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Esos Marcadores que no se Olvidan

Es poco probable que se recuerden o tengan aniversarios los resultados que en el mundo del fútbol se den fuera de finales o instancias sumamente decisivas de torneos. En este caso es un gran “sí y no”. Es la historia de los “sin historia” contra los de mucha historia.

El 5 de septiembre de 1993 se jugaba un cupo al Mundial de Estados Unidos 1994 en el cierre del Grupo A y concretamente en el Estadio de River Plate se enfrentaban Argentina y Colombia. La selección que ganase este compromiso tendría su lugar asegurado en el certamen norteamericano. El empate favorecía a los colombianos, mientras que había una remota posibilidad de que Paraguay pueda vencer a Perú en Lima (bastante probable pues todos los del grupo habían ganado ahí), siempre y cuando Argentina caiga goleada por 4 tantos en su cancha (de improbable a imposible).

La selección albiceleste era la bicampeona de América reinante tras haber ganado los torneos continentales de 1991 y 1993 siendo dirigidos por Alfio Basile. La alineación que presentaba para ese día era: Sergio Goycochea; Julio Saldaña, Jorge Borelli, Oscar Ruggeri, Ricardo Altamirano; Gustavo Zapata, Fernando Redondo, Diego Simeone, Leonardo Rodríguez; Ramón Medina Bello y Gabriel Batistuta. Siendo este último su gran estrella. Un equipo con jugadores hoy considerados clásicos y otros no tanto.

Colombia desde que comenzó a ser dirigida por Francisco Maturana en 1987 se había convertido en protagonista continental, un papel que hasta ese entonces en su historia futbolística no lo había tenido y en sus selecciones se contaba con varias figuras continentales que con el pasar del tiempo. La noche del 5 de septiembre “Pacho” dispuso de: Óscar Córdoba; Luis F. Herrera, Luis Carlos Perea, Alexis Mendoza, Wilson Pérez; Gabriel Gómez, Leonel Álvarez, Freddy Rincón, Carlos Valderrama; Faustino Asprilla y Adolfo Valencia.

El primer tiempo tuvo un desarrollo parejo y con emociones de parte y parte, de acuerdo a lo esperado, sin embargo, en el minuto 41 Valderrama filtra uno de sus clásicos pases mortíferos para que Freddy Rincón quede mano a mano ante Goycochea, lo esquive y anote el 1-0 con el que se irían al descanso. Hasta ahí no era nada del otro mundo. En el inicio del segundo tiempo sí corrió un viento helado en Núñez cuando Faustino Asprilla tras un largo pase definía ante la salida de Goyco y Borelli. Era el 2-0 que clasificaba a los cafeteros y mandaba a los gauchos a la repesca intercontinental.

Pero en el segundo tiempo se había encendido la orquesta, el fino trato de balón que poseía aquella selección colombiana se pavoneaba en la cancha de River Plate, mientras que los argentinos al verse abrumadoramente superados comenzaban a perder incluso su característico y ancestral espíritu competitivo. Llegó el minuto 72, Leonel Álvarez pisó el área y envió un centro que captó Freddy Rincón y con un remate mordido establecía el ya asombroso 3-0 a favor del conjunto cafetero. A esas alturas se empezaban los locales a preocupar por el resultado en Lima, alivio pues los peruanos iban ganando por 2-1.

Ya era evidente la desidia Argentina cuando Asprilla robaba un balón con facilidad y con un globito batía a Goycochea para el cuarto gol, mientras que en el quinto, Adolfo “tren” Valencia surcaba como un rayo la impávida zaga albiceleste y se hizo presente en el marcador para el 5-0 lapidario, en Lima las cosas iban 2-2 y la angustia se sumaba a la vergüenza en Buenos Aires. No hubo triunfo paraguayo y Argentina tenía que vérselas con Australia, en tanto que Colombia jugaría directamente el mundial de Estados Unidos.

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Contrastar con las reacciones de aquel día es un ejercicio divertido. Por un lado la euforia del público y prensa colombianos, del otro los argentinos en estado de shock. Un 5-0 a cero de un visitante siempre será un resultado impensado, más aún si el afectado es una potencia histórica. En Argentina era tiempo de llamar a Diego Maradona al rescate para angustiosamente clasificar ante los australianos.

Para Colombia, que hasta ese entonces no estaba acostumbrada a mayores éxitos, fue motivo de júbilo y tal vez sobredimensionamientos, algo que pagaría muy caro en su paupérrima presentación en Estados Unidos 1994, más aquella nómina quedó impregnada con letras de oro en la historia por lo menos continental del fútbol. Argentina, tras el reingreso de Maradona y Caniggia tuvo un lúcido inicio de mundial, más cuando ellos fueron bajas el equipo sufrió y en octavos de final acabó el ciclo de Basile. Hacia el final de Siglo XX, la albiceleste se renovó profundamente con una nueva camada de talentosos con el balón, mientras que los cafeteros apostaron hasta exprimirle la última gota a sus maestros noventeros para después sufrir un par de años de ostracismo.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
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¿Todo Tiempo Pasado fue Mejor?

Que “todo tiempo pasado fue mejor” es una frase que hoy es una válida estrategia de marketing ante la moda de lo “retro”. Con ese bombardeo publicitario, quienes vivimos al menos la infancia en el siglo XX asentimos afirmativamente, más aún cuando gracias a las redes sociales, podemos acceder a fotografías y videos que gente memoriosa expone para hacer revivir nuestros más atesorados recuerdos que incluyen pasiones o aficiones y entre las principales, siempre está el deporte.

Entonces, te pones a comparar y decir que la televisión de antes era mejor, que las películas eran mejores, que la música era mucho mejor y obviamente lo que pasaba en el fútbol era mejor. Aunque estés lejos de tener achaques de ancianidad, te pones a repasar como mayorcito temático a los grandes cracks de los últimos años del siglo pasado y los enalteces, argumentas que ni punto de comparación con los de la actualidad, aunque una persona más joven te los ningunee. Los más listos, demostrándolo con cifras.

Por ejemplo, a mí me parece que la generación de los 90 de la Selección Colombia: Valderrama, Rincón, Asprilla y demás, es superior en fútbol a la moderna de los James Rodríguez, Jackson Martínez, Carlos Bacca, Cuadrado y demás figuras. Para hacer una comparación sencilla, basta recordar que en el 2014, Colombia alcanzó los cuartos de final de la Copa del Mundo, siendo la mejor actuación de una selección de su país. La maravillosa generación gestada por Pacho Maturana y compañía apenas rascó unos octavos de final en 1990 y tuvo decepcionantes participaciones en 1994 y 1998 (ya dirigida por Hernán Darío Gómez).

Si esto se adiciona al hecho de que ahora hay muchos colombianos triunfando en las ligas más importantes, fácilmente se puede argumentar que efectivamente el fútbol colombiano actual es superior al noventero. Pero para quienes pudimos observar a Valderrama y compañía, su mayor calidad es casi incuestionable, era un fútbol mágico y elegante, a pesar de los pobres resultados en los mundiales y discretos pasos por el fútbol europeo con excepción de Asprilla, quien triunfó en Italia e Inglaterra.

Vamos con otro país sudamericano. Hoy por hoy, se admira el buen suceso de futbolistas chilenos como Arturo Vidal y Alexis Sánchez en la alta competencia europea, pero alguien criado en los noventa va argumentar que Marcelo Salas e Iván Zamorano eran mejores. Antes que la discusión se desvíe por el lado de que “no son los mismos puestos”, hay que resaltar los méritos de la generación noventera de Chile y la actual. Empezando por los últimos, matarían la tertulia con el hecho que fueron parte de la primera conquista de la Copa América para la selección de la casaca roja. No habría lugar a más argumentos por ser un hito indiscutible.

Pero también habría que sacar en cara los logros de los arietes noventeros chilenos. Zamorano por ejemplo, fue el “Pichichi” de la temporada 1994-95 defendiendo al Real Madrid. Con la camiseta merengue hizo 137 goles y con la del Inter de Milán 101. Unos números impresionantes que resaltan si reflexionamos en el renombre de los equipos en los que los consiguió. El paso de Marcelo Salas por Europa tal vez no fue tan notable (97 goles entre la Lazio y la Juventus), pero sus 4 goles en la Copa del Mundo de 1998 lo pusieron en la órbita mundial. Tal vez así, podríamos quedar a mano.

Este tema también lo vas a vivir con generación “papás” que ya está cayendo en “abuelos”. Aquellos para los que no habrá cosa mejor que el Brasil del 70, Holanda del 74 o te van a hablar maravillas de la selección peruana de esas épocas. El caso es que normalmente, los jugadores que viste en tu infancia y adolescencia, serán los mejores a tu criterio por haberlos precisamente visto en esos tiempos de descubrimiento del mundo, el cual era más asombroso y repleto de experiencias nuevas. Además, ¿quién no suspira con los recuerdos bonitos de años pasados?

Discutir si el fútbol de antes o el actual puede ser muy entretenido, cuando se añade también factores como: la preparación física, las modificaciones al reglamento, las tácticas que aparentemente son cada vez más defensivas, el negocio y mercadeo, en fin. Cada época puede ser muy disfrutable sin necesidad de ser comparada con otra, sino fíjese usted, que esté tal vez en sus 40, 50 o más años y seguramente ha batido palmas viendo las piruetas con el balón de Lionel Messi.

Foto principal tomada de Pinterest

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
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El 10 ochentero / noventero sudamericano

En estos tiempos están muy de moda referirse a estas maravillosas décadas del ya lejano siglo XX. Se refleja en los estilos de la ropa, en que los bares de moda sean de temática retro, que abunden las bandas de covers, que haya canales de televisión (pagada) dedicados exclusivamente a transmitir programas de hace más de veinte años y la lista sigue. Entonces: ¿por qué no acordarse de los héroes deportivos de aquellos tiempos?

Si algo no se ha portado muy cíclico que digamos en la cultura popular, es el fútbol. El tema es básico, hoy el “10 clásico” está en peligro de extinción, con módulos tácticos como el 4-2-3-1 o el 4-3-3, se exige de muchísima movilidad y de por lo menos, otras características que atañen principalmente a las condiciones atléticas de quienes alinean en esas líneas intermedias. En Sudamérica, a finales del siglo pasado, tuvimos algunos simbólicos representantes del dorsal 10 para recordar. Empezando por:

Diego Maradona

Maradona

Por el más grande entre los grandes. Aunque la polémica por ese título se puede desatar como fábricas de pirotécnicos clandestina. Diego Maradona sigue siendo el referente y anhelo del futbolista sudamericano. El organizador visionario capaz de sacar de la galera pases increíbles como el dirigido a Burruchaga en la final de México ’86 o el que fue a Caniggia contra Brasil en Italia ’90 y en “chulla pie” (para quienes nos lean del extranjero, “chulla” es un concepto largo de explicar, pero en este caso, quiere decir que andaba rengo).

Maradona era el conductor de balón por excelencia, al que había que caerle a piedrazos para quitarle el balón, pero también, tenía esa característica que se repitió en otros “10” del continente: el ser el referente anímico de su selección, ser el alma, símbolo, ser aquel jugador al que te remites, apenas suena su país. Que Diego no se le vaya a la gente de la mente por más maravillas que haga Messi por ejemplo, va más allá de la calidad como futbolista (donde “la pulga” capaz y lo superó), sino por ese factor espiritual y de liderazgo. El incuestionable capitán que llevó a su país a la gloria.

Zico

zico

Arthur Antunes Coimbra es tal vez, el fundador de esta zaga. Llevaba la “número 10″ en un mediocampo extremadamente maravilloso como el de Brasil en el mundial 1982 y en donde ya había conductores superdotados técnicamente como Sócrates, Falcao o Toninho Cerezo. Zico fue la encarnación del “jogo bonito” el cual, prácticamente se extinguió pasado el Mundial 1986 para nunca más volver en la escuadra verde amarela, por más que volvió a ser campeona del mundo y no dejó de mostrar a grandes figuras del fútbol en otras posiciones y de forma más dispersa.

A Zico le quedó pendiente ganar títulos con su selección. En sentido estricto de justicia, al menos se consagró como el mejor del mundo a nivel de clubes con el fantástico Flamengo de 1981. Notable que a pesar de no haber sido campeón con la canarinha, su juego haya sido tan exquisito que sea venerado hasta la presente.

Enzo Francescoli

Nicolas Leoz(I),presidente de la Confederacion Sudamericana de Futbol observa al capitan de Uruguay Enzo Francescoli quien besa la Copa America el 23 de julio  de 1995 en el estadio Centenario de Montevideo. Uruguay se consagro campeon de la Copa America al vencer en definicion por penales 6-4 a Brasil.         AFP PHOTO/ALEJANDRO PAGNI

Nicolas Leoz(I),presidente de la Confederacion Sudamericana de Futbol observa al capitan de Uruguay Enzo Francescoli quien besa la Copa America el 23 de julio de 1995 en el estadio Centenario de Montevideo. Uruguay se consagro campeon de la Copa America al vencer en definicion por penales 6-4 a Brasil. AFP PHOTO/ALEJANDRO PAGNI

¿Qué tan buen futbolista habrás sido para que Zidane te idolatre y le ponga tu nombre a su hijo? Ese nomás es “el Enzo”. Un jugador sofisticado, con la precisión y elegancia necesarias para ser encumbrado en los altares de una de las hinchadas más jodidas exigentes del mundo como es la de River Plate. Fue el líder de unos momentos algo críticos para la selección uruguaya, que hacia finales del Siglo XX perdió el brillo que en algún momento le llevó a ser potencia futbolística mundial, sin embargo, encabezó esa última generación notable junto a los Sosa, Paz, De León, Ostolaza, Alzamendi, Aguilera, etc. que dieron a la celeste por lo menos títulos a nivel continental en 1987 y 1995.

Carlos Valderrama

Valderrama

“Mi juego está aquí”, mientras se señalaba a la sienes el actor que encarnó al “Pibe” en la teleserie colombiana “La Selección”. A Valderrama jamás se lo vio meter más allá de tercera velocidad mientras jugaba, pero sus pases eran demoledores y como ecuatorianos, los sufrimos múltiples ocasiones. Claro, estuvo siempre acompañado por extraordinarios atacantes capaces de estar a la altura física y técnicamente de la velocidad mental del Pibe: Asprilla, “Tren” Valencia, Aristizábal, “Pipa” De Ávila, Rincón, Iguarán en los ochenta, fueron parte de una notable generación colombiana que se paseó por el continente, a la que sólo se compara con la extraordinaria camada actual de la selección cafetera, que superó a la del Siglo XX en cuanto a resultados.

Icónico incluso con su “look”. Sin embargo, se puso advertir de la decadencia de su estilo de juego cuando en Estados Unidos ’94, los veloces rumanos y los voluntariosos gringos anularon a Valderrama y a una selección Colombia que quedó sorprendida y desactivada. Se venían cambios en la dinámica del fútbol.

Marco Antonio Etcheverry

Etcheverry

Se podría decir que el mejor futbolista boliviano de la historia. Encabezó a una maravillosa generación altiplánica con: Melgar, Sánchez, Borja, Sandy, y demás enormes jugadores que lograron la clasificación al mundial del 94. El “diablo”, como los anteriores “10” tenía un magnífico don para la conducción del balón y además, una temible pegada de media distancia, la cual se pudo sufrir o admirar acá en Ecuador cuando vistió la camiseta de Barcelona SC. Leyenda también en la MLS, tras su retiro y el de sus contemporáneos, la selección de Bolivia ha decaído notablemente y hoy por hoy es poco opcionada para una clasificación al mundial.

Álex Aguinaga

Aguinaga

A pesar de haber jugado de “8” en sus inicios en el Deportivo Quito y ser más un “7” en su época dorada del Necaxa mexicano, “El Alex” tuvo la responsabilidad de enfundarse la “10” de la tricolor ecuatoriana en los noventa especialmente, al ser ese jugador diferente y de exquisito dominio de balón, además de mucho gol. Jugador esencial y distintivo del Ecuador a finales del siglo pasado, muchas veces tuvo a sus espaldas demasiada responsabilidad y se era poco grato con esta gran figura cuando en aquellos tiempos, la costumbre de la tricolor era el fracaso.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
Zidane Materazzi

No siempre se juega limpio

En este momento, el debate en Sudamérica dejó de ser futbolístico. Si Chile jugó un fútbol ofensivo, si Uruguay aplicó a su garra y prefirió defender, de la “galleta” de Valdivia en el primer tiempo, poco importa sino, el famoso dedo de Jara.

Hay muchos puntos a debatir. Si la actitud del defensor chileno fue incorrecta, desde luego. Si se le debe aplicar una sanción, sería lo lógico. Que la actitud de Cavani es entendible, también. Que Cavani debía ser por lo menos “más prudente” a la hora de contestar la “provocación” de Jara, es totalmente verdad.

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No es muy agradable que digamos, que te soprendan así, ¿no?

En el fútbol, ya sea el practicado en ligas barriales o en los torneos más prestigiosos, muchas veces aparece, si no es siempre, aquel jugador que trata de sacar ventaja como de lugar y así, colaborar al triunfo de su equipo. Recordemos el triste desenlace de la carrera de Zinedine Zidane, quien propinó un cabezazo a Marco Materazzi en plena final del Mundo, respondiendo a una provocación.

No cualquiera puede calzarse los botines del “villano”, hay que ser muy discreto, muy veloz y tener “inteligencia previa”. Por ejemplo, Materazzi sabía muy bien, que a Zidane “se le volaba la teja facilito”, desde los tiempos en los que el astro francés jugaba en la liga italiana. La reacción de Zinedine asombró al poco conocedor del fútbol, pero no a quien sigue más de cerca el trajín del fútbol internacional.

A un profesional de los quilates de Zidane, le puede tranquilamente desubicar un: “tu ñaña mi moza” (tu hermana es mi amante, traducido, si usted no es ecuatoriano) y al rival de barrio o de un torneo menor, le puede pasar igual. En el caso de Cavani, hay que agregar que el delantero uruguayo sin duda debe haber estado alterado por el actual problema de su padre, quien está detenido por causar en estado etílico, un accidente que le costó la vida a otra persona. Información que ya la debió haber tenido Jara.

Mientras menos mediático es un torneo de fútbol, más oportunidad hay para este tipo de mañas. Si usted jugó por los puntos, aunque sea el torneo de su cuadra o institución educativa, debe haber sufrido un trato similar, y uno que otro, debe haberlo aplicado. Hay que decirlo, a casi cualquiera, un dedo en el trasero es por lo menos desagradable, a muy poca gente le debe simpatizar hacerse el examen del tacto para vigilar su salud prostática.

MichelValderrama

¡Pero invita a cenar primero o algo!

Se dice que este tipo de cosas son “muy de Latinoamérica”, que acá “se festejan esas cosas”, pero, ustedes deben haber oído hablar del súper villano Vinnie Jones, un pavoroso defensa inglés. Tal vez deben acordarse del famoso “toque – toque” que le propinó Michel a Carlos Valderrama en sus genitales. Alrededor del mundo, pareciera que todo se vale.

En Uruguay se clama por sanción al “doctor” Jara, para algunos de nosotros, es un poco risible cuando hemos visto a futbolistas uruguayos repartir patadas alrededor del mundo. Era sabido que este partido tendría incidentes, la rivalidad futbolística entre chilenos y uruguayos es notable y los jugadores de ambos países, generalmente son aguerridos. Chile también, ya está marcado por un bochorno, el lamentable incidente del Cóndor Rojas.

 Acordémonos de lo cariñoso que era Paolo Montero

Nos queda como consuelo, que la tecnología ayudará a limpiar estas mañas del fútbol. Gracias al inmenso despliegue mediático que tienen eventos como la Copa América, la bajeza de Gonzalo Jara quedó en evidencia. Lastimosamente, los torneos de menor importancia tendrán menor supervisión y todavía darán libertad a los mañosos, como el ahora tristemente célebre jugador chileno.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol