rey de la cantera

“Si me tiras una piedra, yo te tiro una cantera”

Días atrás falleció Pablo Aníbal Vela Córdova, uno de los pioneros en ese estilo de “cantar la plena” como le gusta al pueblo que come y respira fútbol, barcelonista confeso, tan barcelonista que llegó a ser tercer arquero de Barcelona. Claro, esto para poder entrar a un estadio al que le fue negada la entrada en algún momento.

¿Qué significa para un barcelonista esta partida?

Bueno, se va un personaje de aquellos, de los que actualmente hacen falta, de los que son el mismo ante el micrófono y lejos de él, de los que no solo te responden el saludo en la calle sino que si había la chance, dialogabas con él sobre Barcelona, el Rey forma parte de la historia de la ciudad y de su hijo querido Barcelona, el Rey vió y transmitió a su equipo en capítulos como “la hazaña de La Plata” por mencionar uno nada más, querido por muchos. Por otros, no tanto.

Grato recuerdo (y colaboración a mi barcelonismo) llegar de la escuela y escuchar al Rey en “Radio El Mundo” con su particular voz ronca gritar “Soy el Rey de la Cantera, y los sapos para afuera!” definitivamente un tipo con una popularidad enorme, un capo, y como no serlo si todo lo sabía, todo se lo contaban, todo le chamullaban, todo le sapeaban, nada era oculto para El Rey.

¿A rey muerto rey puesto?

Normalmente los comentaristas deportivos tan parcializados como lo fue El Rey no suelen ser merecedores del afecto o respeto de los seguidores de los equipos rivales. En este caso parece que a pesar de ser tan frontal en cuanto a sus sentimientos por Barcelona, Pablo Aníbal Vela pudo agradar a coequiperos y rivales por su estilo que presumía de ser sin pelos en la legua, hablando “la naple” como le gusta la ciudadano de a pie.

Su lenguaje muy coloquial y su manera estrambótica de vestir fueron lugares comunes que lo acercaron a su audiencia, de la misma manera que lo acercó al imaginario colectivo del barcelonismo ese detalle de haber caído en su vida personal y haber vuelto a levanaterse tal como lo hace el Barcelona que remonta a los últimos minutos y con todo en contra. Es que El Rey le mostró la otra mejilla a la vida, como él en innumerables ocasiones lo mencionó perdió el rumbo y caía en picada hasta que de repente, en los últimos minutos y “a lo Barcelona”, le remontó a las adicciones y debilidades. Ese fue un rasgo que lo unió con la imagen de lo que representa B.S.C. y lo acercó más al público, que en vez de ver un pomposo y sabelotodo comunicador, veía a uno más de los suyos frente a un micrófono. De hecho, era un hincha con micrófono que a pesar de siempre jalar por sus colores no se recuerda, haya mancillado los ajenos.

Reemplazarlo no será fácil. En primer lugar, porque ese estilo de ser “hincha con micrófono” es una tendencia reñida con la profesionalización del oficio y va cada vez más en desuso. En segundo lugar, porque resulta difícil que los comentaristas de hoy en día se jacten de “cantar las plenas”, puesto que si no deben andarse con consideraciones hacia dirigentes, deben ser muy cautos con los auspiciantes, es decir, el lobbying y las relaciones comerciales terminan por silenciarlos parcialmente, tal como sucede con “hinchas amarillos con micrófono” de hoy en día, que prefieren hacer silencio ante la crisis económica que arrecia en el amado Barcelona Sporting Club del Rey, donde se han vendido jugadores al exterior en números importantes sin importar desarmar el equipo y en donde se han registrado buenas asistencias de público en las últimas campañas. Pero en donde no hay cuentas claras ni las tan aclamadas auditorías.

Por

Byron Cedeño

@barcebyron

Sebas Calero

@sebascalero

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Desahógate

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