La batalla de Berlín: dos grandes, dos momentos distintos

Al Olímpico de Berlín llegaron 2 equipos con realidades diferentes pero que en común tienen una enorme historia de triunfos y fanáticos a raudales en todo el planeta fútbol.

El Barca se presentó como favorito absoluto desde el inicio de la temporada 2014-2015 de Champions y con la intención de continuar la hegemonía europea que se ha materializado en 4 títulos de Liga de Campeones en lo que va del siglo XXI.  Mientras la Juve fue casi un outsider puesto que sus más recientes participaciones en Champions decían que desde la temporada 2002-2003 no superaba cuartos de final, esa tendencia más las horas bajas que vive el calcio en general no hacían esperar que el “bianconero” pudiera disputar una final y menos aún ganarla.

En terreno futbolístico la realidad también difería, mientras los catalanes gozan de una plantilla vasta, con un estilo patentado y perfeccionado con el pasar de las temporadas. Los turineses llegaron con un grupo de jugadores que cubre con justeza las necesidades del exitoso esquema táctico que se aguanta en una sólida línea de tres y que han aplicado con notable éxito en la liga local los dos últimos DT’s del cuadro italiano. Pero del esquema de eficacia defensiva (3-5-2) que le dio resultados positivos a Conte y Allegri se debió pasar a un 4-4-2 que desnudó flaquezas defensivas, algo contrario a la campaña realizada hasta ese momento; los números decían que hasta antes de la final los de Turín habían recibido 7 goles en 9 juegos mientras el Barcelona había encajado 10. La ausencia de Chiellini por una lesión muscular develó que en cuanto a filosofía de juego hay también una diferencia notable entre catalanes e italianos, mientras para el Barca su sistema táctico y modelo de juego no depende de los hombres en el caso del Juventus su esquema depende de los jugadores, al punto que al faltarle una pieza debió modificar el estilo que le hizo acariciar la gloria europea en esta temporada.

Con la línea de 4 hasta cierto punto forzada se desnudó el fondo italiano y al poco de iniciado el juego ya los culés advertían que marcar no iba a suponer un obstáculo. Al minuto 4, Rakitic adelantó al Barcelona y confirmó que La Vecchia Signora no iba a presumir de un fondo sólido en la final de Berlín. La dinámica de juego en lo siguiente cambió, ya con el marcador en contra los italianos debieron adelantar líneas y quitarle el balón al Barcelona; tarea difícil que sin embargo consiguieron y al minuto 24 Morata y Marchisio probaron de media distancia e inquietaron la meta catalana. Con mucho esfuerzo y desgaste de energía, los bianconeros recuperaban el balón y lo convertían a jugadas peligrosas aunque no tan claras,  mientras el Barca proponía un desgaste del esférico y del tiempo, consiguiendo así irse al descanso con la victoria parcial.

Para la segunda etapa Allegri mandó a sus jugadores al todo o nada, lo que ocasionó que el juego se volviera de ida y vuelta. Buffon debió extremarse en algunos intentos de Suárez y Neymar, mientras los delanteros de la Juve no eran lo suficientemente claros como para amenazar la meta rival y no fue si no hasta el minuto 55, cuando anotaron en una jugada de desborde y regate, Morata pescó un rebote luego de un gran disparo de Tévez. Luego del empate ambos conjuntos se preocuparon poco por la tenencia y la rotación del esférico y fueron muy directos a meta contraria. En ese da y recibe volvió a lucir malogrado el fondo italiano y a pesar de las grandes intervenciones de Buffon cayó en dos ocasiones más su meta. Al 68 Suárez encontró para sí un nuevo rebote del meta y sin cobertura alguna marco el segundo, al 96 Neymar puso cifras definitivas y concretó el 3-1.

Finalmente el gran favorito se alzó con su quinta orejana y relegó a la Juventus al segundo lugar. Con esta fueron 4 las finales perdidas por la Juve y a pesar del sabor amargo, seguro le deja a sus aficionados una esperanza de ver nuevamente a su cuadro como protagonista. La Vecchia Signora mantiene una hegemonía en el calcio y amenaza con expandirla a nivel europeo; hay indicadores positivos que pueden hacer presumir que volverá a ganarse un espacio en la élite; la construcción de su nuevo estadio, la adopción de un estilo de juego muy parecido en los últimos años junto a una base importante de jugadores italianos y con ascendencia en la plantilla hace ver que el manejo del club bianconero apunta a cosas grandes.

Sebas Calero