Deadpool: el “Héroe” que usa Taxi… Como Yo

Sabemos que a Don Wade no le gustaba que le digan “héroe”, menos aún, después de su transformación hacia “Deadpool”. Pero este es un buen punto de partida para que el espectador se pueda identificar con un personaje, tan anormal como puede ser un mutante de los mundos de ficción de Marvel Cómics, pero a la vez, con esas pasiones tan humanas que de hecho, la misma Marvel suele dotar a sus creaciones.

Apenas iniciada la película de Deadpool, advertimos que la balacera y violencia en general, se vienen en serio, con una presentación bastante informal y desfachatada de la historia y protagonistas. Este peculiar personaje, si bien tiene poderes inverosímiles en un mundo que no sea del cómic, se presenta como un tipo de lo más normal que no va a salir volando por su cuenta o a través de sofisticados armatostes a hacer justicia. El se va en taxi, como usted, como yo, como cualquiera. Claro, la historia en Ecuador no se hubiera podido desarrollar tan normal, pues ningún taxista dejaría subirse a un tipo enmascarado y con espadas a “su unidad”, mucho menos, le permitiría irse sin pagar.

Wade Wilson no es ningún héroe, sus causas no se podrían considerar elevadas y nobles, el antiguamente mercenario ahora busca una venganza muy personal contra quien le complicó la vida de varias maneras. Es obviamente una sátira hacia la imagen impoluta del héroe de ficción, la cual no para de criticar y deslindarse, evitando a toda costa ser parte de los legendarios “X-Men”, que en la película están representados por el eslavo “Colossus”, que exagera en caballerosidad y altruismo.

Wilson o Deapool, es un sujeto sumamente humano. La transformación a la que se somete en la película y de hecho, su más grande motivación por la que se desarrolla la historia es el amor. Ese amor ideal por una mujer con la que no muchos afortunados se pueden encontrar: aquella que le permite ser ÉL: tan desfachatado, tan vulgar y pendenciero. Al pendenciero le tocaron el corazón y todo iba bien hasta que llegó el impertinente invitado de todos los buenos momentos de la vida: la enfermedad. Lo que venía siendo una violenta comedia pasa a ser drama y en esos contrapuntos entre comedia y tragedia se desarrolla está película bastante bien lograda.

Vale la pena destacar cómo se cuenta la película. El juego con los tiempos narrativos es notable y engancha mucho mejor con la historia que si se hubiera dispuesto de forma estrictamente lineal. Quienes solo prefieren al cine lo habrán relacionado con un trabajo estilo Tarantino (que es complementado con las permanentes balaceras), quienes son amantes de la literatura se sorprenden tal vez menos, pero no deja de ser un recurso interesante y fundamental para el atractivo del film.

Los guiños de cultura popular también divierten al espectador que no solo es público adolescente o adulto joven. Hay detalles muy ochenteros como la afición de Wade por el dúo británico “Wham!” (así, con el signo de exclamación, como le gusta pronunciar) o el chiste alusivo a “Ferris Bueller’s Day Off”. Se puede ir identificando referencias sobre televisión, filmes y publicaciones escritas que terminan enganchando y familiarizando a quienes disfrutan de la película y de hecho, ya es una marca de quien quiera hacer un producto mediático en estos días. Patrón legado por Los Simpson.

“Deadpool” no puede ser considerado como un film basado en cómics cualquiera. A pesar de los chistes vulgares y la constante violencia, deja un par de cosas para reflexionar como el lamento de Wade al tener que haber dejado al amor de su vida, por precisamente luchar por su propia vida. Una interesante y dolorosa disyuntiva que presenta una producción aparentemente ligera. Siempre Wade recomienda no abandonar el amor, ese que te permite ser tan vulgar y cualquiera como puedes ser, como te criaste, como vas a morir. Lo demás es pura ficción y efectos asombrosos, de esos que son divertidos de ver en la pantalla grande.

Un Spin-Off Totalmente Imperfecto

En pocas líneas, y serán pocas por qué no merece más, me permito hacer una breve crítica de la nueva serie estrenada por Netflix: “Fuller House”, y es que hace rato una serie que creaba tanta expectativa no nos lanzaba al abismo del sinsentido, pues pocos serán los valientes que logren terminar la primera y la que debería ser, última temporada.

Para una generación, incluso dos, a quienes el acceso a la televisión por cable nos era más bien limitado, en la que nos veíamos obligados a jugar en el patio y no “ensotarnos” frente al televisor, “Full House” era parte importante de nuestra vida, pues, no había mucho más de donde escoger (eran los Tanners, Will Smith cantando rap, los Súper Campeones y la novela de la abuelita). Las locuras del Tío Jesse, el orden de Danny Tanner, la irresponsabilidad de Joey, la sensualidad apta para todo público de Becky, y la ternura de todo el elenco infantil, brillando todas las niñas cada una en su momento, nos llevan a un feliz lugar, a un pasado que sin duda fue mejor. Es por esta razón que un spin-off (proyecto televisivo nacido de un proyecto anterior) de esta serie, nos llenó de esperanzas y esperábamos volver a vivir las risas que en nuestra inocencia, teníamos de niños.

¡Qué decepción! El primer episodio de esta nueva temporada te lleva a un lugar donde no puedes reconocer nada: Encuentras a los adultos bastante acabados (incluso cuando Jesse dice que se ve bien y aún tiene cabello ves que debe tener más de 50 años y eso te hace sentir anciano a ti), simplemente no puedes terminar de conjugar que aquellas niñas ahora son madres, y que la vida siguió para todos, incluso para los actores de televisión, quienes, valga recalcar, parece que nunca hubiesen sabido actuar, y te das cuenta de lo fingido que resulta ese cariño empalagoso y todos esos abrazos, abrazos todo el tiempo.

Y es que una serie en la que una niña de 8 años es capaz de meter el auto nuevo de su tío en la cocina, para solucionarlo todo mediante un abrazo y un “lo siento” con cara de cordero degollado, con el pasar de los años, no debe seguir con el mismo argumento; menos aún, cuando esa misma niña ahora es una DJ famosa (por cierto, posiblemente el mejor chiste de esta nueva temporada es la discusión por el nombre “DJ Tanner” entre Donna Joe y Stephanie), y explota en cada capítulo su sexualidad a un nivel que te lleva a pensar que estás viendo una película española independiente y no un sitcom infantil, una sexualidad que raya en lo vulgar y que sin necesidad de hacer uso de obscenidades te hace pensar mal varias veces por episodio, no apto para niños.

Los “adultos” desaparecen tras el primer capítulo, y la serie se enfoca exclusivamente en las desdichas de las nuevas adultas; DJ, Stephanie y Kimmy Gibbler (!), quien finalmente llega a ser LA protagonista de esta serie, contra todo pronóstico (muy similar a cuando a Ashton Kutcher le queda gigante el papel de Charlie Harper y es el idiota Alan quien termina moviendo la serie en “Two and a Half Men”: DESASTRE). Gibbler es quizás, la única que no ha cambiado su esencia y eso no es necesariamente bueno, y te recuerda a toda luz un capítulo de “Sixteen and Pregnant”, pues termina casándose con un latino que la engaña cada vez que puede, y es más, la sigue engañando aun cuando Gibbler es una diosa sexual (?): no me queda más que pensar que toda esa locura reprimida se manifiesta en la cama, y ahora madre de una niña que no conoce límites y que seguramente, va a seguir los pasos de su madre con el hijo de DJ, que tampoco es una perita en dulce.

Y eso nos lleva a la actuación de los niños: Jackson, el hijo mayor en un papel para nada destacable, sin embargo no desentona con el dulce empalagoso que se desprende de toda la serie; Max es de largo lo mejor de la serie, pues nos recuerda ese personaje infantil que fue ocupado en un principio por Stephanie y luego por Michelle (recordemos nada más que las gemelas Olsen no participan, acertadamente, de esta comparsa), y aunque a ratos sobreactúa un poco se le perdona por el mismo hecho que se perdonó toda la serie pasada, y es que es el único que trata de tener un personaje limpio. Ni siquiera nombraremos al niño hijo menor, no ha tenido ninguna trascendencia en los capítulos que he podido ver.

DJ Fuller (ya no Tanner) es quizás la más perjudicada en todo este embrollo, pues no logra asentar su papel como madre soltera cuyo esposo acaba de morir, y que se encuentra a cargo de una casa con tres niños propios, su hermana menor que puede tocar en Coachella llegando de improviso (¿DJ Tanner debe ser más grande que Tiesto, no?), una amiga que tampoco acabó de crecer nunca e intenta ser la mejor amiga de su hija adolescente, y por último, de un infaltable nuevo cachorro llamado “Cosmo”.

Esa es una pequeña reseña-crítica de “Fuller House”, una serie que falla estrepitosamente en continuar una historia que debió quedarse quieta hace 15 años. Lastimosamente, la vida sigue, los amigos crecen, se casan y tienen hijos, la gente muere, pero no todo se soluciona con un abrazo.

Creed: La Eterna Pelea Contra el Tiempo

Ídolo e inspiración de muchos ¿por qué no decir de todos? Quienes crecimos viendo a Rocky Balboa, vivimos como propias sus victorias y derrotas, disfrutamos de un personaje que nos transmitió lo mejor de sí con esfuerzo, humildad, superación, orgullo, lucha personal y motivación, definitivamente leyenda absoluta. Hablar de este personaje es hablar con el corazón, es hablar de un personaje querido por varias generaciones, y de cómo fue marcando a cada uno de los que nos creímos Rocky alguna vez, algunos (como yo) se quedaron en la parte de levantarse temprano y ya. Otros si salieron a comerse el mundo con rutinas de ejercicios y o de otras formas que no necesariamente impliquen preparación física.

Rocky es una saga que poco a poco fue perdiendo calidad pero no nuestra fidelidad, se volvió repetitiva y a veces aburrida pero sostenida por el enorme espíritu Balboa, sus seguidores también vencimos a Apollo, Lang, Drago y luego (opinión personal) nos decepcionamos con episodios tristes como los posteriores. A pesar de todo esto nos animamos a ver “Creed”, llegamos a este film con la «fidelidad» a Balboa y con la figura de Apollo en el olvido, quien es dignamente rescatado en “Creed”. Claramente llegamos con pocas esperanzas de encontrar algo nuevo o bueno, sin embargo Sylvester Stallone firma una actuación brillante junto a Michael B. Jordan en una película entretenida de principio a fin, una película que evoluciona a nivel Rocky, nos llevamos una grata sorpresa con un film que contiene varios elementos que no esperábamos, emociones que fueron dirigidas muy elegantemente, que pueden hacer llegar involuntariamente a levantarse y aplaudir.

Adonis, quien no conoció a su padre es adoptado por la ex esposa de Apollo, crece convencido de llevar el box en la sangre y viaja a Philadephia, dejando una cómoda posición social y económica atrás, en busca de Rocky, a quien solicitará que lo entrene recibiendo negativa como respuesta. La fuerza y determinación que “el hijo de Creed” demuestra, harán que entre él y Rocky se forme un nexo bastante interesante, prácticamente familiar, al mismo tiempo que encuentra en Bianca (quien vendría a ser su novia) un impulso y pilar quizá tan importante como lo fue Adrianne con Balboa en las películas más antiguas de la saga. Mención especial para ellas, las Adriannes, las Biancas de nuestras vidas, pilares e impulso fundamentales en la vida de cada uno de nosotros.

Todo esto apunta hacia un retorno de Rocky, pero esta vez en segundo plano, con un toque nostálgico que nos muestra una nueva manera de ver al campeón, con escenas de entrenamientos «vieja escuela», con diálogos llenos de experiencia y que te transportan a las entregas anteriores, que permiten esa reflexión y analogías con el diario vivir, con todo eso a lo que “se deseara boxear”. A todos quienes señalan que no merecemos algo, quenos dan ese puertazo, que insinúan que llegaste ahí por algo más emparentado con tu suerte que con méritos, porque al igual que en la Rocky original, a Adonis se le presenta prácticamente una casualidad única de la vida que tendrá que aprovecharla.

Es que Balboa nos enseñó a librar las más duras batallas, hoy en Creed nos toca ver al Balboa que temíamos ver, un Balboa sabio, viejo y vencido por el tiempo, que ya no sube vigorosamente las escaleras del Museum of Art de Philadelphia, pero que sube una colina para visitar la tumba de su amor de toda la vida, Adrianne, y la de su mejor amigo, Paulie. Que vuelve al ring pero para estar en una esquina cediendo el protagonismo. Un Balboa que sigue luchando y soportando golpes, que esta vez vienen de una terrible enfermedad.

Rocky no se cansa de darnos lecciones y motivos para seguir a pesar de todo, como lo que siempre fue, un campeón. No se cansa de decirnos que es como cualquiera de nosotros, con una vida llena de adversidades y a las cuales hay que vencer round por round, con el espíritu combativo y la determinación que siempre lo ha caracterizado. Creed quizá sea el principio del fin de Rocky, pero su legado y enseñanza siempre sobrevivirá: la lucha, la nobleza de espíritu, la fraternidad, la caballerosidad después de la batalla que desplegó el mismo antipático “Pretty Ricky”. Esos valores vieja escuela que jamás pueden perderse.

Grandes rivalidades: Atom vs Hyuga

Sí, entiendo perfectamente que esto es ficción y podría pasar como una propuesta poco seria, pero vale la pena analizar esta rivalidad del cómic para buscar los valores que puede enseñar el fútbol a través de personajes creados por un pueblo cuya pasión por el fútbol es relativamente reciente como es el japonés. De todas formas, gente que supo captar ciertas condiciones emocionales y con ello, cautivar a infantes de todas las latitudes.

Oliver Atom (Tsubasa Ozora) es probablemente el mejor jugador de toda la historia en este universo. Un enamorado del fútbol que dice que “el balón es su amigo” y su obsesión se centra en el juego. Pasa perfeccionando sus habilidades y desde chico tenía trazado un sueño que era el de jugar profesionalmente en Brasil y por su selección nacional. Su técnica es envidiable y de un liderazgo más ligado a sus habilidades que a su personalidad en sí. Un personaje demasiado positivo podríamos decir, con pocos matices de oscuridad.

Por otro lado, estaba Steve Hyuga (Kojiro Hyuga) es el más grande rival de Oliver al menos en la liga juvenil japonesa. Steve debe ser uno de los personajes más interesantes del popular cómic y serie animada. Es huérfano de padre y hermano mayor, por lo que se siente en la obligación de ayudar a mantener el hogar y desde muy joven estudia, trabaja y juega fútbol, el cual lo proyecta como un medio para la supervivencia de él y su familia. Podríamos decir que su historia se asemeja a la del futbolista latinoamericano promedio, todo lo contrario a la historia de Oliver que es hijo de una familia algo acomodada (su padre es capitán de barco). Las dificultades de la vida hicieron a Steve un muchacho muy temperamental, fuerte y de intenso liderazgo.

El primer encuentro entre las más grandes figuras de este universo imaginario se decidió a favor del equipo de Hyuga, quien impuso sus condiciones con su avasallador carácter ante un timorato equipo del “Niupi” (Nankatsu) que tenía en Oliver y Tom Misaki (Taro Misaki) como grandes figuras, pero superados por un rival corajudo que supo meter miedo. En el partido final tuvo que llegar Benji Price (Genzo Wakabayashi) para poner la personalidad necesaria, además de sus habilidades en el arco, para ganar el título.

Como sabemos, la historia tiene como principal personaje a Oliver y su evolución no deja de ser emocionante. Durante la liga infantil tiene complicados retos emocionales como la tremenda semifinal contra el equipo de Andy Johnson (Jun Misugi) en la que en 90 minutos tuvo apabullantes lecciones de madurez frente a un rival muy técnico y que tenía la condición de su enfermedad de corazón. Los juegos contra el Franco Canadiense (Meiwa) son partidos en los que tiene que sobreponerse a la figura recia de Hyuga y a un portero aparentemente invencible (Ken Wakashimazu o Richard Tex Tex), sin embargo, todavía no se erige como el gran capitán, en ese último partido fue su amigo y primer rival, Benji.

Cuando la serie hace sus característicos saltos en el tiempo y nos muestra el torneo de secundaria. Oliver tiene otra lucha: contra sí mismo. En este torneo le ocurren fuertes lesiones que lo obligan a superar el dolor físico que es vencido por el ferviente deseo de permanecer en cancha, un valor imposible de ver en el fútbol actual. A pesar de sus terribles dolores, Oliver conduce al Nankatsu al último juego contra el Toho que había llevado a sus filas a Steve Hyuga. La batalla contra Steve y contra su propio cuerpo es dramática, Hyuga no quería perder esta oportunidad, se había fortalecido notablemente y el juego final termina igualado. Con un reglamento que solo a unos japoneses poco doctos de fútbol (?) se les podía ocurrir, ambos equipos son declarados campeones y así termina una rivalidad excepcional, entre elogios y reconocimiento del gran esfuerzo realizado. A continuación tanto en el manga como en la serie animada, Oliver y Steve pasan a ser amigos y socios del gol en una selección japonesa de ensueño.

A través de esta maravillosa creación, quienes crecimos con los famosos “súper campeones”, experimentamos la dualidad del fútbol como un sueño de pibe al fútbol como sueño y a la vez vía hacia una vida mejor. Mundos opuestos encarnados en personajes que pueden ser realidad a diario. Podríamos identificarlos en rivalidades del tipo Messi – Cristiano o Federer – Nadal. Hay que agradece al señor Yoichi Takahashi por crear a estos personajes para nada planos y con una simbología mucho más trascendente que el simple entretenimiento.

Friends vs HIMYM: ¿Cuál Gana?

Dos series ambientadas en New York, que relatan la vida de jóvenes adultos y su estrecha relación con sus mejores amigos en lo que podría considerarse como una vida “ideal”. Más allá que dicho estilo de vida se plantea en un escenario tanto o más fantasioso que el de Batman o Ironman, ambas series, de extensa duración (casi una década), son de las más icónicas de los últimos 20 años, ambas tienen casi la misma fanaticada, la cual se pregunta qué serie fue mejor o al menos, más trascendental.

A priori podríamos decir que Friends, simplemente por tema de antigüedad. Esta serie comenzó a ser rodada y emitida en 1994 y atravesó tremendos hitos generacionales como el cambio de milenio o la caída de las Torres Gemelas (que nunca fue directamente abordado de todas formas). How I Met Your Mother comenzó a emitirse un año después del último capítulo de Friends, en 2005, con en teoría un argumento ya antes visto: mejores amigos jugando a ser personas grandes en la ciudad de New York.

Si vamos por calidad de actores, nuevamente la serie noventera es la que tiene ventaja. El elenco de “Friends” es sólido y magnífico con actores que ganaron mucho reconocimiento con la serie, aparte de un montón de dinero. Jennifer Aniston por ejemplo, ganó Emmy y Golden Globe gracias a su papel de “Rachel”. Se podría decir que todos los personajes de la entrañable “Friends” son clásicos para la T.V.: Rachel, Ross, Phoebe, Joey, Monica, Chandler tienen características inconfundibles con las que cualquier televidente pudo reconocerlos e identificarse, yo por ejemplo, me considero un Chandler. Ese rasgo tal vez no es identificable en “How I Met Your Mother” salvo quizás, el personaje “Barney Stinson” de Neil Patrick Harris y un poco, el protagónico “Ted Mosby”.

Ahora, si vamos por el lado del guión y calidad narrativa, “How I Met Your Mother” le hace un paseo a “Friends” y personalmente, hace que la serie termine considerándola entre mis favoritas de todos los tiempos, bastante más que la entrañable “Friends”. “HIMYM” fue diseñada para que a todos nos intrigue su final y que a medida que pasen sus capítulos, cada televidente vaya angustiándose y cavilando con las posibilidades de quién podría ser la madre de los hijos de Ted. Además, los recursos narrativos usados en la serie son magníficos: yuxtaposiciones, flash backs, flash forwards, etc. Narrar una teleserie cómica al más puro estilo de “Run Lola Run” o “Memento” fue atrevido y el resultado genial. En cuanto a cómo contar una simple “sitcom”, «How I Met Your Mother” marcó un hito y una revolución.

La discusión entre ambas series es muy común en que se centre en este punto específico: cómo acabaron ambas series. Por un lado, está «Friends» con el final complaciente y que todos esperaban: que Ross y Rachel se queden juntos y felices por siempre, con el detalle no menor que Rachel renuncia a la vida que siempre soñó: trabajo en París relacionado a la moda. Por otro lado “How I Met Your Mother” tuvo un final impactante: el televidente navegó por 8 temporadas para conocer a una madre a la que recién le empezaba a tomar cariño y resulta que la larga historia que Ted cuenta a sus hijos se motiva en que en ese futuro hipotético en el que la está repasando, la madre ha fallecido. Aunque finalmente es complaciente porque Ted sale a buscar al “verdadero amor de su vida”, que siempre fue la bella Robin Scherbatsky. Personalmente, prefiero el final de HIMYM y el que Ted haya intentado de nuevo con Robin, estuvo demás.

Es así como se ha expuesto los puntos en los que la una serie neoyorkina se impone a la otra y le queda a quien los lea, el afirmarlos o contradecirlos. Como señalé en el primer párrafo, el principal defecto que encuentro es esa vida en la que el grupo de panas vive un junto a otro, son como una familia unida y tienen estilos de vida demasiado cómodos que distan mucho de la plusvalía que tienen las viviendas de la gran manzana y de la disponibilidad de tiempo de cualquier grupo de amigos a medida que se hacen adultos. Bueno, tampoco, es para ponerse amargado o paladín de la realidad socio económica. No deja de ser ficción nada de esto y para lo que está es simplemente para divertir.

La era “romántica” de Internet

El fenómeno del Internet y su influencia en la sociedad que vivimos es bastante paradójico. Por un lado, su presencia es sumamente reciente en relación a toda la historia de la humanidad, sin embargo hoy es prácticamente el aire que respiramos, aunque los estudios indiquen que la gran parte de la población planetaria no está conectada y demás teorías que da pereza exponer en este instante. La verdad es que la diferencia es enorme entre quienes están conectados y quienes no, pasando a ser el segundo grupo, los marginados.

Internet y su función comercial y social como la conocemos debe tener algo más de 20 años y debe ser un eje fundamental de la vida de todos quienes estén leyendo este artículo, sin embargo, existimos de esos “pioneros” (?) de la “era romántica” del Internet. ¿A qué defino yo arbitrariamente como “era romántica del Internet”? Pues a los tiempos de la exasperantemente lenta conexión con módem telefónico. Disfrutemos un momento, de esa sinfonía de chillidos y pitidos cuasi orgásmicos para el internauta nerd de aquellos días.

Acá en Ecuador, recuerdo que los primeros conectados a Internet, nobles y reyes desde luego, lo fueron por los años 1995 y 1996. Al pueblo le tocaba un poco más difícil y fue así como en los años 1998 y 1999, jovencitos de clase media a subterránea descubrieron la manera clandestina de proveer de Internet a sus casas, conectando el módem de la gigantesca PC familiar a la normalmente única línea telefónica de la casa, para el resto de la magia, hacía falta entrar en el mercado negro de las contraseñas que se requería para iniciar sesión en Internet con esta tecnología. El intercambio de productos y favores todo lo podía. Para los menores de 20 años, todo esto que se cuenta debe haber pasado en los tiempos de Cristóbal Colón.

Esta conexión clandestina a Internet abrió un enorme mundo de posibilidades a los adolescentes noventeros dependiendo mucho de sus intereses, el primero de ellos, lógicamente desnudos y pornografía. Pero más allá de la avidez por el cuerpo, cada uno buscaba lo suyo: música, videojuegos y deportes eran la predilección. Pocos utilizaban este recurso para cuestiones académicas, como ahora que es de uso extendido.

Internet fue un maravilloso paso para la recopilación de música. Gracias a la magia del Internet, empezó a quedar atrás la romería de ir con un cassette en mano, de casa en casa de los panas, grabando una o dos canciones de un CD que él tenga y que tú no o no te daba la gana de comprar o era muy caro (ya para 1999 valían como 150 mil sucres ¡y vaya que era plata!) Entonces la posibilidad de descargar alguna canción se hizo realidad. Primero, era una tediosa tarea buscando de sitio en sitio web, la dichosa canción, lo cual era especialmente difícil si se trataba de clásicos por ejemplo, más una vez arribado Napster a nuestras vidas, todo fue maravilloso.

Con ese concepto de computadoras en todo el mundo conectadas haciendo un servidor gigantesco, Napster permitía encontrar LO QUE SEA en cuanto a música. Con ello, la creciente demanda musical de esa generación crecida con el MTV gratis se veía satisfecha. Ahora, con la modesta conexión de módem telefónico de 33.6 kbps de promedio, había que armarse de paciencia, pues la descarga de una sola canción tardaba aproximadamente media hora. Después, con la venida de la banda ancha, supimos lo que era descargarse álbumes enteros en ese mismo lapso de tiempo.

Hablando del entrañable módem telefónico, quien no debe tenerle mucha gratitud al mismo, son todos aquellos padres de familia de adolescentes noventeros, hoy venerables abuelitos en su gran parte. Pagar esas escandalosas cuentas telefónicas debe haber sido tremenda tortura. Recordemos que al permanecer conectado por teléfono a Internet en esa era, aparte del precio del servicio (que uno de cada 10 pagaba por la floreciente piratería descrita párrafos atrás), el precio de una llamada local. Por lo bajo, se permanecía conectado 2 horas al día y eso equivalía a “visita telefónica”. Sin internet, una familia no pagaba más allá de 100 mil sucres por servicio de telefonía, cuando a alguno de sus vástagos se le ocurría “conectar a la familia”, esas cuentas podían fácilmente llegar al medio millón de sucres. Devastador para aquellas economías en crisis, de cuentas congeladas y bancos quebrados.

En cuanto a interacción social, esta era la otra gastadera de tiempo. Una de las principales formas de interactuar era el recordado “latinchat” (no puedo creer que aún exista), donde en una plataforma de novedosísimo java, uno podía conversar con gente al menos de todo el continente, sobre determinados temas o simplemente por conversar. Como ni soñábamos en teléfonos inteligentes hace “escasos” 17 o 18 años, una señal de triunfo era sacarle el “ICQ” a la persona con quien chateaste. Tampoco puedo creer que aún exista esa brujería y de mi número si me acuerdo: 39585736. Básicamente, bajo este método la comunicación era vía texto y muy escasamente con escuetos mensajes de voz.

Un poco más tarde se popularizó el mIRC, que tenía la dinámica del latinchat, con canales de temáticas específicas, mas se necesitaba descargar un software para entrar al mismo. Para el año 2000 y ya dolarizados, estaba popularizado el dichoso servidor y los quiteños más enfermitos con el ciberespacio tenían su canal #quito para contactarse. Yo personalmente recuerdo que los capos eran “Rocky Balboa” y “Aeromoza”… capaz esos manes sean ahora tuiteros influyentes. Yo, las pocas veces que entré a ese canal lo hacía como “Macphisto”, de ahí más me interesaban los de música y deportes.

Los inicios de Internet traían consigo formas hoy primitivas de hacer grupos con los foros de discusión o las listas de correo, estas últimas, auspiciadas por el desaparecido Geocities y actual Yahoo. Servidores de correo favoritos: Hotmail, Latinmail, Yahoo. Todas y todos deben tener su dirección vergonzante, rezagos de esos tiempos del tipo: rubiasexy@hotmail.com o tumarido@yahoo.com y la vida profesional nos obligó a enseriarnos. Recién golpe de 2000 Google pateó el tablero de los buscadores, antes era Yahoo, Altavista, Lycos y demás opciones las que se usaban para buscar porno el contenido requerido.

Si tienes más vivencias de la “era romántica del Internet”, no dudes en comentar. Siempre es bueno no hablar nomás de fútbol, para eso mismo creamos este espacio.

Spectre: El eslabón faltante del 007 moderno

Hace algunas semanas tuvimos el estreno de la última entrega del agente secreto 007: Spectre, la más reciente película de James Bond protagonizada por el frío y elegante Daniel Craig. Personalmente, soy un fanático acérrimo de las películas de James Bond, desde Casino Royale (1954) protagonizada por Barry Nelson y dirigida por William H. Brown, hasta las últimas entregas de la franquicia protagonizadas por Craig. Sam Mendes ha participado como director de Skyfall y recientemente asumió la dirección de Spectre, recordemos que Casino Royale y Quantum of Solace contaron con otro director al frente del rodaje. No obstante, Sam Mendes le da un toque muy particular a sus dos últimas obras del agente secreto más conocido del cine, combinando una serie de factores que iré mencionando de a poco a lo largo de este artículo.

James Bond

 

El trabajo realizado por Martin Campbell en Casino Royale es fabuloso, no por nada consiguió una calificación de 8/10 en IMDb y 95% de aceptación en Rotten Tomatoes, siendo esta última una de las páginas especializadas más exigentes del mundo cinematográfico. En esta película cambiamos la cara de Bond, del galán, sutil, y con la pose de “no me voy a ensuciar el smoking” que tiene Pierce Brosnan, a la de un agente secreto entrenado para matar, sin escrúpulos, y definitivamente sin ningún tipo de límites, como nos lo demuestra Daniel Craig en su personaje.

El cambio a Quantum of Solace, en la cual lastimosamente no repitió Campbell, fue un bajón para los fanáticos de la saga. Marc Forster, simplemente, “no la vio” como decimos en el fútbol. La película en sí fue un desastre en lo que respecta a la historia y el giro de la trama, no se entendió, y mezclaron tantos temas que en sí, hacen de la película un esfuerzo para cualquier persona que no esté 100% concentrada viéndola. Cuando parecía que todo estaba perdido, Sam Mendes tomó la dirección de Skyfall y desde ese momento, cambió todo respecto al James Bond que todos conocemos. Menos humor, menos misericordia, más frialdad y un agente secreto totalmente despiadado con sed de venganza, es el enfoque que desde hace mucho tiempo pedimos los fans. Para galanes y humoristas ya tuvimos a Sir Roger Moore o al mismo Pierce Brosnan, la saga pedía otra cosa, y Sam Mendes lleva la camiseta de la responsabilidad a su talla.

La importancia de Spectre dentro de todas estas películas en las que participa Craig es vital, considerando que nos brinda por fin, una semejanza con las películas clásicas de 007. Siendo este un artículo con el “timing” para introducir spoilers, me tomaré la molestia de mencionar unas cuantas referencias con los clásicos que podemos notar en esta nueva película. En la escena de México con el disfraz de skull podemos ver una semejanza con el disfraz de Baron Samedi en Live and let die. Otra referencia muy notable, en este caso, proviene de You only live twice, donde podemos ver al villano Ernst Stavro Blofeld (interpretado por Donald Pleasence) con una cicatriz en su rostro, misma cicatriz que tiene Christoph Waltz luego del encuentro con Bond en su base, la cual se encuentra dentro de un cráter al igual que la base original de Blofeld. Sí, las referencias son evidentes, y no dejan de ser emocionantes.

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Diez puntos para esta película en lo que respecta a los villanos y a la chica Bond. Partamos por el hecho que reintegran a Ernst Stavro Blofeld, el némesis eterno de Bond, quien estuvo muy cerca de acabar con él en innumerables ocasiones. Es también, el villano que ha repetido en más películas de James Bond durante décadas, siempre personificado por actores diferentes con la particularidad que siempre cambiaba de rostro para mantenerse en el anonimato. No se me ocurre un actor más idóneo que Christoph Waltz para este personaje, dado que recrea el cinismo, maldad, y notable sentido del humor retorcido que siempre reflejó el personaje de Blofeld.

Dentro de todo lo misterioso y retorcido que puede ser Franz Oberhauser (nombre real de Blofeld), el hermano adoptivo de James es un tipo brillante, que siempre está un paso más adelante que su rival, y esto se lo deja claro a 007 en innumerables ocasiones durante la película. Pero como Franz no disfruta ensuciar sus manos, sí o sí necesita un matón a su cargo, ¿cierto? Ok, aquí es cuando entra en acción Mr. Hinx, interpretado de forma muy respetable por el ex WWE y actor Dave Bautista. Su personaje silencioso, con una fuerza brutal y muy persistente en su persecución a Bond es muy parecida a la de Jaws en The Spy who loved me. Este tipo de villanos, son de los cuales se habla cuando se hace referencia a una película. En la palestra de 007, junto con Oddjob, Jaws, Baron Samedi, entre otros, muy seguramente tendremos a Mr. Hinx. Pasando un poco al otro detalle infaltable en las películas de James Bond, tenemos a Madeleine Swann, hija de Mr. White (ex miembro de Spectre, la organización que dirige Blofeld) e interpretada impecablemente por Léa Seydoux. El personaje de Seydoux tiene todo lo necesario en una chica Bond: atractiva, solitaria, muy inteligente, y con un pasado y presente muy tormentoso. El tipo de chicas con las cuales 007 siempre se involucra más, y con esta no fue la excepción. A fin de no meter más spoilers en esta parte, vean la película y entenderán de qué hablo.

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Parte de este breve análisis y resumen de los puntos más interesantes de la película, me gustaría también dedicar unas breves líneas al elenco que eligieron para la película, que a mi criterio, por trascendencia de los actores y su historial, es el mejor de la historia en las películas de 007. Daniel Craig, Christoph Waltz, Ralph Fiennes, Monica Belucci, Léa Seydoux, Naomi Harris, conforman el principal elenco estelar de Spectre, y sumando a Dave Bautista con sus apariciones esporádicas dentro del film, hacen de esta película una de las más plagadas de estrellas en lo que respecta a un film de 007. La importancia de los actores es crucial, con la muerte de M (protagonizada por Judi Dench) en Skyfall, era muy difícil encontrar un actor o actriz que llene los zapatos de Judi, quien había protagonizado al personaje desde Goldeneye. Ralph Fiennes es el personaje ideal para protagonizar el papel del director de MI6, con la clásica postura diplomática y precavida, dista mucho de la actitud arrogante y arriesgada de Judi Dench. Incluso, nos remonta a las películas clásicas en las cuales M era protagonizado siempre por un personaje masculino, siendo Bernard Lee (+) el más recordado de aquellos. Creo que ya mencioné en este artículo la importancia de Waltz en este film, pero vaya, es inevitable no hacerlo. Christoph Waltz superó con creces a todos los villanos de Bond desde los films de Pierce Brosnan, y lo más importante de todo, parece que aún nos acompañará en un hipotético próximo film del agente secreto más famoso de Hollywood.

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En fin, si aún no se han visto la película, véanla (un poco tarde con el chorro de spoilers que me he mandado). A muchas personas no les gustó, pero al menos yo considero que aclara muchas dudas respecto a los vacíos que dejan las películas anteriores de Craig, y más que nada, por fin se descubre quien ha estado detrás de todos los hechos acontecidos en las entregas previas. Definitivamente es un must para los verdaderos fans, evoca recuerdos de clásicos donde veíamos a Sean Connery y a Sir Roger Moore protagonizar el complicado papel de 007, el cual Daniel Craig lo interpreta de una manera distinta, pero más atrevida. ¿Veremos una nueva entrega del agente 007 en los próximos años? Estoy seguro que sí, y espero que Sam Mendes siga al frente de esta franquicia. ¡Gracias por tanto, Mr. Bond!

 

“Now the whole world will know that you died scratching my balls”

Casino Royale (2006)

STAR WARS: La Mentira

Soy de ese escaso porcentaje de personas que nunca ha visto una sola película de Star Wars, no por falta de tiempo, ni de ganas, hasta compré la película pirata alguna vez para verla en casa. Es para mí, una de las películas más sobrevaloradas del cine, casi tanto al nivel sobrevaloración de The Beatles (quiero hacer una pequeña reflexión en este punto: lo mejor que le dieron los Beatles a la música fue Ringo Starr, cuyo máximo logro fue protagonizar la película clásica del cine “El Cavernícola”, la cual rivaliza la miseria de sus efectos especiales con la Star Wars original) en la música: Pasables a duras penas, pero con una horda de fanáticos que no entienden razones.

Se necesita que empiece Star Wars, con las letras en fondo negro y esa canción ridícula para que yo comience a cabecear del sueño, cuando superas el sopor de ese inicio insufrible, salen en la pantalla un fondo hecho en Paint en el cual unas figuras de legos disparan rayos laser que son más falsos que las posaderas de una serrana aniñada, para que luego aparezca en pantalla un actor que representa a un robot afeminado con un disfraz que parece hecho de papel aluminio pintado con esmalte, y una lata de cerveza con esteroides que se comunica en base a pitidos… Si no se quedaron dormidos en esa parte, pueden soportar sin problemas cualquier tortura del mundo, incluida una tesis de Doctorado.

Me quedo corto un poco en mi análisis por el contenido de la película, pues como trato de decir desde hace dos párrafos ya, no he podido verla porque me gana el sueño. Entiendo que es una guerra innecesaria entre “los malos” y “los buenos”, entre los cuales brillan especialmente los que tienen “la fuerza”, que no es más que “un poder metafísico y vinculante, omnipresente” según la Wikia de Star Wars, es decir, la fuerza es diosito. Luego, entiendo que todo empieza a tener un tinte de novela mexicana, bien podía Thalía haber protagonizado la película próxima a estrenarse, les resumo un poco: Había un muchacho bueno que se vuelve malo, que tiene un hijo que queda huérfano y luego pelea contra su padre, mientras su hermana pasa por la vida con un peinado medio ridículo y en lugar de mandar un e-mail cifrado con los planos de una nave espacial, envía la información en un androide, mientras le destruyen su navecita intergaláctica a punta de laser que suena “piuuuu piuuuu”. Una V E R G Ü E N Z A. En algún punto de la película solo faltaba que entre Soraya Montenegro a gritarle “Maldito Lisiado” al muñequito verde ese que tiene la ropa de Splinter de las Tortugas Ninja.

Y eso que no consideramos las mascotas que parecen Pie Grande, las máscaras de lobo, esos Oompa Lumpas peludos y ese montón de muñecos con disfraz blanco que no hacen más que el ridículo con movimientos torpes, pues se esperaría que si tienes la tecnología para construir naves espaciales que viajen a muchos años luz, puedas construir robots que no den pena y lástima. Del mismo modo, sería más fácil matar a los rebeldes con armas biológicas, y destruir las naves con virus de computadora en lugar de jugar con armas láser que al parecer, no pueden perforar gran cosa.

Puede que la mayor inconsistencia de la película sea la presencia de los tales Jedi, que tras analizarla deja a Star Wars como una triste película de Disney: Cuando tuvieron que matar a todos los Jedi, lo hicieron sin mayor problema, pero cuando les quedan los últimos dos, al parecer se convierten en cucarachas, nunca mueren. ¿Alguna explicación? Aunque, pensándolo bien, puede que el mayor error sea que en el espacio no pueden existir explosiones porque no hay oxígeno, o que no puede haber sonido y los láser no pueden sonar “piuuuuu piuuuuu piuuuuuu”.

Claro, existen otros temas que merecen dos centavos de análisis, por ejemplo la relación casi incestuosa entre Leia y su hermano Luke en la cual se besan, cosa que no es muy aceptada socialmente. Por otro lado, la comunicación entre Chewbacca y el protagonista, el cual es el único que puede entender si ese perro erguido tiene hambre de croquetas o quiere venganza contra el lado oscuro. ¿Han Solo Dolittle? Finalmente, la incapacidad de provocar miedo de Darth Vader, un muchacho con “capacidades especiales”, quien en el tiempo que le quedó entre sacar el carnet del CONADIS y tener hijos que dejó botados, trataba de conquistar el universo como si fuese candidato de Alianza País para elecciones 2017.

Star Wars es la película que logró llevar el show más allá, es el “Crepúsculo” de nuestros padres, cuyos progenitores a su vez fueron quienes tuvieron que gastarse la quincena en comprar esos juguetes horrendos, convirtiendo así al cine en lo que es ahora: una gran tienda de productos de exhibición basados en personajes vacíos para gente que se deja impresionar con poco, en un cambio de Hollywood de las películas Western de la época, en una con una trama muy similar, pero con espacios, naves y rayos láser.

Si “Mis Adorables Entenados” diera hoy…

A propósito de la noticia vista en Diario El Extra (informa primero y mejor) en la cual, se vislumbra la posibilidad de un regreso de la entrañable comedia ecuatoriana de finales de los 80, “Mis Adorables Entenados”, pero a la pantalla grande, se me ocurrió refrescar la memoria y recordar algo de lo que hacía felices mis sábados por la noche, cuando era muy pequeño, obviamente no salía y la televisión por cable era privilegio de nobles y reyes.

“Mis Adorables Entenados”, es catalogada como una serie costumbrista. Habrá que explicar que “entenado” es el hijo de los integrantes de una pareja que no pudo tener hijos en otro compromiso. Es así como Lupita acoge a los vástagos de las andanzas del “bandido” de su marido, Ángel Vera, a quien nunca vimos su rostro. El escenario del a “cría de entenados” era y no se si siga siendo, bastante común en el Ecuador y sobretodo en la Costa.

Desde aquí, ya advertimos un estereotipo que hoy por hoy sería fuertemente criticado por las actuales leyes de la nación: el machismo. Mientras vemos a una Lupita resignada a su suerte, a las labores domésticas y a soportar las andanzas de su marido, éste muy orondo es una figura ausente que únicamente reporta algunos (pocos) billetes para mantener un humilde hogar de los tantos que había y sigue habiendo en Guayaquil. La figura machista y paternalista daría ya mucha papaya para que la SUPERCOM se divierta.

Los entenados de Lupita reflejan los varios rostros del ecuatoriano humilde. Está Pablo, el obrero, trabajador y desafortunado, cuyas desventuras mucho tienen que ver con su mal carácter. Rosendo es el que pone sus esperanzas en los estudios, chico de familia, de buenos modales y honesto. Stacey es el campesino ingenuo y trabajador, mientras que la estrella, Felipe, reflejaba ese arribismo de muchos ecuatorianos: es pobre, pero debe guardar las apariencias de mejor posición económica y social, aparte de no hacer nada más que mentir para lograr dicho bienestar. Las actuaciones de Oswaldo Segura, Pablo y Andrés Garzón, Richard Barker y Amparo Guillén son todas sensacionales. La cumbre de sus carreras.

Los chistes en torno a los “entenados” en nuestros tiempos modernos hubieran causado polémica si no es indignación y sobretodo, un relajo tremendo bajo las actuales leyes y reglamentos. Imaginen la cantidad de querellas que desatarían los golpes y demás “cariños” que se dan entre los hermanos o por el hecho que a Lupita siempre le veías en la cocina o en algún rol estereotipado de ama de casa. Hablando de estereotipos, las bromas con Stacey en su condición de afro descendiente fueran hoy un escándalo.

Debo ser sincero y la verdad, cada vez que Felipe hacía cualquier broma que hoy se podría calificar como discriminación y/o racismo, yo me divertía mucho, es más, caí a YouTube a ver aquellos capítulos que con más de 25 años se me hacían borrosos y la bienvenida al hogar por parte de Felipe hacia Stacey con bromas claramente alusivas a su fisonomía y color de piel me hizo desatornillarme de la risa. Supongo, soy una mala persona.

Ante la Ley de Comunicación, cada contenido: machista, violento, excluyente, racista y estereotipado, habría hecho simplemente imposible en nuestros días emitir esta recordada comedia. Acá las preguntas serían: ¿hace falta reproducir esa clase de comportamientos que la L.O.C. condena para la elaboración de un programa costumbrista? Hasta cierto punto, sí diría yo, puesto que justamente nuestra sociedad es machista, racista, excluyente, etc. y omitir ello sería prácticamente faltar a la verdad y hacer un contenido light. Cuando se abusa de estos elementos sí, se cae en la monotonía y ofensa como en programas costumbristas que tuvieron auge en estos últimos años.

Otro punto es que es cada vez más difícil encontrar buena producción nacional, no solo yo, sino que mucha gente en sus 30 años de edad hacia arriba, añoran “Mis Adorables Entenados”, como una comedia que era indispensable en los hogares ecuatorianos que con las limitaciones en recursos, lucía mucho mejor que la producción nacional actual. Tal vez ahora, la masificación de la televisión pagada, nos haya vuelto más exigentes.

Debido a la rigurosidad de nuestras leyes, la decisión de llevarla a la pantalla grande a esta comedia, sería más que acertada, ya que cae fuera de la jurisdicción de la temida inquisición reglamentaria. Ojalá en un futuro no muy lejano, vuelva a ponerse de moda términos como: “supilindo” o “guacharnaco”.

Everest, una lección de vida

A fin de evitar un momento desagradable para quien no se haya visto la película de la que voy a hablar, corran a verla antes de leer este post. No me responsabilizo por posibles spoilers que puedan encontrar, pero son necesarios para explicar los puntos de los cuales quiero hablarles. Hace algunas semanas ya, se estrenó en nuestros cines la película Everest dirigida por Baltasar Kormákur (Inhale, 2 Guns, A Little trip to Heaven). Realmente no soy experto en el tema montañismo, a pesar que tenemos como compatriota a un deportista de primera a nivel mundial como lo es Iván Vallejo y un sinfín de paisajes hermosos en nuestra sierra ecuatoriana. No obstante, me gustaría mencionar ciertas cosas que me agradaron mucho de la película y me parece interesante poder destacarlas.

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Vista panorámica del Mt. Everest

 Para los que nos gusta mucho el frío, paisajes nevados y el horizonte infinito que reflejan las montañas y las cordilleras en general, esta película los capta en su máximo esplendor. Desde el inicio, se ve una serie de ascensos en los cuales se puede apreciar cada detalle de los paisajes nevados que implica una travesía hacia la cima del Everest. Pero, ¿qué le da el toque de gracia a la película? Sí, un poco de “giles” que pagan por disfrutar la experiencia de subir a la cima del Everest. Ojo, no veo nada de malo en querer participar de una de las experiencias más gratificantes que la naturaleza pone muy humildemente a nuestra disposición, sino que voy más al punto de que para realizar una tarea titánica de ese nivel, debes tener una preparación nivel Rocky IV considerando que te hayan matado a tu familia entera previamente. Sí, talvez exagero, pero créanme, este tema no es para jugar. Cabe recalcar que esta película es basada en una lamentable historia real, en la cual murieron muchas personas y otras, bueno, volvieron a nacer.

Equipo de Robert Hall posa a 17,600 pies de altura

Equipo de Robert Hall posa a 17,600 pies de altura

Dentro del gran grupo de millonarios, excéntricos, profesores de escuela, hasta incluso un cartero (¡Sí!, ¡Un cartero!), podemos palpar muy de cerca lo iluso que puede ser el ser humano cuando tiene un deseo que quema desde el fondo del alma por ser cumplido, pero muchas veces no se mide el contexto de las cosas con tal de lograrlo, a como dé lugar. Rob Hall, interpretado por Jason Clarke (Dawn of the Planet of the Apes), es el personaje principal de la película y el montañista más calificado de todos los que participan en el ascenso. La actuación de Clarke es fresca, el personaje en sí, es de esos que te otorgan cierta tranquilidad de que mientras esté dentro del grupo, todo va a estar bien. Para una película como esta, es lo mínimo que puedes esperar, más aún si tienes un grupo de inexpertos que dirigir. Josh Brolin (The Goonies [!], No Country for Old Men) interpreta al millonario de Texas Beck Weathers. Beck, bueno, digamos que es el personaje que más necesita ayuda a lo largo de la película, y sale mejor librado que muchos. Por otro lado, tenemos a Scott Fischer, interpretado por Jake Gyllenhaal (Zodiac, Southpaw). Scott es el otro montañista calificado como guía dentro de la expedición, y el competidor eterno de Rob. Realmente el personaje de Gyllenhaal es mi favorito de la película. O sea, ¿cómo no idolatrarlo? Si en la primera escena que aparece está pegándose un rico chillin’ recostado en una silla perezosa, en bóxer, a orillas de un nevado y tomándose un trago.

Jake Gyllenhaal interpretando a Scott Fischer

Jake Gyllenhaal interpretando a Scott Fischer

El ascenso al nevado comienza, dirigido por ambos guías más los montañistas de soporte. Durante los primeros metros vemos a todos muy felices, bebiendo, bailando, disfrutando el ostentoso paseo y engordando alegremente los bolsillos de Rob y Scott. Como en todo, poco a poco se dieron cuenta que el grupo que habían llevado ese año era muy grande, considerablemente más grande de lo que hubiesen esperado. ¿En qué afecta la cantidad de personas durante un ascenso? Fácil, durante la época en la cual esta expedición se llevó a cabo, ya existía un tráfico de turistas y alpinistas aficionados importante, lo cual dificultaba mucho la circulación fácil por el tramo de ascenso a la cima sur. Esta congestión se reflejaba más en tramos complicados como Cornice Traverse o Hillary Step, siendo este último el cual tomó protagonismo en la película. Como cultura general, el Hillary Step es representado por una roca imponente de 12 metros, considerado uno de los tramos más complicados de todo el ascenso. Su nombre va en honor a Sir Edmund Hillary, quien junto a Tenzing Norgay fueron los primeros que atravesaron dicho tramo. La forma en que la película capta esta lamentable tragedia es muy precisa, el comportamiento de los personajes va muy apegado a cómo eran las personas realmente y explota de manera muy cruda el comportamiento humano en diferentes situaciones extremas, lo cual nos convierte en coprotagonistas de esta aventura.

George Mallory (18 de junio, 1886 – 8 o 9 de junio, 1924)

George Mallory (18 de junio, 1886 – 8 o 9 de junio, 1924)

Como sugerencia personal, si aún no se la ven, vayan. Disfruten de la película, la escenografía, vivan los personajes. En esos momentos en los cuales nuestra vida se pone en riesgo más de una vez es cuando nos damos cuenta de qué estamos hechos los seres humanos. Recomiendo verla en 3D, esta es la mejor forma de apreciar la delicia cinematográfica que representa una de las más hermosas bendiciones que nos regala la naturaleza. Los humanos hemos sido amos y señores de lo que sucede en la Tierra, pero es seguro que tarde o temprano la Madre naturaleza va a reclamar su lugar.

“Mi mente está en un constante estado de rebelión. Considero que siempre será así”

George Mallory

(Alpinista participante en las tres primeras expediciones al Mt. Everest, 1924)