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Bohemian Rhapsody: Apoteosis y Nostalgia

Uno de los éxitos de la temporada ha sido el film inspirado en la vida del legendario cantante de la agrupación británica Queen. Presentando en específico en su carrera a la cima y su lucha por permanecer ahí. Privándonos de lo más profundo de sus orígenes o de su doloroso final, aunque insinuando algo de ellos. Bien así, lo mejor fue ver al Freddie glorioso.

A pesar de contar con los mismos integrantes de Queen para la elaboración del guión, la película incurre en algunas imprecisiones biográficas, la cual es normal en este tipo de producciones, pues siempre es necesario añadir más drama en las mismas. Tal vez la más importante es que su conocimiento sobre portar el VIH fue tiempo después del legendario concierto del Live Aid. Acá se puede leer algo más sobre estas inexactitudes.

 

Más allá de la completa fidelidad del relato, fue muy emocionante adentrarse en lo profundo de la humanidad de Freddie Mercury. Más allá de esa distante y casi perfecta súper estrella que se paseó por los escenarios estaba un hombre ciertamente seguro de su talento y lo hacía saber con cierta arrogancia a sus compañeros, radiodifusores y ejecutivos de casas disqueras. Un tipo sensible al que relaciones como la que sostuvo con Mary Austin los involucraban rotundamente, lo mismo con sus compañeros hombres, quienes mal o bien jerecieron alguna influencia en su vida. El excéntrico, el excesivo y sobretodo, el artista audaz, capaz de mutar cuantas veces sea posible para poder expresarse.

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Un detalle importante en la construcción de la historia de Queen fue el introducir cada paso que dio la banda con el origen y creación de varios de sus importantes clásicos, haciendo después partícipe al público con el “sing along” y pueda ser la proyección de la película más una fiesta. Algo fuera de lo común, a la vez que vamos descubriendo como fueron concebidas las más grandes ideas, los riffs y ritmos más importantes de su historia y tal vez de la historia de la música.

Finalmente es importante destacar que la producción fue prolija en unos detalles importantísimos. Uno es la peculiar dentadura de Freddie, tal vez algo exageradamente montada en la boca de Rami Malek, quien interpretó a Freddie Mercury, pero aun así, rasgo fundamental con el que de hecho el propio cantante justificaba su privilegiada y peculiar voz. Otra fue la reproducción fiel del viejo Estadio Wembley, recordando que fue demolido y hoy por el mítico escenario tiene una fachada totalmente distinta. Así mismo, Malek tuvo que memorizar todos los gestos y pasos que dio Mercury en el mítico show de Live Aid para reproducir fielmente el momento y por supuesto, halagar a la fanaticada.

No precisamente se trata de una producción muy profunda, con mensajes a la conciencia y reflexiones, mucho menos de una historia con una intrincada elaboración. Por supuesto que ese no era el objetivo, mas bien era entretener y conmover a través de la música. Es una biografía que tranquilamente se la puede encasillar en musical y que puede dejar satisfecho a un melómano promedio. Tal vez no tanto a un cinéfilo.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
freddie 70

The Show Must Go On

Cuando haces un recorrido musical a lo largo del tiempo, y decides hacer un viaje mental a un lugar donde hubieses deseado estar, inmediatamente teletransportas tu mente cuerpo y alma a un recital de Queen. En frente visualizas a un astrofísico blanco con un afro para el recuerdo haciendo maravillas con una guitarra, un bajista superdotado nacido en Leicester y un baterista épico británico. Frente de ellos, probablemente sin camiseta un señor nacido bajo el nombre de Farrokh Bulsara, un tenor nacido en el continente africano, que con su música, voz y espectáculo cambió por completo el espectro musical de su época y nunca falta en las listas como unos de los mejores frontmans de la historia de la música.

Freddie Mercury habría cumplido 70 años este pasado 5 de septiembre, y podemos decir que, su música, junto con Queen cuenta con un espacio especial en el alma de cada fan, sus letras y sus interpretaciones, su dominio escénico. Más allá de haber estado muy lejos tanto en el tiempo como en el espacio de ver a este genio en vivo, uno tan solo con escuchar su música o ver uno de sus conciertos, ve que no habrá nunca nadie igual. Sentir tu piel erizarse al sonido de canciones como Radio Ga Ga, Killer Queen o Somebody to Love no tiene igual, y difícilmente se repetirá con otro tipo de artistas o interpretaciones.

Este texto es un pequeño homenaje de un fan tanto de Freddie Mercury como de Queen, que sin saber mucho de música ni creerme conocedor, conozco muy bien la sensación inigualable de emoción pura que recorre las venas al cantar con tus amigos You Are My Best Friend, I Want to Break Free o la maravillosa  Bohemian Rhapsody. Y al final eso es la música, una sensación, una conexión con alguien más y para eso nada mejor que escuchar Queen y al inmenso Freddie Mercury.

Como dice la canción escrita por Bryan May, y cantada de manera genial por Mercury poco tiempo antes de fallecer, “The Show Must Go On”, el show de este gran artista va a continuar, ya han pasado casi 25 años de su partida, y nunca se detendrá.