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El invento de la “Fecha de Clásicos”

En Argentina hay todo tipo de climas, paisajes que cualquier otro país envidia, está el fin del mundo y el comienzo de todo. En Argentina hay mujeres hermosas, las más lindas del continente. En Argentina hay glaciares que superan ampliamente a sus playas y montañas tan lindas y altas como la de cualquier alpe suizo. Sin embargo en Argentina también hay dirigentes deportivos que son muy malos e inventaron un torneo de 30 equipos con una fecha de clásicos, la 24: River – Boca, Independiente – Racing, Central – Newell’s, Huracán – San Lorenzo, Estudiantes – Gimnasia, Lanús – Banfield, Colón – Unión y San Martín de San Juan – Godoy Cruz de Mendoza. Todo el mismo fin de semana, el que quiso ver mucho, terminó viendo poco.

La famosa fecha de clásicos ponía en desventaja a Boca, debido a que está peleando el campeonato con San Lorenzo y mientras el equipo más ganador de títulos internacionales del continente debía enfrentar al campeón de América, el ganador de la Copa Libertadores 2014 se enfrentaría a un tímido Huracán que finalmente se terminaría llevando los tres puntos. En la previa había desventaja dentro lo de impredecible que es el fútbol y muy poco de color, ya que en el país que tiene las mejores hinchadas del planeta no pueden asistir visitantes. Un clásico sin color no es clásico.

Operativos policiales que tuvieron un costo final de 18 millones de pesos para que no haya hinchas de la visita y tampoco goles, porque en los 8 clásicos ya mencionados solo se convirtieron 11 goles. Ni siquiera dos por partido.

Del fin de semana más inusual de la historia del fútbol argentino solo se destaca que el domingo el clásico rosarino (Central – Newell’s) comenzó a las 15.10, el de La Plata (Estudiantes – Gimnasia) a las 16, el de Santa Fe (Colón – Unión) 16.40 y el superclásico (River – Boca) a las 18.15. Entre las 20 y 21.30 no hubo partidos e incluso, la jornada podría haber comenzado a las 14 y se veían todos los encuentros. Cero en planificación para los cerebros de la Asociación del Fútbol Argentino.

El clásico de Cuyo (San Martín – Godoy Cruz) se jugó el sábado a la misma hora que el de Avellaneda (Independiente – Racing) para dejar a un lado ese mito de que el fútbol en Argentina es federal y para todos. La derrota de San Lorenzo frente a Huracán en el histórico clásico porteño fue el único que no tuvo molestias, debido a que a las 18.20 Olimpo de Bahía Blanca recibió a Sarmiento de Junín en un partido que de historia tenía poco, con la característica que entre una ciudad y la otra había casi 600 kilómetros de distancia con un historial de 4 enfrentamientos.

La fecha 24 se vendió como un evento histórico que ya pasó y no le dejó nada al fútbol argentino, mucho menos a los hinchas de Aldosivi de Mar del Plata, que estando más cerca de Bahía, tuvieron que recibir en su estadio a Crucero del Norte de Posadas, que en realidad es de Garupá, que llegó desde el límite con Paraguay después de recorrer 1500 kilómetros.

Julio Humberto Grondona se murió y se podría haber evitado el torneo de 30 equipos, el mamarracho de fecha de clásicos, como así también el ascenso de 10 equipos por decreto. Todo pasa. En la AFA solo cambió que ahora notifican los cambios de horario de los partidos vía correo electrónico. Y eso es mucho pedir.

Guillermo Ibarra

@ibarraguille

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saviola tevez

El semillero del Mundo

En la última década la Selección argentina perdió tres finales de Copa América, Brasil le dio un paseo inolvidable en la Copa Confederaciones 2005 que lo dejó con el grito atragantado y Alemania lo terminó de noquear en el último Mundial. Chile parecía ser la tierra de la alegría, donde Messi se iba a sacar la espina y los que perdieron la última Copa del Mundo se iban a abrazar por primera vez con la gloria, sin embargo otra vez no hubo palabras para explicar otra derrota del fútbol argentino. Mientras las figuritas millonarias disfrutan del suelo europeo y solo vuelven para dar la cara y sufrir con la celeste y blanca hay quienes se ponen de nuevo la camiseta de los clubes que los formaron, ya no para intentar dar una alegría con la Selección sino para hacer disfrutar a los que son hinchas de sus clubes. Ya no se envuelven en una bandera y hacen alarde de lo que significa representar a su país, prefieren llegar en su mejor momento al equipo del que son hinchas para seguir sonriendo juntos y, casi sin querer, así seguir dándole una cuota de luz al fútbol argentino.

Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Atenas con la Selección Argentina, camiseta con la cual también jugó cuatro finales de Copa América y una Copa Confederaciones; en Boca ganó un Campeonato argentino, como así también la Libertadores, Intercontinental y Sudamericana; en Brasil se hizo ídolo y se llevó un Brasileirao; fue a Inglaterra a que los ingleses coreen su nombre, fue campeón en los dos equipos de Manchester y con el United levantó la Copa de Campeones y del Mundo; en Italia ganó cuatro títulos y volvió a Argentina en su mejor momento. Carlos Alberto Tevez, el futbolista argentino que mejor carrera hizo, por sobre Messi (solo jugó en Barcelona) e incluso Maradona.

Campeón del Mundo Sub 20 con la Selección Argentina, Medalla de Oro en Atenas 2004; dos títulos locales en River Plate; dio la vuelta en Barcelona y Real Madrid; Ganó la Liga y tres copas de Portugal en Benfica, la Superliga de Grecia con Olympiakos y la Copa UEFA con Sevilla. Javier Saviola fue uno de los grandes ídolos de River, el que regresó para jugar la final de la Copa Libertadores de América.

Cristian Rodríguez firmó en Independiente de Avellaneda la semana pasada, no es argentino, pero llegó para seguir potenciando a la Liga Argentina como la mejor de Sudamérica, con un presupuesto netamente inferior al de Brasil. El Cebolla fue campeón en Uruguay, ganó la Copa de Francia en París, dio vueltas por todo Portugal con Oporto y acarició Europa con la camiseta de Atlético Madrid. El uruguayo fue el único que festejó con la Selección mayor de su país cuando ganó la Copa América 2011 después de ser la figura de un equipo que fue revelación en el Mundial de Sudáfrica.

En Argentina se han tomado medidas irrisorias, como por ejemplo que haya un torneo de 30 equipos sin partidos de ida y vuelta con sorteo de localia. Un campeonato que solo beneficia a los equipos grandes y que no les permite tropezar a los chicos, que pueden ganar seis partidos seguidos y estar doce partidos invictos que sin embargo siguen estando lejos del lote de los que pelean por el título nacional.

Los cambios no beneficiaron a muchos, pero le mojaron la oreja a los nombres propios que decidieron volver, porque ni bien se terminó la temporada en Europa armaron sus valijas y en contra de todos los pronósticos esos chicos que se fueron vislumbrados por la fama, los mismos que cambiaron sus vestimenta y mandaron a sus hijas a los mejores colegios trilingües del mundo, son quienes volvieron a encender la llama de un fútbol bien jugado, que emocione y por el que se pague una entrada.

Algo cambió, para bien o para mal, algo cambió. Se juega mejor, se patea más al arco y se toca más la pelota, se perdió el miedo a perder porque se quiere ganar. Los nombres de los jugadores y las propuestas de los equipo embellecen al juego y los denominados grandes de Argentina vuelven a ser los cucos de Sudamérica. Boca se armó para ganarle a todos hasta que lo agarró River, que hoy es el mejor equipo del continente y ya reservó pasaje para aspirar a jugar frente a Barcelona en el próximo Mundial de clubes.

Tevez, Saviola y Rodríguez se suman a Mario Yepes (San Lorenzo) y Diego Milito (Racing), por la puerta de atrás apareció el ex capitán de Sporting Lisboa Fabián Rinaudo (Gimnasia), que se sumó a Lucho González (River) y César Delgado (Rosario Central) que ya habían regresado un tiempo antes. El fútbol argentino se volvió a jerarquizar con futbolistas que no volvieron a vacacionar sino a ser campeones con sus equipos, siguiendo el ejemplo de Juan Román Riquelme (Boca), Juan Sebastián Verón (Estudiantes) y Maxi Rodríguez (Newell’s). Los que se van quieren volver porque le tienen envidia sana a los que se fueron ídolos y volvieron para transformarse en estatua. El fútbol argentino, después de estar destruido, lo están reconstruyendo los mismos que escribieron sus páginas doradas.

Guillermo Ibarra

@ibarraguille

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