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El Nacional y los Años 2010: Una Década Perdida

Los años 2010s fueron por lejos las más tristes para la historia de la institución criolla. La década deja pocas alegrías y un notable desprestigio de un equipo que en algún momento tuvo una historia gloriosa. Es bueno repasar que pasó en estos últimos 10 años con el Club Deportivo El Nacional.

 El cuadro militar arrancó la década tratando de sacudirse de un mal 2009 que fue un preludio los actuales tiempos oscuros. Había contratado a Jorge Luis Pinto, prestigioso técnico colombiano que no tuvo la suficiente fortuna ni conexión con su plantel y duró media temporada tras un rendimiento insatisfactorio de sus dirigidos. Su reemplazo fue el uruguayo Mario Saralegui, quien al menos logró rematar decentemente el 2010 teniendo como figuras a Marwin Pita, Michael Jackson Quiñónez y Edison Preciado. Pinto 4 años más tarde llegaría a cuartos de final del Mundial con Costa Rica.

De la mano de Saralegui en 2011 Nacional cumplió uno de sus años más felices de la década. Con una campaña sólida aunque distante de los equipos que disputaron la final del torneo (Deportivo Quito y Emelec). Pudo aprovechar la coyuntura de una Liga Deportiva Universitaria apaleada por su apretada agenda nacional e internacional y arrebatarle el cupo a Copa Libertadores. Sin duda el jugador estelar de aquel momento fue Juan Luis Anangonó con una importante cuota goleadora.

EL Nacional 2011

El retorno militar a Copa Libertadores fue aparatoso. Victoria mínima 1-0 ante Libertad de Paraguay como local y terrible caída 4-1 en su visita para quedar eliminados en primera etapa. En la temporada pasada había sido negociado al exterior la última gran figura de la cantera: Renato Ibarra, pero pronto se harían manifiestos los errados manejos económicos más el golpe que había sido la discontinuidad de la obligación de aportar parte de su salario al club por parte de los miembros de las Fuerzas Armadas. Saralegui sería apartado de la dirección técnica en media temporada 2012 y su reemplazo fue Sixto Vizuete.

El “Príncipe de Guaytacama” poco pudo hacer con un plantel que estaba más preocupado en su supervivencia que en el juego. Encajó una serie de derrotas que comprometieron a la divisa criolla con un descenso. Vizuete ni siquiera pudo finalizar la temporada y el cuerpo técnico interino comandado por un histórico del club como Orlando Narváez evitó la humillación de la Serie B tras un dramático triunfo como visitante ante Técnico Universitario, su rival directo de aquel trance, llevando mucho público, tal vez un último atisbo de grandeza.

El 2013 arrancaba con el anuncio de un consorcio extranjero interesado en invertir en el equipo. Ellos llevaron al Ecuador al DT español Manuel Tomé y la experiencia no pudo haber sido peor. Con 4 derrotas en fila, este experimento finalizó y el banquillo lo tomó Carlos Sevilla, quien estuvo hasta mediados de 2014 cumpliendo campañas sin brillo aunque tampoco sin el apremio del descenso.

Sorpresivamente a mediados del 2014 Sevilla deja El Nacional para dirigir a Deportivo Quito. Su reemplazo fue el también ecuatoriano Octavio Zambrano, quien hacía curiosamente su primera experiencia en el país. Importante mencionar que en aquel año hubo un momento histórico con la llegada a la presidencia del club por primera vez de un civil como el Doctor Jorge Yunda, actual alcalde de Quito. En el primer año de su gestión llevó a Carlos Tenorio y Pablo Palacios al equipo y junto a Marwin Pita y Daniel Samaniego hicieron un conjunto ofensivo importante. La promoción mediática orquestada por Yunda hizo volver al hincha criollo al estadio, mas los resultados no fueron del todo satisfactorios y aquella temporada terminó en media tabla.

 nacional 2015

 

En el 2015 los refuerzos rimbombantes de Edison Méndez, Eduardo Morante o Anderson Ordóñez no dieron mayor resultado. Fue cesado el DT Zambrano y llegó Rubén Darío Insúa pero el rendimiento no pudo mejorar. A nivel administrativo el tema no caminaba y esto presionó la renuncia de Yunda al cargo en medio de caos y disputas entre sectores civiles y militares. Entre interinazgos en la dirección técnica, Nacional se salvó de descender porque había clubes en un estado calamitoso en la Primera División como Deportivo Quito o Liga de Loja.

 

La bella Larissa Riquelme fue parte de los intentos de mercadeo de la década

La bella Larissa Riquelme fue parte de los intentos de mercadeo de la década

En 2016 ya era Presidente el General Tito Manjarrez quien gestionó la llegada y continuidad del DT uruguayo Eduardo Favaro y con la suma de jóvenes jugadores del Macará como Michael Estrada y Janner Corozo, más la promoción de la cantera y gente de experiencia como Cristian Lara o Pedro Larrea lograron configurar un club competente que si bien nunca estuvo cerca del título, pudo dar la suficiente pelea para clasificar a Copa Libertadores. El 5-0 asestado a Liga de Quito es de los pocos recuerdos gratos de la década para la hinchada criolla.

Pero en el 2017 ocurriría un evento definitivo para el declive del club en cuanto a moral y prestigio. El Nacional había sido sorteado para disputar con Atlético Tucumán la segunda fase de Libertadores y tras un alentador empate 2-2 en Argentina, la historia parecía ser dulce y a los tiempos el Atahualpa se pintaba completamente de rojo. El conjunto argentino tuvo un problema en su desplazamiento de Guayaquil a Quito y llegaron al juego entre sustos y apuros mientras el inicio del cotejo había sido pospuesto. Tucumán se alzó con una victoria 1-0 calificada como heroica por la prensa Austral pero vista como humillante en el lado ecuatoriano. El descorazonamiento del aficionado se canalizó hacia un divorcio amargo con la dirigencia.

 

La noche triste

La noche triste

La campaña local 2017 había arrancado muy mal, pues Nacional se había desprendido de algunos elementos importantes de la temporada pasada, pero en la segunda logró enderezarse y cumplir con su mejor rendimiento de la década alcanzando el segundo lugar del segundo semestre y quedando cerca de disputar la final. Los resultados no fueron lo único rescatable, pues el cuadro criollo practicó un atildado fútbol de toque a ras y agresivo con un extravagante módulo 1-4-1-4-1 alineando así: Johan Padilla; Rinson López, Franklin Guerra, Luis Segovia, Edder Fuertes; Roberto Garcés; Manuel Balda, Jonathan Borja, Adolfo Muñoz, Alejandro Villalva; Bryan De Jesús (Miguel Parrales).

Pero las penurias económicas se hicieron visibles en 2018. Aquel simpático equipo fue prácticamente deshuesado y no hubo una reacción pronta para recomponerlo. Con retazos, Favaro tuvo que afrontar una Copa Sudamericana donde llegó a segunda ronda superando a San José de Oruro pero eliminándose con Defensa y Justicia. En el plano local fue una sola caída y esta vez del descenso a Nacional lo salvó el cambio de formato del torneo, pues su penúltimo lugar lo obligaba a jugar Serie B en 2019 mas la ampliación a 16 equipos lo puso como “invitado” a la nueva Serie A.

Al menos en la década El Nacional tuvo uniformes bonitos

Al menos en la década El Nacional tuvo uniformes bonitos

En el último año de la década, Nacional llegaba atestado de deudas, un presupuesto muy corto por derechos de TV y su “sanción por descenso”. Sus pocas figuras fueron migrando y se apostó en la dirección técnica por el argentino Marcelo Zuleta, quien con un limitadísimo plantel pasó de ser serio candidato a descenso a por lo menos intentar disputar play-offs. En medio del camino la situación del General Manjarrez en la parte administrativa era insostenible, renunció a su cargo y en nuevas elecciones resultó electa la Doctora Lucía Vallecilla, quien logró conseguir algunos refuerzos que hicieron a Nacional al menos competente, aunque muy lejos de quienes disputaron el título. De lo poco positivo pudo volver a vencer como local a Barcelona y Emelec, tarea que en los últimos años ya parecía imposible.

La caída a los abismos del conjunto criollo se refleja en aspectos como el de selección ecuatoriana. Normalmente El Nacional aportaba con algunos integrantes a selección nacional. En la Copa América de 2011 apenas tuvo un titular dentro del equipo que la disputó que fue el defensa Fricson Erazo y al Mundial 2014 fue llamado el portero Adrián Bone como único criollo en la escuadra tricolor. Del 2015 al presente la presencia del club fue prácticamente nula en selecciones. Nacional siempre se jactó de sus divisiones menores, sin embargo en la reciente selección Sub 20 campeona sudamericana y tercera en el mundo no apareció ningún jugador criollo.

Los 2010s han marcado una era con la aparición y fuerte presencia en redes sociales, en las que El Nacional se ha quedado muy atrás en impacto y seguidores de los otros tres grandes del país (Barcelona, Emelec, Liga de Quito) e incluso está por detrás de los ingeniosos más aún jóvenes de Independiente del Valle. Hablando del club de Sangolquí, este la ha apartado definitivamente del sitial de mejor cantera del fútbol ecuatoriano.

Llegado al 2020 incluso se cuestiona a El Nacional en su calidad de “grande del fútbol ecuatoriano”. Apartado de las producciones mediáticas, con el prestigio por los suelos y franco abandono de la hinchada, podría haber algo de cierto. A la dirigencia y socios les queda el gran pendiente de tener respuestas certeras y creativas para devolver al club a la competitividad, pues corre el riesgo de seguir empequeñeciendo severamente su nombre e imagen.

Los 2010s dejaron a El Nacional 0 títulos, 2 participaciones en Copa Libertadores en las que no supero las fases previas a los grupos y 1 en Copa Sudamericana (segunda ronda).

Una alineación de la década sería esta:

Johan Padilla; José Madrid, Fricson Erazo, Franklin Guerra, Ricardo López; Roberto Garcés; Manuel Balda, Marwin Pita, Jonathan Borja, Cristian Lara; Juan Luis Anangonó

DT: Eduardo Favaro

2018 Triste y Doloroso

Los estadígrafos han señalado que esta ha sido la peor temporada del Club Deportivo El Nacional en su historia. Incluso peor que aquella que desembocó en el único descenso registrado del equipo en 1979. En teoría en este año el equipo criollo también descendió, pero disputará la Serie A en 2019 por obra y gracia de las reformas de la Liga Pro, la que configuró el torneo del próximo año con 16 equipos y suprimió por esta vez las pérdidas de categoría. A nivel internacional apenas llegó a segunda fase de Copa Sudamericana superando a San José de Oruro pero cayendo ante Defensa y Justicia de Argentina.

El tremendo fracaso de Nacional se debe a varias razones, las cuales intentaremos analizar. La primera, la más clara y a la que siempre se debe acudir es el grupo de jugadores. Nacional tuvo el triste récord de quedar con la valla más vencida del torneo recibiendo 82 tantos, cifra casi catastrófica para un cuadro con su tradición y para cualquiera que desea mantenerse en primera división. La razón claramente apunta a su defensa que estuvo durante todo el año particularmente desacertada. Luis Segovia era el llamado a hacerse cargo de la misma, pero le falto precisión e incluso velocidad y jamás encontró el compañero adecuado. Pasaron por ahí Javier Quiñónez con muchas actuaciones olvidables, César Batalla quien era el refuerzo obligado a lucir y que de hecho lo normal era que termine los juegos con muy bajas calificaciones. También e intentó con los jóvenes Tana o Peña de quienes se espera desesperadamente que muestre su mejor cara el próximo año.

Continuando con la mirada hacia la portería criolla, Johan Padilla nuevamente fue el titular haciendo lo que buenamente pudo y con varias buenas actuaciones que fueron mermando con el paso del año. Al final las lesiones y rumores de estar involucrado en amaños de partidos lo perjudicaron. José Cárdenas tuvo un par de oportunidades y en algunas todavía se lo vio nervioso. Parte del descalabro defensivo se vio desde el medio sector, donde Roberto Garcés es clave y sus prolongadas ausencias por lesión dejaron inmensos espacios por donde no pararon de atacarle al rojo. En pocas, una suma desastrosa de factores.

A Nacional no le funcionaron sus refuerzos. Jonny Uchuari llegó para reemplazar en la creación a Jonathan Borja y su rendimiento fue bajo, Daniel Angulo en el ataque tuvo un arranque prometedor pero las lesiones lo perjudicaron y sobre el final sus actuaciones fueron bajísimas. Se habló del mal pasar de Batalla, Jonathan y Darley Carabalí por las bandas no tuvieron constancia y Ángel Gracia fue el único acierto 2018, quien con su despliegue por la banda izquierda y buen remate de balón detenido tuvo varios partidos destacados.

Muy pocas veces Nacional contó con sus armas ofensivas completas, pues sobretodo en la segunda etapa el plantel sufrió de una auténtica plaga de lesiones. Jorge Ordóñez, Alejandro Villalva, Adolfo Muñoz, Manuel Balda y Miguel Parrales juntos incluso eran temibles, pero pocas veces coincidieron, lo que mermó el potencial de ataque de los dirigidos por Eduardo Favaro, quien hasta este año estuvo al frente de los militares mientras se le fueron acabando las ideas para armar los retazos de un plantel que se le desmembró a principios de año y que las coyunturas no lo dejaban parchar.

El rojo terminó penúltimo en la tabla acumulada, con un teórico descenso, Sumando apenas 39 puntos, únicamente 9 victorias y finalizando el año con 14 fechas consecutivas sin poder alzarse con el triunfo. Números pavorosos que se reflejaron en las gradas, donde la ausencia fue notoria causada por una hinchada que si bien es resultadista como cualquiera del Ecuador, simplemente no pudo soportar caída tras caída, vergüenza tras vergüenza y además se agravó por la fuerte antipatía que se percibe hacia la directiva encabezada por el General Tito Manjarrez, a quien no solamente se le carga con los malos resultados, sino que ha hecho poco por comulgar con los aficionados situándose permanentemente en un contrapunto con la misma. Tampoco ayuda la guerra las radios quiteños también se ha gestado ese resentimiento con sus posturas muy condescendientes o caústicamente críticas dependiendo de “la vereda”, lo que se reflejan en una de las peores suma de asistencias al estadio de la historia. Al parecer en el 2018 todo se confabuló en contra de los puros criollos.

Manjarrez aún tiene 3 años como Presidente del club con una antipatía generalizada y un ambiente aparentemente roto entre hinchada – grupo de jugadores y directiva. Ante este malestar en teoría sería lo más saludable que de un paso al costado pero ha insistido con no renunciar. El panorama para el 2019 es poco alentador pues la mayoría del equipo titular 2018 ha negociado su incorporación a otros clubes dejando al equipo militar prácticamente desarmado, además el equipo seguiría en crisis económica pese a que la gestión Manjarrez ha tratado de ser austera y con un panorama en el que sus ingresos por concepto de derechos de televisión podrían verse seriamente afectados por el “descenso teórico” no se podría esperar grandes contrataciones. Su única esperanza reside en las particularmente exitosas campañas del equipo de reserva y sub-18, las cuales llagaron al título y subtítulo de sus categorías respectivamente. Seguramente ahí habría buenos elementos que puedan integrar la Primera División. Ya se vio algunos buenos jugadores jóvenes como Ronny Medina o Kevin Peralta.

Nacional padeció en 2018 y todo hace creer que no será un 2019 venturoso. La directiva tendrá que hacer un supremo esfuerzo y tal vez invocar a la suerte para armar un plantel lo suficientemente competitivo que haga reverdecer su credibilidad así como sanar resentimientos que parecen irreconciliables con los seguidores de la divisa criolla.

Un año horrible entre los años horribles

Desconozco cómo se habrá vivido la campaña de El Nacional que condujo al descenso de 1979, pero sin duda esta debe haber sido la más triste y desalentadora para la parcialidad criolla, y eso que quedó mejor ubicado que en el 2012 por ejemplo, pero al menos, la categoría fue salvada épicamente. Lo de este 2015 de Nacional se puede describir con una palabra: deprimente.

El inicio del 2015 llegaba para Nacional con cierta ilusión. Tras la consolidación de la directiva civil que había implicado el no pasar por sustos económicos, un mediocre séptimo puesto pero con espectaculares asistencias, todo hacía suponer que ahora se daría otro paso más adelante. Las contrataciones de Edison Méndez y Cristian Lara, a pesar de la veteranía de ambos, hacían pensar que habría buena pelota jugada y al menos, se convertirían en los imanes de taquilla. Con Eduardo Morante, Anderson Ordóñez y Luis Luna parecía que se podía paliar la problemática defensa y el “francés” Álvarez era la gran incógnita en el ataque, pero su tamaño y la promesa de traer algunos secretos del fútbol europeo, por lo menos permitía ser optimista.

Se ratificó en la dirección técnica a Octavio Zambrano, apuntando a que un posible conocimiento de la institución y continuidad que se vería poco fructífera. Como viene siendo costumbre, Nacional arrancó la temporada con una seguidilla de derrotas y Zambrano se aferraba a su cargo con un par de victorias épicas frente a Barcelona y Aucas en los instantes finales de dichos partidos. Nacional era superado en todos sus juegos, pero al menos, contaba con suerte.

Cuando eran evidentes los pobres resultados de Zambrano, su permanencia en la dirección técnica de Nacional no resistió más. Tras un breve paso de Orlando Narváez por la banca, la directiva resolvió que se necesitaba un DT con prestigio y renombre, contratando al argentino Rubén Darío Insúa, un hombre que sabe lo que es salir campeón en el país e internacionalmente. Absolutamente todos dieron el visto bueno a la llegada del poeta: hinchas, periodistas, perio – hinchas. Parecía que ahora sí llegaban los buenos tiempos para la divisa criolla.

“Milagrosamente” el equipo enderezó, partidos con mucho orden y tal vez marcadores apretados que lo tuvieron a Nacional peleando por Copa Sudamericana y con el mismo puntaje que el líder de la segunda etapa aunque con menor diferencia de goles. Hasta golpe de fecha 7 u 8 de la segunda etapa, se mantenía cierta ilusión y vino la debacle luego del 30 de agosto cuando había vencido a River Ecuador.

Nacional no volvió a triunfar hasta el 29 de noviembre y durante ese trayecto, lo que parecía un club convaleciente pero en vías de recuperación, dejó de ser tal. Derrota tras derrota, algunas de ellas humillantes, como el 5-1 de local frente a un rival tradicional como Liga de Quito, un inédito 5-0 frente al novato River Ecuador… En cada traspié, se hablaba de malestar a la interna, el cual salió a la luz por declaraciones de Insúa, cuando se conoció que no había puntualidad con los pagos del plantel de jugadores. Por ahí se podía explicar esas pobres actuaciones.

El tema político afectó notablemente al rendimiento del club. El Presidente saliente, Dr. Jorge Yunda, se encontraba en pleno proceso de reelección y la lista adversaria estaba presidida por el antiguo Presidente, Gral. Tito Manjarrez. Para inscribir candidaturas, hacía falta que tengan el respaldo en firmas de un mínimo de socios que en primera instancia no fue alcanzado por ninguna de las candidaturas, lo que derivó una ampliación del plazo para la presentación de dichas firmas, requerimiento que únicamente cumplió la lista de Manjarrez.

Del lado de Yunda, una vez que se conoció que no calificaba su lista para elecciones, presentó su renuncia argumentando que prefería facilitarle la sucesión a Manjarrez. Sin embargo, preferentemente a través de redes sociales, Yunda supo manifestar que sintió que no era bienvenida su presencia en el club (demás está recordar que fue el primer Presidente civil en un club que siempre fue dirigido por militares). La decisión fue duramente criticada por ciertos sectores de la prensa e hinchada, puesto a que en el momento en que pasaba toda esta inestabilidad electoral, la crisis financiera y de resultados se iba ahondando.

Volviendo a lo futbolístico, Insúa salió del club luego del catastrófico juego con River Ecuador, su reemplazo, que se suponía, era hasta el final del torneo, fue el desconocido DT local Quenry Valencia, con muy malos resultados, con lo que para las últimas fechas se lo trajo al uruguayo Eduardo Favaro, quien consiguió 2 triunfos y 3 derrotas. ¡El Nacional tuvo 5 directores técnicos en la temporada! Algo que normalmente pasa en equipos que descienden o pasaba en los años más caóticos de Barcelona S.C. por ejemplo.

De regreso a la novela dirigencial. Yunda había renunciado un 29 de octubre, pero las elecciones no se celebraron sino hasta el 28 de noviembre, asumiendo la presidencia del club recién el 18 de diciembre. Aparente acefalia en el club, que había quedado en manos del Vicepresidente de Yunda, Gustavo Cabrera. En todo ese tiempo, sumado a cada amargura que daba el cuadro criollo a su hinchada y a los problemas económicos, estuvo la pugna entre Yunda y Manjarrez. El uno le decía que mejor asuma de una vez la presidencia, el otro, que por qué salió del cargo antes de tiempo y que asumirá cuando inicie legalmente su periodo.

Mientras Yunda y Manjarrez se pasaban la pelotita, El Nacional acababa su campaña con la resta de un punto por la no presentación de roles de pago de los jugadores. Volvió a saberse este tipo de problemas que se daban antes de 2013 y que parecía, se habían solucionado, volvieron a aparecer, sumado a que desde este año, hay un reglamento que penaliza eso. Una vergüenza más a la campaña 2015.

Yunda manifiesta que varias deudas claves del club (IESS; SRI) fueron saneadas durante su gestión, además de varias deudas de antes de su mandato, que incluían a sus mismos empleados y antiguo plantel de jugadores y tuvieron al cuadro criollo en una situación sumamente crítica previo a su periodo. El tema de la deuda al actual plantel se argumentó que fue causado porque no se pudo hacer uso del dinero que se descuenta a los socios militares.

El panorama es desolador. De este 2015 prácticamente no hay como rescatar nada a nivel futbolístico. Las contrataciones fueron decepcionantes. La defensa encajó 58 goles, con rendimientos paupérrimos de Caicedo, Morante, Luna, Ordóñez más el peor año del portero Adrián Bone desde que está en la institución militar. Un valor como Franklin Guerra pasó mucho tiempo ausente por lesión o suspensión. Edison Méndez enfrentado al DT Zambrano y también su condición física conspiró para que su aporte sea a cuenta gotas, Daniel Samaniego recién alineó cerca del final del torneo. El ataque criollo fue uno de los peores del torneo con sólo 45 goles conseguidos. Ni Miguel Álvarez ni Edison Preciado ni Marquez (y del resto es difícil acordarse siquiera) fueron una solución real para el rojo. Eso más, muchos de los jugadores de este año terminan sus contratos y uno a uno han empezado a irse, mientras la actual dirigencia no anuncia contrataciones y todos los equipos con los que luchará por la categoría, van sumando gente.

El Nacional sigue en problemas económicos, lo que Manjarrez no deja de “recordar” en medios de comunicación, y con las escasas relaciones con grupos económicamente poderosos de la actual directiva, se ve difícil que pueda arreglarse dicho problema en el corto plazo. Se dice que se echará mano de las formativas para salvar al club, pero actualmente evidencias resultados poco alentadores, además si vemos el ejemplo de Deportivo Quito, cuando empezó a ubicar mucho producto de su cantera, comenzó el desastre. Para ganar partidos hará falta un jugador que marque la diferencia y está lejos de que se pueda contratar alguno. Cuadros como Fuerza Amarilla o Mushuc Runa hoy por hoy le ganan fácilmente la pulseada a los criollos a la hora de llamar a alguien a sus filas.

El Nacional tiene un número importante de hinchas, bastante menor al de los otros 3 grandes, pero significativo. Sin embargo, al apático hincha criollo hay que estimularlo continuamente y en eso la labor del Dr. Yunda fue espectacular al promocionar al club a través de los medios del Grupo Canela del que él es la cabeza. Manjarrez estará muy lejos de contar con ese respaldo y las taquillas sufrirán sensiblemente. Además de que si quiere pautar, le tocará sacar del calamitoso erario criollo.

La situación financiera aún es incierta con un informe económico aún no aprobado. La situación se supone que es mala, pero es bastante menos mala que lo que pasaba en 2013 según la versión y gestión de Yunda. Lo cierto es que para corregir los males urgentes del equipo de fútbol, los recursos monetarios son cortos y lo que puede esperar el hincha de El Nacional en el 2016 es otro año mediocre en el que máximo se salve la categoría. Llegar por ejemplo a una Copa Sudamericana, sería prácticamente un milagro. La evaluación financiera de la gestión Yunda aún queda en veremos, pero la futbolística, que es más fácil de analizar, es decididamente mala. Sumado a sus reacciones dignas del hincha más termocéfalo (de cabeza caliente, para quienes no están familiarizados con el término rioplatense) que derivaban en actuaciones y declaraciones lamentables que solo propiciaban inestabilidad en el plantel e incertidumbre en la hinchada.

El Nacional, como nunca, es candidato de peso para descender. Mientras el hincha criollo ve con frustración cómo los ostentosos números de su otrora glorioso club son superados: ya Emelec logró un tricampeonato y ha participado más veces en Copa Libertadores que Nacional. Tiene 2 clubes con poca historia pero con solvencia económica que lo sobrepasan en mano a mano histórico, aunque cierto es que son clubes jóvenes: River Ecuador e Independiente. Este año lo más probable es que Liga de Quito lo supere en dicho mano histórico y en puntos conseguidos en Copa. Emelec podría hacer un tetra y superarlo en estrellas.

Con 23 derrotas, prácticamente Nacional le debe la categoría al señor “Palmira” Salazar y su demanda que ocasionó la pérdida de 6 puntos a Deportivo Quito, así como a los errores dirigenciales del señor Villavicencio en Loja. ¿Podría ser que esta vez no haya quién lo salve? Si desciende, ¿Qué tan rápido se recuperará? ¿o esa grandeza era solo una ilusión? Hasta la paranoia invade a la fanaticada criolla, que seguramente este año engordó mucho las billeteras de terapeutas y psiquiatras. Este fue un año horrible entre los horribles y como viene el panorama, pareciera que no fuera el peor. Espero con todo el corazón equivocarme.