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Mi actitud “Catenaccio” con la vida

Cuando se habla de “catenaccio”, a cualquiera que algo entienda o guste de fútbol se le viene a la mente Italia. Efectivamente, esa es una palabra italiana que se traduce algo así como “cerrojo”. Pero aparte de remitirnos a la nación europea, aquella palabra a los futboleros nos quiere decir “fútbol defensivo” e impregnado en lo defensivo se llega a la valoración subjetiva de que es “feo” o “anti estético”.

Pues bien, grande es la sorpresa al saber que el catenaccio no fue inventado en Italia, sino que el DT austríaco Karl Rappan fue el primero en poner en práctica el “cerrojo” (Riegel en alemán) al mando de la selección Suiza y con la cual, derrotó a la Alemania del Tercer Reich en el Mundial de Francia en 1938, cuando se le ocurrió la brillante idea de ubicar uno de los volantes de la en ese entonces popular figura táctica “WM” por detrás de la línea de tres defensores y así es como se le atribuye el invento de este sistema.

Pero este artículo no se va a esforzar en hablar mucho de táctica, sino de aplicarla en el mundo real. La historia cuenta que el catenaccio comienza a imponerse a finales de los años 50 que fue nefasta a los equipos italianos en cuanto a resultados. Nereo Rocco, uno de los ilustres DT de esta filosofía, asumió la dirección técnica de Italia en los Juegos Olímpicos de 1960 y la ubico en un razonable cuarto puesto, Rocco se hizo famoso llevando al modesto Padova a estar cerca del Scudetto con un juego impresionantemente defensivo donde la idea era impedir que el rival desarrolle alguna jugada de ataque.

¿Por qué aplicar esta filosofía? Gianni Brera, periodista quien acuñó los términos “catenaccio” y “líbero”, además de creyente a muerte de los conceptos defensivos, sostenía que por factores derivados de la guerra, en Italia no se habían formado los grandes atletas que requería la alta competencia. Es decir, no se estaba a la par física de otros países, por lo que disputarles un juego o competición “de igual a igual” era una locura. Era necesario agazaparse, esperar y con mucho oportunismo, dar el golpe de gracia.

Fue así como en los sesenta el AC Milan y el Internazionale dominaron el fútbol europeo, con Rocco y el DT argentino Helenio Herrera, como sus gurús. La selección italiana ganó la Eurocopa de 1968 y en el Mundial iba todo bien hasta que se topó con el Brasil de Pelé y constelación de estrellas con las que no hubo recaudos que basten para controlarlos.

Después de toda esta aburrida lección de historia del fútbol, debo desarrollar el punto que involucra a mí mismo. Pues sí, yo crecí con esa sensación de pocas habilidades para sobrevivir: miope, tímido, de torpe andar. Lo que, al igual que Brera, me hizo ya desde muy joven reflexionar con un: “no puedo jugarle de igual a igual a la vida, me va a pasar por encima”. Por suerte, a este sujeto tímido tampoco es que le guste perder. Es así como me hice al adepto al catenaccio.

Darse cuenta de ello es fácil. Si juego fútbol, no me voy a poner al ataque, mi torpeza acabaría con las jugadas del equipo, mi posición siempre será volante 5 o back centro, donde puedo destruir el juego rival por las buenas o por las malas. Alguna vez que me invitaron a un campo de Paintball, pasé en las trincheras lo más que se puede, pues el campo visual con esos cascos se me reduce notablemente y era totalmente insano correr por ahí en esa condición. Me fue relativamente bien agazapado y disparando lo justo y necesario. Jugando cartas, prefiero que todos hablen y jueguen toda su mano, mientras yo callo, me hago el cojudo desentendido y arraso con la mesa en la jugada final.

Si salgo a la calle, me aseguraré de llamar poco la atención y caminar rapidísimo, enfrentarme frente a frente a un delincuente me parece irresponsable. Si estoy en una discoteca o similar, jamás sacaré a bailar algún ritmo complicado, cualquier monótona melodía anglosajona la usaré en mi beneficio y cuando pongan Salsa y demás bailes científicos, fingiré esguince. No me puedo dar el lujo de competir y quedar en ridículo frente a los trompos que están a mi lado. Desde luego, a los bares de temática tropical me he autoimpuesto una veda.

Para el que usa el catenaccio como regla de vida, el arte de la seducción se remite a hablar poco y ser ágil para el esporádico chiste, eso de ser el centro de atención está bueno para los Barney Stinson de la vida, pero no para uno. En el trabajo, buscar primero que nadie las tareas agradables y fáciles y hacerse el loco con las difíciles es catenaccio. El sentarse en los puestos de atrás en las aulas escolares, colegiales y universitarias es catenaccio crudo y duro, así, hay menos posibilidades que el profesor ponga a prueba tu mediocridad. Claro está, si por un milagro de Diosito, sabes la respuesta, no dudes en contestar anticipando al nerd del curso y sin levantar la mano si es posible. Todo esto, lo ha aplicado con suceso su servidor.

Muchos de esos “capos de la vida”, expertos en coaching, management, auto ayuda, motivación, liderazgo y toda esa sarta de babosadas que se han inventado en estos tiempos, etc., dirán que es una táctica mediocre. Pues sí, la es. Aunque pensándolo bien, no puedes decir mediocre a algo que busca ganar, el catenaccio más bien es el reconocimiento de todas tus debilidades y evitar a toda costa que se expongan y potenciar lo poco bueno que tengas, como los economistas dirían: “maximizar beneficios, minimizar costos”. Es saberte: turro, malo, torpe; pero aún así, buscar la gloria. Es muy difícil hacer la de Sócrates o Zico, si no naciste iluminado, es mejor buscar ser Paolo Rossi.

Y tú, ¿en qué cosas aplicas el catenaccio en tu vida?, ¿compras cosas lindas en outlets?, ¿conduces el automóvil como abuelita? Puedes expresarte acá. ¿Qué gane el mejor? Como dijo el gran Nereo Rocco: “¡esperemos que no!”.

Me ilustré bastante para ahcer este artículo, leyendo: http://www.jotdown.es/2014/02/el-hombre-que-invento-el-catenaccio/

Edison Guapaz Zambrano
Guitarras y gol
3 comentarios
  1. David
    David Dice:

    Creo que pocas veces me he sentido tan identificado con un artículo. A veces el mejor ataque es la defensa, y ante situaciones en las que definitivamente no eres el mejor, es mejor esperar agazapado para sobresalir lo justo en el momento adecuado. Que grande el artículo.

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  2. Denisse Dice:

    Es la primera vez que te leo, me gustó muchísimo. Creo que muchos vamos decir que nos sentimos identificados, no sé si todos sean sinceros con eso, pero personalmente fue como leer todo lo que he sido en mi vida.

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  3. Kross
    Kross Dice:

    Todos alguna vez aplicamos el Catennacio porque en esta vida muchas veces hay que vivirla como un partido analizando siempre la,mejor táctica a aplicar

    Responder

Desahógate

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