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Discos Imprescindibles: Alice In Chains – Unplugged

Revisión Especial de 20 años

El tiempo es inexorable y la buena música no se vuelve vieja sino que se convierte en clásica.  La mayoría conoce la historia de los famosos “Unplugged” de MTV, que básicamente han sido un formato de conciertos acústicos que se desarrollaron con gran suceso en los 90s y nos permitieron apreciar bajo otra perspectiva musical a nuestros artistas favoritos. Estos conciertos “desenchufados” con el tiempo se volvieron clásicos y en muchos casos generaron historias alrededor de su conceptualización y puesta en escena. Un Unplugged que trascendió en el tiempo y se convirtió de acuerdo a muchos críticos musicales en uno de los mejores fue el de Alice In Chains.

Alice In Chains - MTV Unplugged - Front

Grabado el 10 de abril de 1996 en el Brooklyn Academy os Music’s Majestic Theatre de la ciudad de Nueva York, fue oficialmente publicado el 30 de julio de 1996. Alice In Chains regresaba a los escenarios luego de tres años de ausencia, a pesar de que a finales del año 1995 había visto a la luz su último disco homónimo Alice in Chains y a que  tampoco pudieron realizar la gira programada para el año 1994 luego de que viera a la luz uno de sus trabajos más exitosos: el ep.  “Jar of Flies”, debido al camino hacia la autodestrucción que había seguido su vocalista Layne Staley (del cual ya no saldría poniendo fin a su existencia el 5 de abril de 2002).

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“I would have to say this is the best show we‘ve done in three years” Layne Staley.

Layne It´s the only one…… Jerry Cantrell

Abstraerse y tratar de hablar solo de su versión editada en disco es un poco complicado porque el show que fue televisado y posteriormente editado sin cortes (tienen que intentar ver esta versión) permite apreciar aún más la complicidad y dimensión musical a la que llegaron en este performance.

 El mismo no podía iniciar mejor que con “Nutshell”. Los primeros acordes suenan y uno a uno los miembros de AIC van entrando al escenario, el último en ingresar es Layne o lo que empezaba a quedar de él (con un aspecto enfermizo casi de un cadáver). Se escucha y se ve la ovación con la que es recibido, su voz desgarradora se hace presente y te sumerge en su dolor, te advierte que está peleando pero que no sabe si lo va a lograr, es muy difícil no emocionarse con esta versión, más aun con el pasar de los años. (“We chase mi sprinted lies, we face the path of time, and yet I fight, we chase mi sprinted lies, we face the path of time, and yet I fight and yet I fight, this battle all alone”…)

 

Enseguida te vuelven a golpear con “Brother”, otra vez ese rasgado triste de Cantrell acompañado magistralmente por Mike Inez en el bajo, Sean Kiney en batería y Sean Olson en la segunda guitarra (este último como invitado especial). Acá se puede apreciar a parte de su calidad musical,  otro de lo que fue su sello inconfundible: el uso de las armonías vocales, esa manera en que las voces de Staley y Cantrell se complementaban y apoyaban te hace erizar la piel.

 Suena luego “No Excuses”, extraída del increíble Jar of Flies, nuevamente el dúo vocal Staley y Cantrell al 100% haciendo una versión perfecta de la canción.

Uno de los momentos especiales llega con Sludge Factory. Previo al primer intento de tocarla Layne hace una referencia a los miembros de Metallica que se encontraban presentes en el show y Mike Inez toca brevemente en su bajo el intro de Enter Sandman. En su bajo tenía un mensaje para la nueva imagen de Hetfield y los suyos (que habían lanzado el controversial Load) que más o menos decía esto:

friends don't let friends

Los amigos no dejan a los amigos que se corten el pelo como los amigos

Si bien en el disco se encuentra editado, Staley cometió un error al olvidar partes de la letra de la canción, frustrado por estos, emite un sentido “Fuck”… pero ahí estaba Jerry Cantrell, que en uno de los momentos más tensos y surrealistas de la noche, lo tranquiliza diciéndole palabras más, palabras menos: “te equivocaste, tranquilo todo está bien vamos a hacerlo de nuevo”.

A continuación vienen tres canciones de su aclamado disco Dirt: Una emotiva Down in a Hole. Otra vez la voz de Staley te cala en los huesos. Al respecto sobre este performance, Mike Inez comentó: “Lo de Layne esa noche fue tan inolvidable. Su voz, sobre todo  en “Down in a Hole”, todavía trae lágrimas a mis ojos. Hubo un par de ocasiones en las que tuve que apartar mis ojos de Layne y recordar ¡Hey, estás trabajando!, no soy un fan y debo concentrarme en tocar mi bajo”.

Sigue “Angry Chair” con ese tándem vocal perfecto de Staley – Cantrell para dar paso a la sublime Rooster, canción que trata de una manera desgarradora lo que vivió el padre de Jerry Cantrell cuando estuvo en la guerra de Vietnam y cuyo apodo en la U.S. Army era precisamente Rooster (Ain’t found a way to kill me yet, eyes burn with stinging sweat, seems every path leads me to nowhere, wife and kids, household pet, army green was no safe bet, The bullets scream to me from somewhere)  y que Alice in Chains te lo hace sentir como si tú fueras quien vivió esa historia… “Oh God please won’t you help me make it through”.

 

Viene “Got me Wrong” para posteriormente interpretar una canción que pedía a gritos en su momento una versión menos eléctrica y que tiene su recompensa acá, me refiero a “Heaven Beside You” que en mi opinión, esta  versión acústica es la definitiva. Se aprecia mejor ese toque de guitarra country al inicio y en los intermedios. Pienso que la del disco en estudio deberíamos considerarle como una versión alternativa. En esta canción se roba el show la performance vocal y musical de Cantrell. Al final de su interpretación la emoción de Staley se evidencia al mencionar que es el mejor concierto que han dado en tres años, a lo que Jerry le corrige: “Layne es el único”.

Suena “Would” que nos traslada a la película de culto de Cameron Crowe: “Singles”, seguida de  una versión más oscura de “Frogs”, canción extraída de en el que ese momento era su último disco en estudio: el homónimo Alice in Chains.

Finalmente  tratan de cerrar su concierto con “Over Now”, se podría decir que con broche de oro. Una canción perfecta, ni tan lenta ni tan triste para que la gente salga tranquila a sus casas. Al final de la misma y  luego de dar las gracias respectivas, alguien por ahí alguien se manda un: “Hey fuck you man”. Lejos de tomárselo a mal como suelen hacerlo otros “rockstars”, Layne responde con un “One More” y Jerry explica que lo que va a sonar a continuación es algo que estuvieron tocando en las pruebas de sonido y que le darán una oportunidad. Luego de una intro vocal en tono country de Staley suena la canción inédita escrita por Cantrell “The Killer Is Me”. Cabe mencionar que es la única versión que se ha escuchado hasta la fecha, no se ha grabado para ningún disco o EP  de estudio, lo que la hace aún más especial.

 

 

en algunos intermedios de las canciones, la improvisación y toma final de una canción inédita con la que cierran el concierto y el que este sea considerada la última presentación oficial de Staley e incluso sea referenciada por muchos fans como su despedida de la banda, hace de este Unplugged uno de los más especiales,  por lo que no puedes dejar de escucharlo y mirarlo en algún momento de la vida. Parte esencial de la historia del rock  de los 90s este Alice In Chains – Unplugged.

Layne Staley, lead singer of Alice In Chains performing on MTV Unplugged in 1996 Photo by Frank Micelotta/Getty Images

Layne Staley, lead singer of Alice In Chains performing on MTV Unplugged in 1996 Photo by Frank Micelotta/Getty Images

Jorge Aguirre
Quito
Since 1980
Hablamos de fútbol, finanzas, música y cine.
La Loma Grande
Rock N´Roll, Futbol, Café y Chocolate
jefferson perz

A 20 años de la Medalla de Oro

Los años 90 creo, construyeron un cambio en la autoestima del ecuatoriano desde el punto de vista del deporte, tal vez porque a esas alturas ya había un despliegue mediático superior. Habían pasado años desde los campeonatos de tenis de Pancho Segura, las medallas de natación de Jorge Delgado, el título mundial de Taekwondo de José Cedeño y el final del Siglo XX traería nuevos aires.

En 1990, el Roland Garros obtenido por Andrés Gómez y Barcelona SC finalista de América (a su tiempo, realmente notable) eran señales de tiempos nuevos. El fútbol con una generación de nuevos talentos eran más motivos de alegrías que de vergüenzas a nivel selección, pero hacía falta sacarse ese par de espinas que desinflaban el ego nacional: la clasificación al mundial de fútbol y la medalla olímpica.

En el Verano de 1996, la expectativa era la de siempre en territorio nacional: ojalá alguien gane una medalla, pero lo más probable es que no. Los adictos a las transmisiones deportivas seguían a las proezas de Donovan Bailey, Michael Johnson y los últimos destellos de gloria de Carl Lewis. Fascinados con la medalla dorada de la costarricense Claudia Poll en natación, con las bellas integrantes de los equipos del en ese entonces recientemente olímpico vóley de playa femenino y con la magia de un joven Ronaldo Nazario de Lima con la selección de fútbol de Brasil. De los 19 representantes ecuatorianos se esperaba poco y nada, tal vez, Rolando Vera.

De cuando los himnos de los eventos deportivos eran bonitos

Había un antecedente, en los Panamericanos de Mar del Plata en 1995, la única medalla de oro la obtuvo “un tal” Jefferson Pérez para los ecuatorianos en los 20 kilómetros de caminata. Nada que mucha gente realmente haya puesto atención ni que ahora se lo recuerde. Así, casi en el anonimato, el cuencano emprendía muy temprano por la mañana de un 26 de julio de 1996, la caminata que marcaría su vida.

El ecuatoriano mayor de 40 años se enteró del suceso buscando iniciar sus jornadas productivas, el que es menor de esa edad y vivía en la Sierra, estaba de vacaciones y lo vivió en pijamas si acaso se había despertado. Los que alcanzaron a verlo en vivo, vieron menos de la mitad de una carrera que fue transmitida intermitentemente hasta que era obvio que el negocio era seguirle al competidor del país, pues se mantenía en un pelotón puntero que se iba reduciendo: a 15, 10 y luego 5 integrantes.

Acá un buen resumen de lo que fue la competencia de Atlanta 1996

Jefferson Pérez de pronto sobrevivía a la extenuante prueba en aquel deporte rarísimo que los pocos que estaban siguiendo en vivo la competencia se iban “desayunando” de lo que trataba. Lo importante es que ya estaba entre los 3 primeros y la soñada medalla empezaba a asegurarse. El sprint final en el que se desprende de todos para ganar el primer lugar es casi mágico aunque igual, el momento más importante del deporte ecuatoriano no fue tan seguido por la hora en que se desarrolló, el poco conocimiento sobre la caminata o marcha y lo escasamente mediático de Pérez en aquel entonces.

De ahí, vino el exceso. La marcha y su técnica era moda en el país, aunque más para hacer parodia, pues su correcta ejecución es sumamente difícil y va más allá de mover las caderas. Dicho sea de paso, hasta el famoso merengue “la dueña del swing” se puso muy de moda.

Jefferson Pérez era invitado a todos los espectáculos y shows de T.V. e incluso, a la transmisión de mando presidencial, motivó spots publicitarios, desde los más emotivos y patrióticos hasta otros mucho más relajados. De pronto, todo ecuatoriano se convirtió en “experto en marcha”… ¡Bah! Sabíamos que básicamente había que siempre poner un pie en el piso y que si te cuentan 3 faltas, estabas fuera de la carrera.

Las expectativas para los siguientes Juegos Olímpicos fueron distintas. Pérez cargaba con la presión de todo un país. Las carreras de 20 km caminata en Sídney 2000, Atenas 2004 y Beijing 2008 fueron transmitidas en cadena nacional y cual llegada del Papa. La experiencia para el ecuatoriano fue agridulce, pues en 2000 y 2004 se ubicó cuarto, mientras que en 2008 obtuvo una importante medalla de plata.

Los Juegos Olímpicos nunca volvieron a ser experiencias del todo gratas para los ecuatorianos (¿y cuándo lo han sido?), pero Jefferson Pérez no paró de labrar una carrera espectacular en su especialidad, ganando 3 veces el primer lugar en los mundiales de atletismo e imponiendo en 2003 una marca mundial. Bien puede ser Pérez ubicado como uno de los mejores de todos los tiempos en esta especialidad, una especie de Cruyff de la marcha, no sé, tal vez exagero.

Ecuador tuvo la oportunidad de hacerse notar mediante una de las competencias deportivas con menos seguimiento y expectativa del mundo, un logro que como sea, sí hizo sonreír. Después vinieron los éxitos futbolísticos en el Siglo XXI y una nación que ya se siente no tan incógnita. De Jefferson Pérez queda la imagen de un joven desvaneciéndose mientras alcanzaba la preciada medalla dorada y posterior a eso, un discurso enfocado a la motivación personal, que a unos inspira y a otros fastidia. Pero esa autoridad para impartirlo se la tiene bien merecida, al fin y al cabo, es el protagonista del mayor acontecimiento deportivo de la historia de la nación. Esperemos que en Río de Janeiro alguien más alcance aunque sea un podio, sería lo mejor para el Ecuador que las medallas olímpicas no sean patrimonio exclusivo del gran Jeff.  Ahora la delegación ecuatoriana duplicará (38) a la de Atlanta.

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol