momentos de mayor audiencia, pues han sido lo más comentados notablemente tanto en redes sociales como en las conversaciones entre familia y amigos. Podríamos decir que terminó siendo culto al chisme más que al arte.
Sin duda, quien ha sido más perjudicada en la vorágine del chisme fue Florinda Meza, célebre integrante del elenco y quien fue pareja de Roberto Gómez Bolaños después de que éste terminara con su primer matrimonio. El problema legal que podía generarse ante esta dura interpretación hizo que no se use su nombre verdadero en la serie. Lo mismo pasó con el de Carlos Villagrán, quien queda en la serie como una persona ambiciosa y pesada.
Hubo mucha expectativa en torno al elenco de la serie y ciertamente el reto era muy grande, pero se logró un parecido extraordinario con Pablo Cruz Guerrero en el papel de Chespirito, Andrea Noli como Angelines Fernández o Paola Montes de Oca como María Antonieta de las Nieves. Juan Lecanda en el papel de Marcos Barragán (Carlos Villagrán) y Miguel Islas como el entrañable Ramón Valdés estuvieron a la altura de las circunstancias. Fue emocionante ver los camoes de Edgar Vivar y María Antonieta de las Nieves.
“Sin Querer Queriendo”, tomando una de las frases icónicas de El Chavo del Ocho, fue un retrato muy humano de las alegrías y sinsabores que puede provocar el éxito, pero también puede sospecharse como un vehículo para rescatar la memoria y hasta santificar a Graciela Fernández, la primera esposa de Chespirito y madre de todos sus hijos, al fin y al cabo fueron ellos los productores de la serie. Ha despertado polémica en torno a la reacción desfavorable de Florinda Meza, quien queda como absoluta villana y puede ser que traiga cola. En todo caso, muchos latinoamericanos nos sentiremos agradecidos por la recreación de los orígenes de los personajes de nuestras infancias.

Guitarras y gol
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