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Les Bleus: Fútbol, Historia y Política

La selección francesa en los últimos 20 años pasó por tremendos contrastes en rendimiento y emociones, lo que influyó no sólo en la pasión del aficionado y no tan aficionado galo al fútbol, sino que pudo poner en un plano más notorio a discusiones políticas y sociales que permanecían relegadas aunque insertadas tal vez en campos más profundos del inconsciente.

Tras unos gloriosos años ochenta, la selección francesa enfrentó serios reveses a su tradición al no haber podido participar en los mundiales de 1990 y 1994. Para enmendar esta situación, la generación que se preparaba para enfundarse la camiseta azul era bastante heterogénea. Los Thuram, Desailly, Karembeu, Zidane, Djorkaeff y demás, procedían de orígenes muy dispersos alrededor del mundo. Brevemente recordemos que Francia colonizó varios territorios por el planeta y de aquellos lugares recibió ciudadanos que se fueron insertando en el diario vivir francés o que en sus tierras algo de la cultura, aunque sea el idioma había quedado.

Esta Francia “multinacional” despertó esperanza e incertidumbre a la vez. Si bien, Francia desde siempre ha tenido figuras “extranjeras como Just Fontaine o Marius Tresor, lo que se gestó en los 90 no se podía concebir tan fácilmente en un mundo menos comunicado del Siglo XX. El emblema de esta selección era un joven de padres argelinos pero muy marsellés todo él: Zinedine Zidane, al que lejos de reconocerle un torneo exitoso, se le cargó con la culpa de la eliminación en semifinales de la Eurocopa 1996 ante la República Checa.

Justamente Zidane se convertiría de villano a héroe al anotar en la final de la Copa del Mundo de 1998 ante Brasil en la que se proclamaron campeones siendo anfitriones. La generación “black – blanc – beur” (negro – blanco – árabe) unió a Francia dentro de ese orgullo nacional tan vano y tan genuino a la vez que solo el fútbol puede dar. Una nueva generación que confluyó en tierra gala bajo sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad fue el avance de la Europa futura y que tal vez en estos momentos y por otros factores es discutida.

La selección francesa de estos últimos años ha tenido momentos gloriosos como: El título mundial de 1998, la Eurocopa de 2000, ser finalista mundial en 2006 y europeo 2016. Así también pasó por momentos desastrosos como la eliminación en primera ronda y sin victorias de los mundiales 2002 y 2010. En la apoteosis aquella generación fue alabada y vitoreada, en los momentos bajos les recordaron su origen, tratados como “gentuza” y la tensión étnica se puso de manifiesto. Resaltaban objeciones absurdas como si los seleccionados cantaban o no la marsellesa.

¿Qué vemos actualmente no sólo en la selección francesa sino en varias selecciones europeas? Algo así como lo que vimos en la Francia noventera: un crisol de razas y no precisamente por un pasado colonizador. Selecciones como Alemania, Bélgica o Suiza no podrían disponer del plantel que tienen por ello y más bien los ideales de bienestar de aquellas naciones atrajeron una migración que hoy es componente fuerte de sus sociedades con hijos plenamente ciudadanos de aquellas naciones europeas que como cualquier otro pueden enfundarse una camiseta de fútbol por ser los mejores de una tierra que los vio nacer. Sin embargo, no todo es tan ideal.

Detrás de ese colorido de la selección francesa también está una historia de marginación. En el documental “Les Bleus” se habla del origen de sus jugadores. En los 90, jugadores como Lilian Thuram o Marcel Desailly provinieron de “ultramar”, mas la actual generación es plenamente nacida en Francia pero con padres o tal vez abuelos africanos, árabes, antillanos o de Oceanía. Aquella generación se crió en suburbios, guetos que no estaban completamente integrados a la sociedad francesa, lo que ha generado sentimientos de exclusión que pueden desembocar incluso en temas tan tristes y peligrosos como el terrorismo. Bueno, pues de esos mismos guetos ha surgido también el orgullo nacional.

Las derrotas de estas generaciones fueron caldo de cultivo para las expresiones segregacionistas de la ultra derecha, que también alentados por el miedo al terrorismo han reivindicado un nacionalismo primigenio que les permitió cierto avance en la búsqueda del poder, el cual ha sido todavía contenido. La multi culturalidad genera este tipo de problemas y en el caso de Francia, incluso llegó a forzar a una escueta pero decisiva pronunciación política del mismísimo Zidane, conocido por mantenerse aparte de estas situaciones. “Les Bleus” trata mucho de estas tensiones entre la Francia primigenia y blanca con la nueva Francia africana y árabe que está inserta pero no del todo en la sociedad europea contemporánea. La fluctuación entre convivencia y tensión al vaivén de los resultados de una selección de fútbol. Además, la velocidad de las comunicaciones permitió a la opinión pública estar cada vez más al tanto de situaciones de la vida personal de jugadores como Nasri, Ribery o Benzema que los pusieron en ojo de la crítica más que por sus actuaciones en el campo de juego.

La exaltación o menosprecio de un grupo social y étnico por culpa del deporte puede estar inserta en cualquier nación. Un ecuatoriano que vea “Les Bleus” no se va a sentir ajeno a ello, pues ha vivido en carne propia como el país pasa de “negros lindos” cuando la selección gana a “negros brutos o vagos” cuando pierde. Así mismo, aquellos muchachos que representan en un deporte a una nación, tienen un origen muy humilde, lejos de los centros culturales y de poder de nuestra nación y aunque sus costumbres no varían tanto como puede pasar en Francia, parecieran ser de mundos ajenos, pero bien que con su talento pueden aportar a 90 minutos de felicidad. Vale la pena ver “Les Bleus” para el futbolero, pero también para el que ve algo más allá de los goles y gambetas.

Actualmente la selección francesa se perfila como candidata al próximo mundial de Rusia con valores de todos los orígenes como: Samuel Umtiti, N’golo Kanté, Kevin Gameiro, Antoine Griezmann, Olivier Giroud, Layvin Kurzawa o Kylian Mbappé.

“Les Bleus, Un Autre Histoire De France” está disponible en Netflix.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
QUITO-ECUADOR.- 2005/04/16
POLITICA, JUDICIAL. PROTESTAS CONTRA EL GOBIERNO DEL PRESIDENTE LUCIO GUTIERREZ. LA PROTESTA SE REALIZO EN LA TRIBUNA DE LOS SHYRIS. LA GENTE PIDE LA SALIDA DEL GOBIERNO, CONGRESO Y CORTES DEL PAIS.
FOTO: PATRICIO TERAN A.

Fútbol en Medio de la Vorágine

En estos últimos días la sociedad ecuatoriana se ha visto agitada por dos propuestas de ley impulsadas por el Gobierno Nacional que han producido malestar en buena parte de la población y que han dado pie a manifestaciones a favor y en contra de las políticas aplicadas por el Ejecutivo. Más allá de las consecuencias que pudieran generarse en el escenario político nacional, los acontecimientos de estos días -justo en medio de la participación (ya concluida) de la selección en la Copa América- nos traen el recuerdo de los prematuros finales que tuvieron los periodos de tres Presidentes de la República en un lapso de 8 años y nos permiten echar una mirada a lo que ocurría alrededor del fútbol ecuatoriano en los días en que se produjeron sus respectivas caídas.

1) Abdalá Bucaram Ortiz, febrero de 1997

De lejos el personaje político más excéntrico de las últimas décadas, Abdalá Bucaram llegó a la presidencia luego de dos intentos fallidos (1988 y 1992) tras derrotar en la segunda vuelta de las elecciones de 1996 al actual alcalde de Guayaquil Jaime Nebot. El gobierno de la fuerza de los pobres se fue consumiendo rápidamente por una vorágine de sucesos que quizá no ha tenido igual en el país, por lo que la presencia en Carondelet del líder roldosista previsiblemente tenía sus horas contadas casi desde el mismo momento de su ascensión al mando.

Una de sus más controvertidas decisiones fue convertirse en presidente de Barcelona Sporting Club tras la retirada de su antecesor Isidro Romero, al punto tal de ofrecer la presencia del astro argentino Diego Armando Maradona para que use la 10 en la Noche Amarilla a cambio del pago de un millón de dólares por su participación en la presentación del plantel torero. La situación social del país tuvo su momento más álgido en las llamadas “Jornadas de Febrero” que desembocaron en la destitución de Bucaram por el Congreso el 6 de febrero de 1997, el breve interregno de doña Rosalía Arteaga por un par de días y, finalmente, en el largo interinazgo presidencial de Fabián Alarcón.

En aquellos días la selección nacional dirigida por el colombiano Francisco Maturana estaba en plena disputa de las eliminatorias sudamericanas a la Copa del Mundo de Francia 1998. El 12 de febrero le tocaba recibir a Uruguay por la novena fecha en medio de todo el ambiente convulsionado que vivía el país que incluso puso en riesgo la realización del partido. Por fortuna para ese día, un miércoles posterior al feriado de Carnaval, las aguas se habían medianamente calmado y el encuentro se disputó en el Estadio Olímpico Atahualpa al mediodía ante una pobre concurrencia de público al escenario capitalino. Tras una dura derrota ante Bolivia el mes anterior, Pacho decidió hacer unos cambios en su alineación: reemplazó a Carlos Luis Morales por Johvani Ibarra (cuando todavía era Geovanny) y apostó por la dupla atacante del campeón El Nacional, Agustín Delgado y Kléber Chalá.

El partido dirigido por el referee argentino Javier Castrilli se saldó con una categórica victoria ecuatoriana por un tanteador de 4-0, la más abultada del historial y primera en eliminatorias ante Uruguay. Alex Aguinaga abrió la cuenta a los 6′, luego Agustín Delgado marcó un doblete a los 68′ y 76′, y Kléber Chalá cerró la goleada a los 87′. Fue un encuentro de un trámite muy favorable a Ecuador desde el arranque y sin mayores sobresaltos para el combinado tricolor ante una selección charrúa que terminó con tres expulsados en el segundo tiempo. Al final de las eliminatorias la Tri no pudo cumplir con la meta de clasificar a un mundial por vez primera, le tocaría esperar cuatro años más para conseguirlo.

2) Jamil Mahuad Witt, enero del 2000

El mes de enero suele ser uno de escasa actividad futbolera por estas latitudes; los clubes se encuentran en plena etapa de pretemporada y apenas hay un puñado de encuentros amistosos, o tan solo se cuenta con la participación de alguna selección juvenil en un sudamericano. Por otro lado la situación política del país en enero del 2000 andaba bastante movida: el gobierno de Jamil Mahuad, iniciado en agosto de 1998, concluyó abruptamente tras una escalada de rápida degradación de la economía que nos llevó a la adopción del dólar estadounidense como moneda nacional en sustitución del moribundo sucre. La movilización indígena apoyada por parte de la oficialidad militar provocó la caída del presidente el viernes 21 y la proclamación de un triunvirato en la noche del mismo día, para culminar a la mañana siguiente con la novedad de que Gustavo Noboa asumía la presidencia. Rock and roll a la ecuatoriana.

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Portada de Revista Vistazo. 20 de enero de 2000

El gobierno de Mahuad tuvo un andar turbulento. En medio de una de las tantas crisis que tuvo que enfrentar, la huelga general convocado el 5 de julio de 1999, se disputó la Copa América de Paraguay. Luis Chiriboga recién estaba al mando de la Federación y una de las banderas de su campaña fue la de “ecuatorianizar” la banca de la selección. Carlos Sevilla fue nombrado DT de la selección y su campaña en Copa América fue desastrosa (algo a lo que lastimosamente nos estamos acostumbrados). Con cero puntos y tan solo el tenue brillo de los goles de Iván Kaviedes en las derrotas ante Argentina y Uruguay, se decidió dar marcha atrás al “proyecto ecuatoriano” y apostar por la línea colombiana que duró hasta 2014, con resultados en su mayor parte satisfactorios.

Se contrató a Hernán Darío Gómez para dirigir a la selección en reemplazo de Carlos Sevilla tras la pobre Copa América del año anterior y, como parte de la preparación al arranque de las eliminatorias al mundial 2002, se disputó un amistoso el 27 de enero en Tegucigalpa ante Honduras que concluyó en empate a 1. En lo que respecta a clubes, el torneo local estaba por arrancar el fin de semana del 12 y 13 de febrero, mientras que a nivel internacional Liga de Quito, El Nacional y Emelec debutarían en el mismo mes por Copa Libertadores, la primera vez en que el país contaría con 3 representantes en el principal torneo continental.

3) Lucio Gutiérrez Borbúa, abril del 2005

El coronel Gutiérrez saltó a la escena pública ecuatoriana en la rebelión del 21 de enero del 2000 que defenestró a Jamil Mahuad. Arrestado por golpista y luego amnistiado por el Congreso, Gutiérrez organizó su movimiento Sociedad Patriótica con el cual venció en las elecciones presidenciales del 2002. Su mandato se empezó a deteriorar con la destitución de la Corte Suprema de Justicia y el nombramiento de nuevos jueces el 8 de diciembre del 2004, para alcanzar su cénit con los regresos al país de Abdalá Bucaram, Gustavo Noboa y Alberto Dahik en abril del 2005 que desembocó en la “Rebelión de los Forajidos” y su abandono del cargo decretado por el Congreso el miércoles 20 de abril nombrando a Alfredo Palacio como su sucesor.

En aquel 2005 se implementó por única vez la disputa de dos campeonatos en una misma temporada. El fin de semana anterior a la caída del gobierno se había realizado la novena fecha del Apertura y la tabla estaba liderada por Liga de Quito que finalmente sería el campeón del primer semestre, mientras que el goleador era Otilino Tenorio quien en esa fecha había marcado un hat-trick a Emelec los cuales fueron, lamentablemente, sus últimos goles antes de su trágico fallecimiento semanas después. En lo internacional Deportivo Cuenca, Olmedo y Liga participaban en la fase de grupos de Copa Libertadores y de hecho el martes 19 de abril el Ciclón riobambeño venció de local al Junior de Barranquilla por 3-1.

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Otilino festejando sus últimos goles.

Por su parte la selección estaba al mando de Luis Fernando Suárez quien sucedió al Bolillo Gómez después de la (una vez más) decepcionante Copa América del año anterior y estaba encaminada hacia su segunda clasificación a un mundial tras derrotar en marzo a Paraguay por 5-2 y empatar en Lima ante Perú por 2-2. Como anécdota queda por destacar que en aquellos días el técnico colombiano convocó al goleador de la Sub-17, Felipe Caicedo, para un amistoso ante Paraguay a disputarse el 4 de mayo en New Jersey. (1)

(1) http://www.eluniverso.com/2005/04/20/0001/8/2A77284F5CA44A42AB4AF07E44BE51DD.html

Gerardo Garnica

@GerardoGarnica

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POLÍTICA DESDE NUESTRA SALA

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En los últimos meses hemos sido testigos del gran éxito de series televisivas con alto contenido político, dueñas del rating y de los comentarios en las redes sociales, en las que podemos ver a esos líderes políticos como lo que son al fin del día, seres comunes y corrientes, que triunfan en mayor o menor medida en sus entornos dirigiendo los destinos de los suyos y adquiriendo poder, gracias a su carácter y forma de ser.

“¿Hace ruido el árbol en el bosque que cae cuando no hay nadie para escucharlo caer?” dice una antigua cuestión filosófica. El auge del internet le ha dado a la gente el recurso más valioso con el que se puede contar: la información. Somos una sociedad hiperconectada, que tiene al alcance de su mano la capacidad de conocer los sucesos que ocurren en los lugares más remotos, y parecería que donde cae un árbol, siempre hay alguien listo y dispuesto para tomar la foto, el video, el audio y una foto con el árbol caído y compartirlo con el mundo.

Esta capacidad de saber que sucede a todo momento, lleva al ser humano a pensar más allá, pasar del qué al porqué: a tratar de averiguar la razón por la cual cayó el árbol, el motivo de la creación de un impuesto o la causa de una guerra. La discusión de las razones ya no es únicamente para los filósofos de cantina y las sobremesas de almuerzos familiares, sino para cualquier internauta que disponga de un poco de tiempo. Y es ahí donde los productores de televisión han encontrado un nicho para explotar esa curiosidad, para darle al espectador la oportunidad de saber, de primera mano, las razones por las cuales se toman estas decisiones, sin miedo a mostrar el lado humano que muchas veces influye al momento de las actuaciones de estos líderes de televisión: El lado que no se ve del poder.

La política y el poder no han sido temáticas ajenas en nuestras pantallas de televisión. Series como “The West Wing” en el ámbito dramático o “Spin City” en la comedia estadounidense, tuvieron en su momento gran aceptación entre los televidentes. Ahora, “House Of Cards” y “Game of Thrones”, son dos series que de forma diferente, giran alrededor de la política (entendida como la ciencia que trata el gobierno y la organización de las sociedades humanas, o la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad según la RAE) y el poder que la rodea. La primera tiene una temática netamente política y la segunda más bien, toca el tema sin que necesariamente sea este su ámbito principal.

Puede que existan más diferencias que semejanzas entre una y otra serie, pues la primera es el producto estrella de Netflix, el gigante de transmisiones de series y películas por internet, que ha creado una gran expectativa entre sus subscriptores al apostar fuerte en esta serie con actores de renombre como Kevin Spacey y Robin Wright como la pareja de moda de la Casa Blanca; y la otra tenga como carta de presentación el éxito que han tenido la serie de libros de George R.R. Martin, los cuales fueron llevados a la pantalla con gran fidelidad por HBO, uno de los más importantes canales de televisión por cable a nivel mundial, y que al ser televisión pagada, puede utilizar los recursos de desnudos y muertes sin miedo en su programación.

House of Cards desde un inicio nos atrapa de esa forma, pues Frank Underwood en su primera aparición en la serie mata a un perro moribundo, mientras le habla al espectador utilizando un recurso no muy común en series de dramas: “Hay dos tipos de dolor. El tipo de dolor que te hace fuerte. O el dolor inútil. No tengo paciencia para cosas inútiles. Momentos como este requieren que la gente actúe, que haga cosas que no son placenteras. Que haga lo necesario [mata al perro…]. Ya está, no más dolor.” El poder que tiene Underwood sobre lo que lo rodea, sea su esposa, sus compañeros congresistas en un principio y todo lo que viene después, pues no pienso spoilear la serie si aún no la ven, nos hace cómplices anónimos y silentes de sus actos inmorales o ilegales, los cuales explica con estas pequeñas conversaciones que tiene solo él con la audiencia.

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Game of Thrones en cambio, trata sobre esta misma sucia política, en un ambiente medieval, donde los asesinatos, las pasiones y las guerras por el poder están a la orden del día. Una gran cantidad de personajes con quienes de una forma u otra uno llega a sentirse involucrado, y puede entender la razón de su proceder, siendo la cereza del pastel la inexistente compasión de los escritores, a quienes tampoco les tiembla la mano al momento de cerrar una temporada con el asesinato del personaje más querido por la audiencia.

Y es así como por un lado mandamos un tuit en contra o a favor del presidente, salimos a las calles con el celular y la cacerola en mano para tomar la foto y subirla de inmediato a Instagram, y regresamos a casa para subir un status de Facebook con un resumen de la jornada: El árbol cayó y nosotros estuvimos ahí para escucharlo.

Y claro, después de todo, prendemos la TV y nos acomodamos para ver el nuevo capítulo de Game of Thrones o repetir tres capítulos de House of Cards, porque claro, ya los vimos todos, el día del estreno.