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Los Excesos y la Gloria

Si algo está a la orden del día en Netflix es poner música de los 80. Para mantenerse en esa onda era imperioso contar la historia de uno de los protagonistas icónicos de la época como la banda californiana Mötley Crüe.

“The Dirt” es una producción audiovisual basada en el libro de nombre similar (The Dirt: Confessions of the World’s Most Notorious Rock Band) que a principios de siglo se encargó de relatar varios de los momentos más sórdidos de los miembros de este exitoso grupo, que eran bien conocidos no sólo por su enorme talento, sino también por sus excesos. Ciertamente, en la película no se cuenta nada que un melómano empedernido o un fanático más o menos militante de los Crüe no sepa.

Sin embargo, resultó valioso tener algo más que solo imaginar lo relatado en el libro y atestiguarlo como si se hiciera un viaje 35 años en el tiempo mientras se presencian las locuras de los muchachos, y es que se pudo identificar claramente el papel que cada uno de los miembros de Mötley Crüe desempañaba en la banda más allá del instrumento que tocaban o su posición en el escenario. Se trata más bien de un rol anímico y psicológico que aportó cada uno para que este grupo se convierta en un monstruo imbatible.

Nikki Sixx: el conocido bajista fue siempre el alma de la banda, la voluntad que la impulsaba, la mente creadora de los temas y la peculiar estética de los Crüe. La locura y rebeldía, aquella aura de peligro que rondaba cada caminata y presentación, además del innato carisma.

Tommy Lee: el prodigioso baterista fue el alma. El tipo buena onda, el dínamo inagotable, la energía vital. Puro carisma y alma joven imposible de caer mal. También el complemento ideal para las travesuras de Sixx, tal vez con algo más de conciencia que su compañero de los “gemelos del terror”.

Vince Neil: la cara, el marketing y glamour. Uno de los pioneros en cuanto a instaurar la clásica imagen de las bandas de rock glamoroso de los 80 que casi obligadamente debían tener un vocalista rubio y galante para que se lleve la atención de las muchachas. Un tipo codiciado.

Mick Mars: el guitarrista era la cabeza y conciencia del grupo. Al ser el miembro más veterano y por bastante de Mötley Crüe y al tener que soportar una enfermedad degenerativa ósea, Mars tenía que ser obligadamente la voz sensata del grupo, el que buscaba apaciguar el ímpetu de los demás y que ciertamente aportó a evitar un desastre.

“The Dirt” tiene una interesante novedad narrativa y es que tiene varias voces que cuentan la historia como son los 4 integrantes de Mötley Crüe además de su mánager de los años fundacionales, lo que hace a la historia aún más rica y verosímil a pesar que obviamente hubo ciertas modificaciones como en cualquier biografía llevada a la pantalla y que ciertamente son las voces de los actores que encarnan a estas personalidades.

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Las voces narrativas junto a las secuencias y planos ayudan a relatar cómo es de tumultuosa la vida de una estrella de rock. Con primeros planos, secuencias y edición aceleradas y un par de discretos efectos se describe los sórdidos momentos en los que el alcohol y las drogas se tomaban sus vidas. Los inicios tumultuosos y violentos , el trato por momentos degradante hacia las mujeres que recientemente se ha visibilizado en el mundo del espectáculo cuando en los 80 era pan de todos los días, entre otras cosas son los elementos mostrados de un camino que no precisamente es de rosas como el de la fama. El maquillaje y vestuario de los acordes fue minuciosamente puesto en escena dependiendo de qué etapa histórica iba siendo contada para evitar la decepción del fanático empedernido.

“The Dirt” es una historia divertida, atrapante y finalmente enriquecedora. Los protagonistas fueron retratados con sus humanos defectos que los hacen por momentos malcriados y desagradables. Del mismo modo se hizo énfasis en su sensibilidad de artistas y capacidad de madurez y evolución aceptando los golpes de la propia vida y del cambiante gusto del público, que así como a los Crüe, a muchas otras bandas exitosas de los 80 golpeó severamente. Totalmente recomendable para el melómano y para el nostálgico.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol